La clausura

91 7 0
                                    

Cuando Erizo y David se encontraban trabajando en su oficina, la radio interrumpió su alegre música para pasar un comunicado de la dirección de salud alertando a la población para que tome medidas para evitar la transmisión de la leptospirosis, sobre todo en lo concerniente al manejo de los alimentos.  

—¿De dónde habrá salido esa enfermedad?—preguntó Erizo.

—Según lo que sé, viene de las ratas.

—En el comunicado dice que se desconoce el origen pero se alerta a la población para eliminar los vectores de transmisión.

—De algún lado están entrando a la ciudad alimentos contaminados.  Pueden venir hasta en latas de conserva.

—¿El alimento ya está contaminado adentro?

—Adentro no, pero en los depósitos donde hay muchas latas, caminan las ratas y ellas contaminan las latas. Cuando la lata se abre, el contenido se contamina.  Si se come directamente sin cocinarse, se contrae la enfermedad.

—Uuuh… tengo que avisarle a Max que tome las medidas.

—Avísale. Pero va a ser difícil que le des algún consejo que no esté ya siguiendo, con la obsesión por la limpieza de alimentos y utensilios que Max les inculca a sus cocineros. 

—¡Es cierto! Tiene hasta termómetros para carne que miden la temperatura interna de carnes y asados. 

La radio continuó con sus comunicados a la población.

—"... según informes de la Dirección de Salud, la cifra de fallecidos por la epidemia ya se eleva a 19.  En el Hospital General informan que los enfermos ascienden a 50. No tenemos aún datos de los centros de salud privados, pero se estima que podrían duplicar esa cifra.  Se vuelve a rogar a la población que extreme medidas de seguridad e higiene."

Erizo llamo a Max al restaurante.

—Hola, ¿Max?

—Hola, mí amor. 

—¿Has escuchado las noticias en la radio?

—Sí, es un desastre.  Dicen que los muertos ya superan los 30. No saben de dónde vino la enfermedad, no saben por qué los enfermos están tan graves, ni siquiera saben porqué se ha vuelto epidemia siendo que se cura con simples antibióticos. 

—Pero… ¿cómo puede ser eso?

—Hay alguna información que están ocultando.  De todos modos yo tuve una charla con mis cocineros para que eviten contagiarse manipulando ingredientes, o que pasen la enfermedad de un ingrediente a otro. 

—¿Pero cocinando no se muere la bacteria?

—Sí. Pero el problema son los alimentos crudos, como ensaladas o frutas.

—Aahh…— quizás tengas que reformular algunas recetas. 

—Reformularlas… o suspenderlas hasta que pase la crisis.

En los días subsiguientes y aún con todas las medidas que le ordenaron tomar a la población, la crisis epidémica, lejos de mitigarse, se agudizó. No obstante, la población ya estaba más atenta a los posibles síntomas y empezaba a referir la conducta que tuvieron los contagiados antes de presentar síntomas. Y lamentablemente la gran mayoría refería haber comido en comedores, bares, carritos y restaurantes. 

Razón por la cual el gobierno de la ciudad intimó a los locales de comidas que adopten las medidas necesarias de higiene y bioseguridad.

Pero la gente seguía refiriendo que enfermaba después de visitar locales de comidas.  Hasta que salió la noticia de que el hijo del alcalde de la ciudad estaba en estado crítico, y los familiares decían que siempre la familia iba a comer a "La Fourchette d'or" el restaurante más caro y lujoso de la ciudad, que era frecuentado por políticos y personalidades. Se supone que un restaurante tan caro como ese debería estar al tope con las medidas de seguridad, pero si La Fourchette d'or estaba contaminado seguramente todos los restaurantes de menor categoría ya eran vectores de contagio. 

MI PRIMERA CITA CON MAXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora