Fin de la piyamada

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Invité a Max a mi piyamada con Oscar porque me pareció un chico simpático.  Pero cuando apareció y lo vi bien, me pareció más que lindo.  Sentí por él lo que no había sentido por ningún chico antes. Me nubló los sentidos y durante toda la piyamada me comporté como una tonta, y no podía parar de mirarlo.  Me parecía tan seguro, tan serio, que me vi como una nenita estúpida disfrazándome y jugando como lo pedía Oscar.  Quería dar ante Max la imagen de una chica que se sabe divertir, pero con madurez.

Sé que Oscar se molestó, y me siento mal por él, porque había planificado esto toda la semana. Pero si yo había logrado tenerlo tan cerca a Max, no lo iba a dejar escapar.  De todos modos, Max se percató de que Oscar estaba molesto, y me dijo al oído que gracias por la invitación, pero que tenía que irse.  

Lo acompañé hasta la calle y antes de despedirlo sentí la necesidad de decirle algo.

—Gracias por venir...

—Gracias a ti por invitarme. La pasé mejor de lo que esperaba.

—Yo también la pasé muy bien contigo. La verdad que te invité como amigo pero después...

(¡Ay! ¿Qué le digo? ¡no sé cómo seguir!)

—¿Qué pasó? ¿me porté mal?

—¡No, para nada, Max! Estuviste fantástico. Es que a medida que estabas a mi lado y conversamos, me fue pasando algo... raro. 

—¿Qué te pasó?

(Uy, aquí viene.  Se lo tengo que decir.)

—Me empecé a preguntar ¿cómo es que a este chico la novia lo dejó venir a una piyamada?

—Pero ...si no tengo novia.

(¡Iupii!  ¡No tiene novia! ¡Hay que atacar!)

—Eso yo me dije también. Que a lo mejor tuviste la libertad de venir porque no tienes novia. Después empecé a preguntarme (risita, luego se pone a sonreír y lo mira a los ojos) ¿cómo es que un chico tan lindo no tiene novia?

(¡Uy, se quedó tildado!  ¡No tendría que haberme largado a decirle lindo tan pronto!)

—¿Yo... te parezco lindo?

—Lindo no,...  una preciosura. 

(¡Idiota! ¡La embarraste más!  Bueno.. al carajo, ya estoy quemada. )

—Eh.. quiero decir que a cualquier chica le parecerías lindo...

—Es que la mayoría de las chicas lindas que conozco ya tiene novio. Como por ejemplo, tú con Oscar...

(¡Lo sabía! ¡Se estaba conteniendo por Oscar! ¡Hay que alejar a ese tonto!)

—¡Oscar no es mi novio! Es sólo un buen amigo. Somos amigos desde bebés y por eso hacemos pijamadas juntos. Pero no somos novios. 

-Ah., ¡qué sorpresa! Realmente pensé que eran más que amigos.

—No. Solo amigos.

—Entonces... ¿tú tampoco tienes novio?

(¡No! ¡No tengo novio, tonto!  ¡Ya tienes que darte cuenta que Estoy libre!)

—Me pasa lo mismo que a ti: todos los chicos que conozco ya tienen novia. Tú eres el primer lindo que conozco sin novia (lo mira a los ojos)

—Y tú también eres la primera chica hermosa de conozco que no tiene novio. 

(¡Me dijo hermosa!¡ me dijo hermosa! ¡Ay, me muero!)

—Ay, Max... ¿En serio te parezco hermosa? 

—Eres la chica mas linda que he conocido.

(¡No puedo creer! Me está piropeando! ¡Y yo no sé cómo contestarle algo lindo! ¡Me sorprendió tanto que solo pongo está sonrisita estúpida!)

—Erizo ¿Quieres que te confiese algo...?

—¿Qué?

—Varias veces durante la pijamada deseé qué Oscar no estuviese...

(¡Por Dios! ¡Esto se viene!)

—Max... me haces poner colorada..

—Parece que no estás muy acostumbrada a que te digan estas cosas...

(¡Claro que no! ¡Y menos que me las diga un bombón como tú)

—No, para nada. Y además tengo que hacerte una confesión yo también...

—Dime.

(¡Ay, por Dios, que nerviooos! )

—No quería admitirlo, pero varias veces en la noche...yo también tuve ganas de que no estuviera Oscar. 

—¿De veras?

—Te miraba y te miraba... y me corría algo por dentro que ... me hacía tener ganas de ... quedarme sola contigo...

—Erizo...qué hermoso lo que me dices... 

(¡Ya está adentro! ¡Ya está adentro! ¡Solo un tironcito más!)

 Max quedó un momento en silencio.

(Ay, ¿que pasó? ¡Me tiré a la pileta y se quedó tildado de nuevo!  ¡Por favor dime algo!)

—¿Tienes algo que hacer mañana a la noche?- preguntó Max, tímidamente.

(¡Ay Dios! Se va a producir el milagro!)

—¡No! ¡No tengo nada mañana a la noche! 

(¡Cálmate tonta! ¡Estás sonando como desesperada y lo vas a asustar!)

—Entonces... ¿Quieres venir a mi cabaña? Prepararé algo bueno para cenar, mientras escuchamos unos buenos temas, y luego si quieres, podemos ver una película.

(¡Siiiíiii!!  ¡Síiiiii! ... ¡Por fin!  ¡Me invitó a su cabaña! ¡No lo puedo creer!  ¡Gracias Dios! 

—Sí, Max. Me encanta la propuesta.

(Ay, ¡qué lindo sería una cena romántica con música suave, y  los dos abrazaditos viendo una película de amor!.... Ayy.  ¡quiero abrazarlo fuerrrrte!)

—Bueno te espero mañana a las 22. ¿podría ser?

—Sí, perfecto,  allí estaré.

—Bueno, voy a ver qué preparo de rico para cenar con mi Erizo, —dijo mirándola a los ojos con una sonrisa.

(¡Por Dios! ¡Dijo "mi Erizo"!  ¡Ya me considera suya!  ¡Ya soy su novia!?)

—.. y no te pongas nada sofisticado. Ven así como estás ahora.

—¿Por qué?

—Porque así te conocí y así me gustas...

 Erizo casi se derrite cuando escucha eso. Su amor le reveló sus gustos y empezaba a imponer sus condiciones. Le encantó que él comenzara a asumir el papel de macho dominante ya desde el principio. Y sintió la agradable sensación de ser protegida, deseada y contenida por alguien que no le exigía que se vistiera sofisticado.  Que le gustaba ella tal cual era.  Le parecía un chico fascinante. No podía esperar para esa primera cita.  Contaba las horas y los minutos.  ¿Tendría su primer beso?

MI PRIMERA CITA CON MAXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora