(Brett)
-Toma.- Sam me entregó la caja de pastillas que le pedí.
-Gracias.
-Yo todavía no entiendo por qué no vas tú por ellas.
-Alan, sólo puedo comprar cierta cantidad con receta. Me mandarán al carajo si pido otra. Ya son dos esta semana.
-¿al menos sirve? ¿Para qué son?
-Controlar la ansiedad.- saqué dos pastillas del empaque y fuí a la cocina por agua.
-si te pone tan mal no ver a Bernard, deberias hablar con él.
-No gracias.
-Brett, miráte.- Alan me señaló.- siempre pensé que eras un hombre apuesto, pero ahora de verdad das asco.
-necesitas un corte de cabello.- dijo Sam.
-Debería decirle a la estilista de la banda.-comenté restando importancia mientras tomaba la última de mis pastillas.
-Al diablo con ella, yo puedo hacerlo.
Alan y yo la miramos.
Suspiré.
-por favor no me trasquiles.
-Te prometo que no.- sonrió y rápidamente se dirigió a casa para traer... lo que sea que necesite para cortarme el cabello.
Ni siquiera lo veía tan mal.
La miré correr cruzando la calle, apurada y con una sonrísa casi malevola.
-Es encantadora.-comentó Alan.
-Eso creo.- reí.
Sabía a dónde iba Alan con todo esto, lo sabía porque le conocía tan bien como a la palma de mi mano, es aquí cuando debo frenarle antes que sea tarde y comience con disparates.
-¿Y qué con ella?- preguntó.
-pues nada, estoy con bernard.
-¿Y eso te importa?
Casi pude jurar que el corazón se me detuvo por un instante.
Llegué a pensar que Alan sabia todo lo ocurrido en Los ángeles.-¿Qué quieres decir?
-Que cuando hablaste con Sam por primera vez me dijiste que te gustaba, y en ese momento también te gustaba Bernard.
-Sam sólo me atraía. Y en ese entonces aún no aceptaba que me gustaba bernard.
Alan me miró y se sentó en el sillón sin decir nada.
-como digas.
•°•°•°•
No tengo idea si era yo o realmente el tiempo pasaba como en un sueño.
Estaba tan adormilado cuando sam recién llegó con las tijeras, que ahora que veo pedazos de cabello caer frente a mi, no tengo ni consciencia de si estoy calvo ya.Es por las pastillas, siempre es por ello.
Valium, comencé a tomarlas nuevamente desde que volvimos a inglaterra. Había empezado a sentir una ansiedad cresciente, a veces no podía dormir, incluso llegaba a temblar.
Sospechaba, no, era evidente que era por el casí nulo consumo de cocaína desde que sobrepase mis limites en aquella fiesta.Quizás podía sumarlo a que no he visto a bernard desde que llegamos aquí.
Y eso fue hace casi un mes.
Pareció que llegó y se encerró en su departamento para siempre.
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Dogman Star
RomanceSiempre me ha resultado tremendamente absorbente ver tocar a Bernard. Incluso bajo la opaca luz de una bombilla de cuarenta vatios, dentro de un local de ensayo y lejos del brillo y el resplandor del escenario, la forma en la que se entrega absoluta...