(Brett)
-No me voy a quitar los pantalones.
-¿Por qué no? Sería divertido. Estamos en un callejón, fuera de un local familiar, no veo por qué no.
-No sabía que eras tan cachondo.- miré divertido a bernard quien estaba con ambas manos en la hebilla de mi cinturón.
-Nunca lo soy y si lo fuera estaría bien, puedo tener ganas a veces también.
Reí y acaricié su cabello.
-Mañana, ahora me tengo que ir.- me alejé un poco de bernard camino a la calle.
-¿vas a ir a dormir a tu departamento?
-¿quieres que vaya a tu departamento cuando regrese?
-por favor.
Asentí y le besé antes de despedirme de él.
-suerte en el estudio.- dijo el castaño y sonrió.
-y a ti, procura no ampoyarte las manos.- alcé ya un poco lejos de él.
Bernard me alzó el dedo del medio y yo únicamente reí.
Caminé un par de minutos rumbo al café en el que justine y yo habíamos quedado de vernos.
Solo que le dije a bernard que iría a por unas cosas al estudio.Inicialmente me pregunté si estaba bien hacer esto y mentirle a bernard sobre todo, pero aquella noche cuando justine me llamó con la voz adormecida, me dio en un punto débil donde tenía que saber que no era producto de lo que tenía en mi sistema esa noche.
Necesitaba saber si era cierto.
Y de cierta forma necesitaba saber de ella.
Ahora que lo recordaba, jamás tuve cierto duelo por la partida de Justine, pareció que su alejamiento fue opacado por la muerte de simon, y entonces dejó de importarme.
Ella no había dicho casi nada en su llamada y eso me hacia dudar aun más. Así que me sugirió vernos en el café al que solíamos asistir cuando saliamos de la universidad.
Y al llegar a dicho establecimiento, con las mismas ventanas grandes y de marco verde, no pude evitar evocar recuerdos.
Fue aquí donde yo estaba tomando un té y ella se acercó a hablarme por primera vez con la excusa de que el té estaba raro.
Reí un poco, y es que aquellos recuerdos parecían llegar como fantasmas a mi.Ahora la historia era un poco distinta.
Ella estaba sentada en la mesa del fondo, de espaldas a mi. Ya ha cambiado un poco, aun que lo más notorio era su corte de cabello, yo podía reconocerla desde donde fuera.
Dudé por un momento en irme de ahí, pero finalmente avancé.
-Justine.- dije y en un instante me encontré con su mirada.
•○•○•○
-En realidad pensaba en irme por un tiempo.
-¿A dónde?
-Yo qué sé. Estados unidos tal vez, allá parece que a nadie le importa lo que sucede aquí.- dió una calada profunda al cigarrillo entre sus dedos.
-¿qué pasa con...?- dije sin animarme a completar el nombre del rubio.
-Es algo complicado.
Asentí sin querer indagar más. Era ya bien sabido el teatro que se traían los periodistas con las fotos de Albarn y su bola de idiotas en diversos pubs con mujeres distintas cada noche, incluso creo que lo más hiriente es que justine lo permitía.
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Dogman Star
RomanceSiempre me ha resultado tremendamente absorbente ver tocar a Bernard. Incluso bajo la opaca luz de una bombilla de cuarenta vatios, dentro de un local de ensayo y lejos del brillo y el resplandor del escenario, la forma en la que se entrega absoluta...