27.

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Brett

Abrí los ojos, la luz que entraba por ventana comenzaba a cegarme, olvidaba ese detalle.
Miré a Alan quien estaba respirandome en la nuca, me aparte un poco.

Todos dormían aún.

Miré hacía el catre percatándome que Bernard no se encontraba ya en él. Busqué en aquella pequeña habitación hasta que le encontré en la cocina sirviendo agua en un vaso térmico. Tenía la camisa desacomodada y el cabello junto en una coleta, aun que igualmente despeinado, podía verle el contorno de la cara a pesar de que estuviera a espaldas de mi.

Nuevamente revisé a los demás preguntándome si sería tan arriesgado como lo pensaba en caso que llegase a ir con Bernard.

Me levanté levemente y pasé por encima de cada uno serciorandome que no estaba aplastandolos.

-Buen día.- mencioné por encima de su hombro apenas llegué al lado del castaño.

Bernard dió un pequeño respingo.

-Buen día.- sonrió.

-¿Qué haces?

-Té, aquí hay por si quieres.- apenas se dió la vuelta, desvió la mirada y rápidamente se escabulló a la ventana.

Me serví en otro de los vasos que Alan había traído de la tienda, parecía ser de manzanilla.

Fuí hacía bernard de nuevo y me senté en el marco de la ventanilla. Ambos mirabamos hacía las calles aún vacías y llenas de neblina.

-¿Siempre madrugas?- pregunté.

-Algunas veces, me gusta despertar y ver el mundo vacío.

Asentí.

-Te comprendo.

-¿Listo para el concierto de esta noche?

-Eso creo. Necesito afinarme.- Bernard rió.

-Brett, a la gente le encanta que estes desafinado.

-¿Y qué tal tu guitarra?

-Espero no se reviente la correa esta vez.

-Puedo apostar a que hoy será una cuerda.

Ambos sonreímos y seguimos admirando las solitarias calles de las afueras de parís.

Parecía que el resto del día seguiría frío.

●•●•●

-Moving.- anuncié el titulo de la última canción tocada esa noche.

La gente comenzó a gritar y enloquecer, toda la noche habían estado de esa manera, todos estabamos sudorosos y apenas dabamos una más.

Miré a Matt y simon, luego a bernard. Todos asintierón y bueno, era la última de la noche y la que más esfuerzo implicaba hasta ahora.
Una canción rápida y eufórica.

Simon comenzó a tocar la batería frenéticamente y bernard dió inició rasgueando las cuerdas con la púa hasta llegar al mástil. Era como el efecto se un trueno que hizo que la multitud comenzara a enloquecer al igual que yo.

Todo iba muy rápido dentro de cualquier instrumento, la multitud se empujaba unos a otros mientras yo intentaba que la voz no se me fuera.

El solo de guitarra sono y yo únicamente podía disfrutar de aquello. Su mano se movía tan rápido que transmitía aquella euforía que te hacía pedir más y más.

Continúe cantando y al finalizar la canción a Bernard se le reventó una cuerda. La gente comenzó a gritar como si fuese un logro, no pude evitar reír, Bernard alzó los hombros con una sonrísa de lado a lado.

Dogman StarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora