where the Pigs Don't fly.

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Desperté en una rechinante y vieja cama conocida. La ventana cubierta por papel amarillento hacía que la habitación fuese del mismo viejo color. Todo estaba igual que hace unos años y dentro de mi trance escuché fuera las voces de Bernard y Simon.

Realmente no sabía cómo llegué aquí. No recuerdo más allá de ir con Bernard en el subterráneo directo a casa, aún que quizás mi yo alcoholizado de hace horas nos trajera discretamente hacia aquí.

Miré por la ventana y reconocí el desolado vecindario.
La familia de simon tenía un poco más de Dinero que la mía, así que vivía en una parte un poco más acomodada de Haywards Heath, pero aún así estaba muy lejos de considerarse un barrio pijo.

Indudablemente me fue imposible no echar risillas al recordar los acontecimientos pasados en la habitación.

Cuando simon y yo nos sentábamos en su dormitorio a rasguear ineptamente nuestras guitarras eléctricas baratas y componer canciones con titulos involuntariamente desternillantes como << String the years  together like beads >> o <<Homenage to the Beatles>>.

Parecerá tonto pero en aquel entonces era una sensación de emoción, descaro y una vaga extravagancia.

Me levanté, tenía un ligero dolor de cabeza punzante y mi ropa olía horrible, ahora que recuerdo, no llegué a ir al baño, nunca me había preocupado tanto haberme orinado desde jardín de niños. Pero no era ese el olor que emitía, parecía más bien a vomito o topa vieja.

¿Y si vomite a Bernard?

Lo ultimo que quiero es salir y encontrarme con el cabello de Bernard con trocitos de la comida que ingerí ayer.

Fuí en dirección a la puerta para encontrarme con Bernard y simon sentados en una mesilla tomando el té. Espero no el que simon y yo haciamos en los ratos libres.

-¡Brett! Por fin despiertas. Primera vez que nos vemos después de años y te veo ebrio.-Simon me abrazó efusivamente y me sangoloteo otro tanto.

No era que no me animara verle, lo extrañaba bastante, más bien era que mi estado de vagabundo en resaca no me ayudaba. Miré a bernard sobre su hombro esperando que me hiciera alguna seña sobre simon, pero únicamente estaba ahí mirándonos, recargado en un banquito de madera con su taza de té y el cabello un poco enmarañado.

-Estaba contándole a Bernard sobre las veces en las que poníamos nuestras alarmas y temprano íbamos a los prados para recoger zetas alucinógenas ¿recuerdas?

-Ahh... si.- me ruboricé un poco, Bernard no conocía de nada a Simon y este ya estaba contándole las desventuras de nuestra adolescencia.
Bernard alzó las cejas como incriminandome, él siempre tenía esa expresión, creo que estaba analizando detenidamente a Simon.

-Brett dijo que me iba a dar un recorrido por Haywards Heath.- habló bernard caminando hacia nosotros. Con cautela dejo la taza en la mesa y nos miró.- Deberías venir igual.

Pues parece que le agradó.
La cara de simon se iluminó y sonrío ampliamente. Este asintió de inmediato.

-Encantado de hacerlo. Pero- Simón hizo una pausa y sacó unos cuadritos con huellas dactilares plasmadas.- me hice de esto con un amigo. ¿Qué dicen?

-¿Qué es eso?- pregunté.

-¿Hablas de ingerir eso mientras vamos por ahí?- interfirió bernard.

-¿Qué es eso?- volví a preguntar.

-Piénsalo. No hay mejor manera que conocer Haywards así.-dijo Simon.

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