La luz del sol colada por la ventana consiguió despertarme de un sueño el cual seguramente no recordaré. Abrí los ojos con dificultad mirando a los lados.
Las mañanas de sábados me parecían sumamente pesadas, como si ya los relacionara por inercia el tremendo sol que hacía afuera y el frío sepulcral que hacía.Tal parece que el sol no sirve de nada en inglaterra.
Mat y simon estaban en el piso boca arriba, Bernard fue más astuto al acaparar el sillón y hacerse bolita en este.
Moví el pie de mat quien despertó de a poco al paso de Simon.
-Era ensayo, no pijamada.- comenté volteando a ver a Bernard.
Le moví dos veces el hombro, pero este solo se dio la vuelta.
-Da igual, ya despertará.- dije.
Me levanté hacia la cocina mientras los demás se quitaban el sueño de encima.
Nada.-Creí que tenía el refrigerador lleno.
-Tenías.-alzó simon.
-No me digas que te atragantaste en la madrugada.
-Me dan atracones, Brett.
-ojalá tus atracones me pagarán el desayuno.- tomé mi abrigo del perchero y fuí en dirección a la puerta.
-¿a dónde?- dijo Mat.
-A comprar, porque Simon me acabó la despensa.- sonreí irónicamente y salí de ahí.
Era más que evidente por las hojas secas y las frías ventiscas que el otoño comenzaba a dar paso por las calles de londres, abriendo a su paso un aire solitario y nostálgico.
Conseguí llegar a un mercado en Lancaster Road, cuando entre la poca gente y a través de los estantes de fruta, divisé sobre el vidrio a aquella chica que captaba extrañamente mi atención.
Paseaba por la acera con una bolsa en mano cuando finalmente desapareció al adentrarse en una casa victoriana que había al lado de una biblioteca con puerta de paneles estramboticamente enorme y que posiblemente doblaba su altura.
Una vez hechas las compras me detuve frente a la casa donde supuse, habitaba la chica. No iba a tocar, seguramente todos ya me estarían viendo raro y si algo le prometí a mi madre era que nunca me vería en la cárcel por acosador.
Sin embargo sentía que había visto a esta chica antes y posiblemente esa era lo que mas me intrigaba. Finalmente y cuando creí que era suficiente, emprendí paso hacia el departamento de nuevo.
Admiré el paisaje otoñal hasta que llegué y me planté frente a la puerta cuando escuché una conversación que simon y Mat parecían tener.
-Estoy seguro que esa no es la respuesta correcta.
-Simon, ya te dije lo que sabía. Preguntale a Boy wonder, anda.
Silencio.
-Eh, bernard, ¿te puedo hacer una pregunta? No esta, otra.
-No.
-¿si? Bueno. Si tengo un pastel y lo corto en tres pedazos...
-No me interesa.
-cada pedazo será 0.333 ¿cierto?
-quien sabe.
-pero si multiplicó 0.333 por 3 me da 0.999. ¿Qué pasó con el 0.001?
-se queda embarrado en el cuchillo.
Bola de idiotas.
Me ahogue una carcajada al escuchar la respuesta sarcástica de bernard.
Finalmente introducí la llave en la cerradura y entré topándome con el departamento limpio.
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Dogman Star
RomanceSiempre me ha resultado tremendamente absorbente ver tocar a Bernard. Incluso bajo la opaca luz de una bombilla de cuarenta vatios, dentro de un local de ensayo y lejos del brillo y el resplandor del escenario, la forma en la que se entrega absoluta...