This Hollywood Life.

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El fétido olor del aceite, hule y gasolina quemada sobre el asfalto caliente comenzaba a darme nauseas.
A menudo daba vistazos a la ventana para encontrarme con el excesivo sol tan inusual por tierras inglesas.

De camino a Sussex para asistir a un estudio de grabación (de los pocos para los que teníamos el lujo de gastar un centimo) habíamos rentado una casa rodante de segunda mano que apenas e iba dando tumbos, no me sorprendería que esto llegue a explotar, y siendo francos con el calor arrasador fuera, esa posibilidad no quedaba lejos.

Me tapaba con el dorso de la mano del sol y la escasa luz que entraba por la ventanilla mientras, aferrado a la almohada, imploraba por no vomitar.

Escuchaba que en la habitación Bernard, Mat y simon charlaban banalidades, quizás era mi imaginación pero hablaban demasiado fuerte para mi gusto.

Estaba bien en cierto modo, me agradaba ver como Bernard se integró tan rápido a la banda de apenas hace meses, pero en este momento deseaba echar afuera las sobras del día anterior cual niña del exorcista.

-podrían... ¿podrían hablar mas bajo?- imploré con un hilillo de voz.

-¿Te sientes mal?- preguntó Mat.

-No, estoy de puta madre.- comenté irónico.

-Tiene nauseas, ¿no ves que casí se le sale el alma por la boca?- interrumpió Simon.

Dejé de prestar atención a sus burlescos comentarios cuando escuché el rasgueo de una guitarra como si estuviera al lado de mi aporreándose molestamente.

-Joder ¿qué es eso?- alcé la vista mirando a Bernard con su guitarra Gibson color cereza mirándome desde un lado de la habitación con cara de cachorro regañado.-calla eso.- continúe.  

-No.

-uuuuuh- Mat y simon hicierón sus estúpidos sonidos infantiles de burla.

-Bernard calla eso.- volví.

-No, aquí no hay nada que hacer y necesito prácticar.

-Pues vete a tocar al baño.

Mat y simon nos miraban de uno a otro en espera de quien gana la pelea del siglo.

-vete tú.

-Yo no me iré al baño, eres tú quien tiene esa estúpida guitarra y la aporreas como si no supieras tocarla.

Bernard adoptó una postura renegona y dolida.

Oficialmente la cagué.

Este se paró de la pequeña camilla e iba en dirección a la salida que daba a la cabina del conductor, justo cuando dije:

-Carajo, ¿por qué nadie me escucha?- y acto seguido el camión dió un sangoloteo que me hizo perder el control y terminé por no contenerme y soltar el vomito en los zapatos de Bernard y, por supuesto, en parte de su hermosa y amada guitarra.

●●●

Después de haber limpiado mi desastre con la poca vergüenza que me quedaba, concilie el sueño de manera más sencilla, mi estomago se sentía ahora tranquilo, sin embargo todo abrió paso a un dolor de cabeza.

No sé a dónde habrá ido bernard luego de ello, pero seguro que a limpiar su guitarra antes que a él mismo.

Entonces sentí que el camión había parado porque deje de mecerme, sin embargo mi estado de somnolencia aun predominaba así que me hice el dormido un rato más hasta que me percaté de que no había sonido alguno de alguién en el camión.

Dogman StarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora