Doyoung estaba furioso con aquella mujer. ¿Por qué le había colgado? Se suponía que era su cliente y lo mínimo que podía hacer era oír lo que tenía por decir.
Dudo en si volver a llamarla o no, pero prefirió tomar alguno de los libros que tenía en sus estanterías para despejarse un poco.
Sus tardes se considerarían aburridas para la mayoría de la población. Normalmente no salía con sus amigos, en parte, porque no tenía muchos y quitando a Ten y Kun que estarían liados con sus cosas, no solía juntarse mucho con nadie más. Aun así, en la mayoría de las ocasiones lo prefería.Le gustaba quedarse leyendo en el sofá hasta que se hiciera de noche, aprender sobre temas que le llamaran la atención, escuchar música y descubrir pistas nuevas de géneros totalmente opuestos o salir solo a una sala de karaoke para practicar su canto o a la última exposición del museo.
A veces se quedaba pensando en todo eso y no podía evitar sentirse algo patético. ¿Estaba mal lo que hacía? En absoluto. Pero ¿por qué parecía que estaba haciendo algo mal con su juventud? ¿a qué se debía ese sentimiento amargo que le hacía pensar que estaba desperdiciando los mejores años de su vida?
Sabía que muy probablemente ningún joven adulto de su edad pasaba su tiempo libre como él y se sentía como un hombre de cincuenta años. Ni salía de fiesta, ni bebía mucho alcohol salvo alguna copa de vino con sus padres, ni tenía amigos que pudiera considerar "de verdad".
Eso último era lo que más le dolía. Siempre pensaba que había algo mal con él, aunque se mostrara duro y frío por fuera, se preguntaba constantemente por qué no atraía a la gente. Ni chicos ni chicas se habían molestado en entablar una amistad profunda con él hasta que conoció a Haseul y sus amigos, y sin embargo, tal vez era demasiado exquisito, pero no sentía que su amistad con ellos fuera más profunda que algunas cuantas charlas superficiales sobre los planes de fin de semana o los gustos en música y películas.
Quería caer bien, por supuesto, como todo el mundo. Pero no sabía qué hacer para conseguirlo. Tenia claro que ni su manera de pensar, ni sus planes, ni su actitud cambiaría por otra persona. La autenticidad definía a Doyoung. Pero le dolía saber que no tenía a nadie con quien debatir de política, compartir intereses más desconocidos o hablar hasta las tantas de las dudas más existenciales que les deparaba el mundo como humanos.
Cerró el libro de mala gana, incapaz de concentrarse en más de 3 líneas seguidas y tomó sus llaves y zapatos para salir a dar un paseo y tomar el aire.
Lo había pasado bien con Yujin y tras su manera tan curiosa de conocerse, le alegraba que la chica le hubiera propuesto tomar un café. Le parecía muy adorable y guapa a la vez que amable y carismática, y aunque no habían intercambiado números de teléfono, esperaba coincidir con ella alguna otra vez.
Miró su móvil mientras bajaba las escaleras dando pequeños saltos. Ni una notificación más allá de Instagram, como de costumbre. Bloqueándolo de nuevo salió y se arrepintió de no haber cogido alguna chaqueta más gruesa que aquella tejana que llevaba.
Era mediados de septiembre y aunque aun hacía un sol espléndido, la brisa se levantaba fría por la tarde.
Caminó sumido en sus pensamientos por la calle. Ni sabía a dónde se dirigía, solo caminaba con las manos en los bolsillos de su pantalón pensando que la gente no lo tomara como un loco y pensase que había quedado con alguien o algo así. ¿Por qué a su generación le resultaba raro hacer cosas tan cotidianas como caminar o detenerse en un lado de la calle para atarse los zapatos?
No se había alejado muchos metros cuando se topó con otro de los dichosos carteles de la hechicera. Comenzaba a hartarse de mala manera de verlos. Pero como un movimiento interiorizado, se aproximó y tomó el folleto. Debía tener al menos 10 papeles como aquel en su casa.
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Hard for me |Kim Doyoung; NCT|
FanficKim Doyoung, que siempre ha sido extremadamente escéptico, se topa con un anuncio en el que una bruja ofrece sus servicios de hechicera. Un día, no siendo del todo él, cree que es buena idea llamar a la bruja para reírse un rato, pero la magia de la...