Habían tomado un taxi juntos de vuelta, todos menos Taeyong que decidió quedarse un rato más para ver qué pasaba con Yuta. Sohyun se sentó sin pensarlo dos veces delante, junto al conductor, dejando en la parte de atrás a Yujin, Doyoung y Jaehyun. Sus ganas de hablar se habían esfumado y aún estaba bastante resentida con su hermano.
La cantidad de veces que se había dedicado a llamarle la atención en casa sobre los peligros que una vida como aquella conlleva parecían haber quedado en el olvido. No le apetecía actuar como figura materna de Jaehyun, que se había dedicado a ignorar todas sus advertencias.
El taxi se detuvo en la entrada del barrio, no muy lejos de donde quedaban sus casas y Sohyun abrió la boca para agradecer al taxista y pagarle el trayecto. Bajó cerrando la puerta y se despidió de Yujin y Doyoung mientras caminaba cuesta arriba hacia su piso, sabiendo que Jaehyun le seguía detrás.
Doyoung miró a Yujin, con quien se había quedado, mientras Sohyun se marchaba y la castaña le devolvió la mirada negando con la cabeza.
—¿Estás bien? —Preguntó Doyoung. Yujin asintió levemente mientras se abrazaba a sí misma.
—Sí, eso creo. Me preocupé cuando Jaehyun me llamó y luego se cortó todo de repente... Pero volver a ver a Yuta así... —Tragó saliva sintiendo que las palabras le ardían conforme salían de su boca.
—Entiendo, me alegra que estés mejor y... siento haberte dejado sola en el reservado, cuando vi que Yuta se acercaba a Sohyun...
—No te preocupes Doyoung,—Interrumpió ella. —Hiciste lo que tenías que hacer y lo entiendo. Lo que no consigo comprender es... ¿Cómo han dejado suelto a Jaehyun? —Se preguntó. —Siendo menor y después de lo ocurrido... ¿No tendrían que haber llamado a su padre? ¿O pedir la tutela y avisar a algún adulto?
—Supongo que no lo sabremos hasta que Sohyun nos lo cuente, y tal vez le costará hablar del tema. —Comentó. —Justo esta misma noche, en mi casa, me había contado todo lo que pasó entre vosotros y... Le duele haber visto a Jaehyun así, que se autodestruye y se eche a perder de esta manera también supone un problema para Sohyun. —Yujin miró a Doyoung atenta a sus palabras y añadió:
—Lo sé. Jaehyun es a veces un completo idiota. Pero sé que podrán arreglarlo, siempre lo han hecho.
(...)
Sohyun abrió la puerta de su piso sin vacilar. Toda su noche espléndida con los gatos y Doyoung echada a perder. Se quitó el abrigo y dejó todas sus cosas sobre el sofá para encerrarse en su cuarto sin dirigirle la palabra a su hermano.
—Noona por favor... —Comenzó a hablar Jaehyun siguiéndola. Sohyun le cerró la puerta de la habitación en las narices pero se tomó la libertad de abrir la puerta, entrar y seguir a su hermana hasta su cuarto.
—Márchate Jaehyun. —Dijo ella con fiereza.
—Sohyun noona lo siento, de veras que lo siento. —Se acercó a la chica, que se había sentado en su cama y comenzaba a quitarse los calcetines y tomó asiento a su lado. —He sido un idiota y no os he hecho caso ni a ti ni a Taeyong hyung. Pero no te enfades por favor, te juro que...
—¿Qué no me enfade? —Espetó mirándole por primera vez desde que habían salido de la comisaría. —Jung Jaehyun eres un maldito desastre y un crío inmaduro. —El castaño tragó saliva a su lado sintiendo que aquellas palabras que le decía Sohyun tan seria, eran ciertas. —Te he avisado mil veces, te he dicho que te alejes de todo eso porque ibas a acabar mal. ¿Me has hecho caso? ¡No, nunca me has hecho caso! ¡Y ya me he hartado de jugar a ser tu madre! —Elevó el tono de voz y Jaehyun se asustó. —Te he dejado entrar en mi casa con la única condición de que comenzaras a centrarte y pensar en tu futuro, y ahora he tenido que pagar una fianza más alta que el alquiler de ese minúsculo piso de tres habitaciones. —Sohyun se levantó de la cama y se puso frente a Jaehyun. —¿Quieres hundirte la vida? ¡Muy bien! ¡No me importa! ¡Total, hace diez años que parece que no puedo contar contigo! Pero si vas a hacerlo, márchate de aquí y no me la hundas a mí.
—¡No, no! ¡Noona perdóname! —Lloriqueó. —¡No puedo volver a casa, no con él! Sohyun noona por favor, no me separes de tu lado, eres la única familia que... —Sohyun, sintiéndose realmente estúpida, atrajo a Jaehyun hasta su pecho y le abrazó como quería haberlo hecho desde que le vio cubierto de sangre en el reservado, pero esta vez también como excusa para que su hermano no la pudiera ver con los ojos llorosos. A veces se preguntaba por qué era tan blanda y permisiva con él, pero Jaehyun siempre ocuparía un lugar especial en su vida.
—Cállate, idiota. —Susurró. —Te juro por mi madre que no volveré a darte una oportunidad si no cambias a partir de ahora. No puedo permitirme perder la vida que he logrado.
—¡No, no, no! ¡Te prometo que cambiaré definitivamente! —Levantó la cabeza para ver a su hermana y la abrazó sujetándose de su chaqueta y camisa con fuerza, queriendo que Sohyun no desapareciera de su lado. —Noona te quiero, te quiero mucho. —Sohyun sonrió consciente de que no podía verle y le acarició la espalda reconfortándole.
—Vete a la cama, pesado. —Habló. —Mañana hablaremos de todo con más detalle y me contarás de qué va ese nuevo trabajo tuyo. —Jaehyun asintió y rompiendo el mejor abrazo que había recibido por parte de alguien de su familia desde que era pequeño se marchó secándose las lágrimas con los puños de su camisa.
El dolor de su rostro por los golpes y la hinchazón no se comparaba a lo que había sentido imaginando una vida sin su hermana en ella.
La noche les resultó un tanto inquieta a ambos. Sohyun tenía dificultades para conciliar el sueño y a pesar de que tenía mensajes de Doyoung preguntándole cómo estaba y deseándole las buenas noches, no tenía ni ánimo ni ganas de leerlos o contestarle. La cantidad de emociones que había sentido ese 24 de diciembre y esa corta pero intensa madrugada del 25 le parecieron una auténtica locura.
Tenia que pensar en cómo podía ayudar a su hermano, porque se negaba a tener que soportar una noche más como esa, a punto de morir de los nervios y la preocupación. Jaehyun no quería ni iba a estudiar, pero había conseguido un trabajo y rezaba porque fuera el definitivo y le trajera la felicidad suficiente a su hermano.
Las drogas y el alcohol eran otro de los grandes problemas de Jaehyun. Había conseguido mantenerse limpio y sobrio durante periodos de tiempo lo suficientemente largos como para detectar que si él se lo proponía, tenía la fuerza de voluntad suficiente para no sucumbir ante ello.
No necesitaba a Taeyong a su lado como un niñero que constantemente le decía qué podía o no beber y comer. Tenía que entenderlo y controlarse por sí mismo. No necesitaba aquellas cosas para pasárselo mejor, ni para entretenerse con sus amigos o disfrutar de la buena música, pero aquello parecía que era lo que más le costaba comprender a Jaehyun.
Sohyun pensó, que aprovechando las vacaciones de navidad en las que ninguno de los dos tenía cosas que hacer, podía buscar planes que hacer con Jaehyun para que se entretuviera y no necesitara ni frecuentar el club cada semana ni acostarse con alguna chica para buscar entretenimiento. No era ni terapeuta, ni médica, ni mucho menos experta en psicología; pero quería y necesitaba ayudar a Jaehyun como fuera posible y aunque le encantara la idea de poder animarle a recibir ayuda profesional para su desgracia no podía permitírselo.
Le llenaba de impotencia no sentirse suficiente para su hermano, le molestaba tener que ser ella la que sacrificara su tiempo y dinero cuando él estaba mal porque no podía pagar una mísera visita a un especialista. Pero sabía que, por mucho que le hubiera defraudado Jaehyun en algunas ocasiones, jamás sería capaz de dejarlo desamparado a su suerte o de dejarle volver con el señor Jung. ¿Cómo podía llegar a importarle tanto una persona? Para ella Jaehyun y Yujin eran su familia y sería perfectamente capaz de sacrificar todo lo que estuviera en su mano si de ayudarles se tratara.
Entre sus posibles sacrificios se encontraba Doyoung. Necesitaba dinero para cubrir lo que había perdido con la fianza y tenía claro que no le pediría ayuda a terceros, no quería ponerles en un compromiso. Pero tendría que dedicar su tiempo libre a trabajar un poco más. No bastaba con sus tardes como profesora de música, su asesoría espiritista o los pocos ahorros con los que le había dejado su madre.
Vendería su piano. Y su violín, regalo de su madre. Y vendería su tiempo con Doyoung para conseguir un trabajo más porque su tiempo sería el sacrificio necesario para que Jaehyun siguiera adelante, aunque eso le supusiese tener que dejar ir a la única persona a la que le había entregado un pedazo de su corazón enorme.
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Hard for me |Kim Doyoung; NCT|
FanfictionKim Doyoung, que siempre ha sido extremadamente escéptico, se topa con un anuncio en el que una bruja ofrece sus servicios de hechicera. Un día, no siendo del todo él, cree que es buena idea llamar a la bruja para reírse un rato, pero la magia de la...