—Creí que te castigarían porque le diste a Sam un puñetazo —comento cuando Kassian corre hacia mí con su mochila de la escuela rebotando en su espalda.
Se gira y levanta una mano a modo de despedida al coche que lo trajo. Por educación, saludo también a pesar de no saber quién es.
—Lo hicieron, pero a partir de mañana. Esta noche es importante. —Caminamos juntos el familiar sendero—. Por cierto, mi abuela me trajo. Te manda saludos.
—Debe ser una mujer muy tierna si se parece a ti. —Río.
Enarca ambas cejas.
—No tienes idea.
Reconsidero mis palabras teniendo en cuenta lo que haremos.
—Tu abuela está al tanto de lo que estamos por hacer, ¿verdad?
Me regala un tímida sonrisa.
Al llegar, dejamos caer nuestras mochilas al suelo. Uno de los aerosoles rueda fuera de la mía. Me arremango y él esconde las manos en los bolsillos de la sudadera mientras compartimos una mirada bajo nuestras capuchas.
—De ella fue la idea cuando la hice escuchar el audio de Abelia contando lo que le dijo el director —informa con nerviosismo—. En realidad, toda mi familia nos apoya. Especialmente mi mamá, porque me tuvo en su adolescencia. Ellos habrían venido a ayudar si no tuvieran que fingir que son adultos responsables. Eso y la amenaza de la cárcel, claro. Aunque mi abuela podría pagarle la fianza a media ciu...
—Tu familia me cae bien —interrumpe alguien.
Faith, la enemiga-amiga de la chica del cabello púrpura, llega con el gótico de Sob, quien inaugura el cumpleaños de Amapola a la exacta medianoche:
—¿Listos para esta mierda?
Nunca creí que me dedicaría al vandalismo, pero siempre hay una primera vez.
Me prometo que seré un padre ejemplar luego de hacer esto.
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Lo que grito para tenerte
Teen FictionCallar trajo problemas y hablar no bastó. Es hora de gritar a los cuatro vientos lo que me susurra el corazón.