24. Abelia

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Una vez escuché que lo opuesto al amor no es el odio, sino la indiferencia

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Una vez escuché que lo opuesto al amor no es el odio, sino la indiferencia.

Eso fue lo que mostró Ralph esta noche.

Eso es exactamente lo que Kassian no muestra.

—Esperaba cualquier cosa, desde que se enojara y empezara a gritar a que rompiera en llanto. A veces lo imaginaba feliz y aterrado al mismo tiempo, diciéndome que podríamos adaptarnos a esto. Otras lo escuchaba hablando sobre aborto o adopción, e incluso pasó por mi cabeza que estaría en shock y se quedaría viéndome sin emitir palabra. —Miro las ondas en la taza de té mientras muevo la cuchara de un lado al otro—. Pero todo lo que pensé lo involucraba ahí, conmigo. Nunca creí que me miraría y se iría como si yo no existiera. Me hizo sentir un fantasma.

Siempre fui alguien perspicaz, o al menos eso decía la gente que me rodeaba. Nunca me interesa lo que noto a simple vista en las personas, sino lo que más me cuesta ver. Estoy tan acostumbrada a leer entre líneas que cuando no hay letras en la mirada de alguien estoy perdida.

No sé qué pensó Ralph. No pude identificar nada. Estoy aterrada porque por primera vez cae en mí el peso de una realidad que no me planteé: si él no quiere al bebé solo seré yo. Por más ayuda externa que consiga, lo que crece dentro de mí tendrá un solo padre.

Siento que ni siquiera ha nacido y ya le he quitado algo.

—No podía quedarme en su casa esperando. Sobb estaba en la fiesta con Ramón y tú eres el único que sabe... —empiezo, pero me detengo cuando me quita la taza de las manos. No me di cuenta que estaba temblado. Derramé té sobre el sofá—. Perdón. Lo limpiaré.

—No puedes escapar de una charla sentimental con la excusa de limpiar, Amapola.

Kassian sonríe como si el cambio climático no tuviera consecuencias. La tranquilidad en sus ojos se siente en su tacto cuando sus dedos rozan los míos por unos segundos. Es como si al verme hiciera retroceder el miedo en mí.

—Ralph hablará contigo eventualmente. No pienses que ha huido porque no es así, al menos...

Al menos por ahora, quiere decir, pero lo calla.

—¿Me aconsejarás que no piense en eso hasta recibir un mensaje de él? —adivino, pero niega con la cabeza.

—No podrás dormir. Sé que tus pensamientos van a girar en bucle porque los míos harían lo mismo, así que te propongo hablar.

—Si continúo hablando puede que necesite una caja de pañuelos.

Le da un trago a mi té pero hace una mueca. Sospecho que se lavó los dientes hace poco y a causa de aquello le encuentra mal sabor.
Me hace reír a pesar de que creí improbable que eso sucediera este día.

—Nunca dije que hablaríamos de ti —señala.

Kassian Hensley me tiene intrigada.

Lo que grito para tenerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora