47. Ramón

4.1K 1.3K 301
                                    

—¿Chicos?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Chicos?

La primera en girarse es Abelia. El resto le sigue. Estamos en medio del corredor y varios pares de ojos curiosos caen en mí.

—Como digas una idiotez como las que me enteré que dijiste, te daré una patada en el trasero. —Faith se cruza de brazos—. Y según el entrenador Shepard, soy una maldita buena pateadora.

Levanto las manos en señal de paz.

—Vine a disculparme. Con todos.

Sobb, a quien le partí el corazón, desvía la mirada. Ralph suspira y Amapola entrecierra los ojos antes de hacer un ademán hacia mí para que prosiga.

—Yo... —Me rasco la nuca—. Quisiera decir que fui egoísta, en pasado, pero no sé si una persona deja de ser egoísta en cuestión de unos días. Lo que sé, es que me arrepiento. —Miro a Sobb—. Te traté como siempre tuve miedo de que me trataran. Debería haber sido más empático para decirte lo que sentía respecto a nosotros. Lamento ser tan imbécil. Mereces a alguien mucho mejor que yo.

—En eso estamos de acuerdo. —Bufa una mordaz Faith, y le lanzo una mirada de «no estás ayudando, aunque me lo merezco».

—Ralph... —Inhalo hondo al proseguir—. No te hice o dije nada de forma directa, pero sí  a Abelia. Sé cuánto significa para ti. Siento mucho no ser la buena persona que era antes de explotar en un volcán de egoísmo.

—Egoísmo y estupidez —corrige Faith con una sonrisa de autosuficiencia.

Ruedo los ojos, pero no puedo discutir contra su lógica. Luego desvío la mirada a la cumpleañera.

—A ti, Abelia, te debo la más grande de las disculpas. —Me quito los característicos binoculares que cuelgan alrededor de mi cuello y los miro un par de segundos—. No es ninguna sorpresa que soy un chismoso. Te he vigilado con estos, como a todo el mundo, por años. Suelo pillar a la gente haciendo cosas malas, como besando a quienes no son su pareja, haciendo trampa en sus exámenes, burlándose y provocando lágrimas en otros, tirando un envoltorio en el césped en lugar del cesto de basura y ese tipo de cosas... Pero tú siempre fuiste buena. Creo que por eso Kassian se siente de la forma en que lo hace. La empatía es el puente entre cualquier par de corazones, y tú eres la mejor ingeniera que conozco. 

Su mirada se suaviza e intenta hablar, pero niego con la cabeza.

—Y yo fui el peor de los peores. Deseé cosas horribles. Dije unas peores. —Le tiendo los binoculares—. Entiendo si no quieres perdonarme, pero me gustaría que te los quedaras. Ya sabes, los niños son traviesos y si te descuidas, los pierdes de vista. Probablemente no los necesitarás, pero... Son importantes para mí. Eran de mi abuelo y los llevo conmigo desde que se fue. Este discurso me está saliendo para el culo, así que esta es la única forma que se me ocurre para demostrarte que lo siento. Te los regalo porque no existe persona que sepa cuidar mejor de otras. Por eso serás una super mamá adolescen...

Me los quita con suavidad y con cuidado vuelvo a ponerlos alrededor de mi cuello. Deja sus manos en mis hombros y me sonríe de lado.

—Te perdono, Ramón. Y eras egoísta, en pasado. Ya no.

—Todos te perdonamos —corrige Ralph.

—Pero estás bajo vigilancia. Del tipo binocular —añade Sobb.

—Supongo que la patada en el trasero deberá esperar —dice una decepcionada Faith.

Asiento agradecido y cierro los ojos un momento. Exhalo aliviado hasta que la chica aprieta mis hombros.

—Pero te equivocaste en algo. No es a mí a quien le debes la disculpa más grande.

—Lo sé —susurro.

Lo que grito para tenerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora