Me cuesta expresar lo que siento.
Tengo miedo de sonar cursi, que me vean débil, que sepan dónde golpearme para que duela el doble.
La idea de abrir el corazón es muy linda hasta que alguien entra a él con un martillo y derriba todo lo que hay en el interior, se marcha y te deja para que reconstruyas algo que nadie debería haber maltratado en primer lugar.
Me gusta Ramón, pero después de que nos acostamos no lo llamé porque tenía la corazonada de que iba a involucrarme sin tener la certeza de que él también lo haría.
Sabía que le gustaba, ¿pero podría estar enamorado de mí?
No soportaría querer a alguien y que el otro no me correspondiera, pero después de pensarlo lo invité a la fiesta y me emborraché porque con alcohol en sangre las palabras salen más fácil.
Puede que me haya excedido. Ahora lo busco en los baños de la casa para pedirle disculpas y darle un beso.
Si le gusto tanto como él a mí, no le importará que mi aliento pueda matarlo.
Trato de abrir la puerta del segundo piso, pero tiene el pestillo puesto. Apoyo la oreja en la madera y espero. Por lo que oigo hay una pareja adentro, así que me alejo, deseando que fuéramos yo y Ramón.
¿Dónde se metió?
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Lo que grito para tenerte
Teen FictionCallar trajo problemas y hablar no bastó. Es hora de gritar a los cuatro vientos lo que me susurra el corazón.