50. Abelia

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Estamos sentados en las gradas de la escuela. Bajo ellas, Kassian se enteró que estaba embarazada. Fue un secreto en las sombras. Ahora, mientras el sol nos calienta la piel aquí arriba, ya no hay nada que ocultar de nadie. 

—Estuve pensando si debería decirte esto o reprimir la confesión hasta que desaparezca o sea un mejor momento, tanto por tu bien como por el mío —digo.

El cielo que lleva en los ojos es todo lo que puedo ver.

—Sin embargo, aunque lo reprimiera, te darías cuenta. Creo que callar puede herir y decir puede salvar, así que aquí voy. —Inhalo hondo y él me toma la mano—. Te quiero y eres mi amigo, pero no puedo evitar sentirme confundida. Creo que me gustas como algo más. Sin embargo, sabes lo complicado que es la situación actual.

Reímos porque a veces eso es todo lo que queda por hacer. Llega un punto donde llorar en inútil hasta para descargarse.

—No puedo prometerte nada, Kass. El futuro es incierto. Ambos sabemos que cualquier cosa puede pasar, pero darte solo esa respuesta tal vez te lleve a alimentar esperanzas que podrían no cumplirse.  Así que... Si quieres alejarte, lo entenderé tanto como tú entiendes que mi prioridad será el bebé. Y lo será para siempre. Cualquier relación que pueda tener en el futuro se verá afectada por eso, sea en menor o mayor medida. Sé que te preocupaba que no tuviera un sistema de apoyo, pero lo tengo. No es como si fueras reemplazable y no me doliera la idea de distanciarnos, pero es válido. Deberías priorizarte.

Me da un pequeño apretón en la mano.

—Ramón tenía un poco de razón respecto a quedarme orbitando a tu alrededor a sabiendas que tengo sentimientos por ti —reconoce—. Pero deben confiar en mí. Si la situación me lastimá, pondré distancia, pero ahora no lo hace. No quiero alejarme de las personas que me alientan a ponerme primero y se preocupan por mí, como tú. Por sobre todas las cosas, soy tu amigo. Y quiero estar aquí para Ralph y tú, sin segundas intenciones o pretendiendo cruzar límites en cuanto a su familia respecta, porque sé que cuando la vida se ponga difícil para mí, ustedes estarán allí. Dejemos el futuro en su lugar y tomemos esto día a día. No sabemos qué será de nuestros sentimientos, pero sabemos que es mejor tenerlos que no tenerlo. Siempre. 

La única opción con la que se gana, es sintiendo. Si te niegas a sentir, pierdes incluso cuando crees ganar al ahorrarte cualquier especie de dolor o decepción. Una vida de restricciones no es una vida bien aprovechada, y jamás sabrá lo que es sentirse pleno en corazón y mente.

Kassian

—No puedo prometerte un felices para siempre, sea lo que seamos —insiste.

—Saldría corriendo si lo hicieras, porque es imposible. Mejor prométeme un «intento de para siempre con todos los estados de ánimo incluidos».

La brisa mece los mechones púrpuras alrededor de su sonrisa.

—Te prometo un «intento de para siempre con todos los estados de ánimo incluidos».

Lo que grito para tenerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora