⏳14. ɛʟ ֆʊɛռօ ɖɛ ʟǟ ʟɨɮɛʀtǟɖ⏳

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En una noche de furiosa tormenta la naturaleza se hallaba tan hermosa que sus ojos se sintieron privilegiados de observarla, una noche ostentosa en donde el cielo parece llorar a cántaros por todo el mal del mundo, lamentándose el simple hecho de la existencia humana.

Resguardado bajo el cobijo de un ostentoso roble quedo temblando por el frío, su cuerpo mojado por aquel rocío del lamento del cielo era cruelmente azotado por la brisa gélida que provoca aquella tormenta, escuchó el leve silbido entre las hojas de los arboles, un leve murmullo que hizo que todo su ser se emocionara al ver en donde es que se hallaba ahora, pensando en su futuro más halla de este lugar. Como seria reencontrarse con aquellos a los que extraña en demasía, como seria abrazar a sus pequeños y darles mil y un besos, como es que seria capaz de ver nuevamente a los ojos a quien prometió amarlo y protegerlo por toda la vida...tal vez todos esos sentimientos serian muy distintos a los que conoce y vivió hace ya varios días, inclusive meses de aislamiento.

Un severo dilema, que es los que ahora experimentaría en su ser para sentirse extraño al solo pensar en quien ante los ojos de su dios es su pareja. Quizá resentimiento, quizá rencor o incluso quizá una de mezcla de ambos con una pizca de orgullo herido y un amor que no resultó ser eterno.

—Quien ama, no lástima Egipto...—murmuro de manera entrecortada, su cuerpo se contraía de una manera que se le era difícil respirar.

Temblando y replegando su cuerpo permaneció sobre el delicado suelo verde abrazando sus piernas para generar calor, mientras lo intentaba sus reclusores esperaban con total ansia encontrarlo para corregirlo y hacerle dar cuenta que escapar de ellos se le era imposible y la única manera en que podría seria muerto antes que vivo y con elementos suficientes para denunciarlos. Su juego apenas comenzaba y no se sentían del todo satisfechos por la escasa diversión que habían obtenido hasta ahora, ya tenían planeado el acto final y seria espléndido.

—¡Vayan a buscarlo, remuevan cada piedra, busquen en cada árbol y cuevas, de seguro no fue muy lejos!¡¿Que esperan?! ¡Corran!.—ordenaba demandante a sus cómplices, con notorio enfado y severa preocupación como frustración se hecho sobre aquella cama que su rehén ocupaba.

Recostado ahí y con la mirada fija en el techo de la habitación divagó en sus más bajos deseos al compás del sonido de la lluvia que llego a extasiarlo. Se aferro a los lado de aquella cama, cerro sus ojos con fuerza mientras sonreía de manera sádica imaginándose su más grande fantasía hecha realidad.

—Te destruiré corderito~ de eso no tengas ni la menor duda.—prometió de manera vehemente a la soledad que lo acompaña y a la lujuria que lo consume.

Por otra parte quienes entre la "infinita" tormenta de la noche buscan a su  rehén, van quejándose del destino que decidieron tomar, de aquel rumbo que en nombre de la venganza decidieron tomar para calmar a aquellos demonios que exigían una ofrenda para ser neutralizados.

—No se porque es que le hacemos caso, ya ni se el porque de esta absurda "venganza". —hizo comillas con los dedos en la última palabra, resaltando la misma de manera muy notoria.

—Es muy simple, no es absurda es justa, es una compensación emocional por todo el daño que nos hizo.—habló de una manera simplona, respondiendo al " absurdo" comentario de su compañero.—yo lo hago por mí, por mi hijo y por la felicidad que me arrebato con su sola presencia y tú ¿a nombre de quien lo haces?

—A nombre de la persona que más amo, lo hago por su hijo, por su felicidad y empiezo a creer que cometí un grave error...—el tono de su arrepentimiento molesto e incomodo a quien las percibía como una frenta a su convicción.

El otro quedo pensativo ¿hacia bien o hacia mal? ¿Su venganza era fundamentada o simplemente fue cegado por la misma para dañar a quien en algún momento estimó? No lo sabia ni pensaba averiguarlo, sintió en su pecho una enorme presión, una corazonada que solo proyecto en su mente el motivo por el cual estaba donde estaba. Su hijo, su pequeño y gran orgullo, el regalo de la vida que le hizo darse cuenta de que no necesitaba a nadie para ser feliz además de su pequeño. Pensó y erro al creer que aquel que persistía en su corazón era capaz de irse sin dejar estragos en el mismo, un amor que termino mal y de una forma un tanto discutible, un final abierto sin una conclusión fija...se obsesionó con él y con su anterior pareja, se prometió a si mismo que si era infeliz haría a todos aquellos que le hicieron  daño el mismo que le provocaron.

—Sigamos buscando, no debió ir muy lejos.—de manera cortante siguió su camino, guiando a su compañero para cumplir su misión y así evitar que fueran buscados por todo el mundo para pagar por todo el daño que le hicieron.

La tormenta se fue calmando y su ligero sueño fue artífice de salvarlo de las "garras" de sus reclusores. Escuchó sus pasos acercándose a su presencia, las ramas benditas que yacían tendidas sobre el suelo produjeron un «crak» que resonó en su cabeza como si de un grifo saliese a cada segundo una gota sobre la superficie de aluminio del lavaplatos. Levantándose como pudo se subió a aquel árbol, su corazón latía de manera frenética mientras su cuerpo temblaba del miedo, posado sobre una gruesa rama y oculto entre las hojas de aquel árbol observo a sus captores buscándolo a como de lugar.

Con linternas en mano y con desesperación corrían de un lado a otro intentando hallarlo, cuando ambos intentaron recuperar el aliento se quedaron descansado sobre el roble de aquel árbol, observo atento cada gesto, escucho con atención cada palabra dichas por ellos. Se estremeció al ver que el rostro de uno de ellos se iba ¿despintando? No podía creer que aquella identidad que vio cada día no fuera más que una mentira. Un pequeño pedazo de aquel rostro era de color rojo, inclinarse más para ver todo su rostro provocaría que se cayera en frente de ellos y fuera descubierto y nuevamente privado de su libertad.

—Es muy oscuro para regresar, más aún que la tormenta se volvió a reanudar...creo que es mejor descansar aquí.—comento uno de ellos.

—opino lo mismo, toma.—le ofreció un pequeño frasco de envase blanco.—cubre aquella pequeña mancha descubierta de tu rostro, no sabemos si esta o no por estos parajes... No queremos que sepa nuestras identidades, no aún.

Aquel comentario logro aterrarle, saber que tal vez cada uno de ellos sea alguien tan conocido y cercano a él le provocaba repulsión y pena, saber que motivados por algo que no comprende y/o desconoce son capaces de hacerle lo que le hacen y eso que según comprendió apenas empezaban y concluirían con su bizarro final. Deducía que no saldría vivo al saber quienes son pero intentaría salir de aquel lugar, si fuese atrapado, para poder ir tras el resguardo de su familia y la sociedad global y denunciarlos pero aquella decisión involucraría y sometería en serio peligro a su familia. Callaría si tan solo por aquel sacrificio ellos fuesen capaces de liberarlos, el sé los prometería y esperaría que fueran comprensivos con él.

La noche planea ser larga, cansado de estar en vela decide dormitar sobre aquella rama, recostado boca abajo tan solo soñaba una cosa, su libertad en todo el sentido de la palabra y el aspecto en que esta se puede reflejar en su vida. El sueño de la libertad seria el motor para seguir luchando, la meta primordial que debe cumplir, su mayor proeza, el analgésico que aminoraría el dolor de su alma e intentaría curar las heridas de su cuerpo.

Tan solo eso, un anhelo que se convierte en un sueño, un sueño hermoso que en algunas veces se convirtió en una pesadilla. Todos somos libres de soñar. El sueño es una manera de escapar de la cruda realidad, un mundo imaginario hecho en base a nuestros mayores anhelos y deseos, aquel mundo ideal que solo existe en nuestra mente. Un sueño, tan solo esperaba que se hiciese realidad...

El sueño de la libertad, que esperanzador suena ¿verdad?

°•¤Ħɑвıвı¤•°  (Egipto X Israel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora