⏳15. tɨɛʍքօ.⏳

8 1 0
                                    

El amanecer fue como un precioso regalo, se levanto junto al alba, sintiendo la calidez de los primeros rayos del sol sobre sus párpados, estiro su cuerpo de manera sutil mientras evitaba bostezar, observo que el lugar en donde descansaban aquellos dos estaba sin su presencia. Suspiró y se quedo en aquella rama, pensando y pensando en múltiples cosas, cosas que haría cuando saliese de aquel bosque y que un alma caritativa fuese capaz de ayudarlo a reencontrarse con sus seres queridos.

¡Oh como los extrañaba! Sentir el dulce aroma del inocente cuerpo de sus pequeños, sentir la fragilidad de sus cuerpos entre sus manos, sosteniéndolos como si se tratasen de valiosas piezas de porcelana, obras de arte únicas en todo el mundo entero. Una presión en el pecho le hizo recuerdo de todos aquellos escenarios escasos que vivió con ellos, el dolor que sufrió y conllevó a que los trajera a un mundo seriamente herido. El vinculo que lo une con aquellas criaturas le hace pensar en como puede ser capaz de brindarles un mejor futuro si es incapaz de forjar el suyo. Ser tan joven conlleva grandes desafíos que muchos de ellos aun están en el camino de superarlos, sus indiferencias raciales y religiosas, sus constantes peleas por simples limites y recursos que es lo primordial para salir de lo que se considera tercer mundo. Tan jóvenes e incapaces de controlar sus impulsos caóticos, todo producto de los intereses individualistas y poco moralistas.

Pero ¿que es lo que siente con respecto a Egipto?. Odio, rencor, despecho o una pequeña pizca de amor que se confabula y mezcla como un ensalada con aquellos sentimientos que nunca antes pensó volver a sentir con semejante intensidad. Espero varios días, parte de aquellas horas de descanso de semejante y tortuoso trabajo forzado entre insultos y golpes su llegada, soñó con ello e incluso se lo imagino en reiteradas ocasiones. Haciendo alusión al amor que tanto pregonó al mundo tenerle, incluso creyó en sus palabras antes de marcharse para nunca volver o esa era la situación hasta ahora. Con las esperanzas más renovadas que nunca creía con fervor podría salir de ahí.

Decidió bajar, con lentitud y siendo muy precavido y atento ante cualquier mínimo movimiento que sus ojos y oídos fuesen capaces de captar y escuchar. Realizo una profunda respiración, inhaló y exhaló lo que suponía era el perfume de la libertad antes de correr para reanudar su camino a su más ambiciosa meta.

Estare con ustedes...es una promesa.—con una mano en el pecho miro por última vez atrás, recordando los hasta ahora hórridos escenarios que vivió dentro de aquellas tétricas paredes.

Corrió y corrió con las fuerzas que tiene de sobra, sus pasos llenos de seguridad marcaban un antes y un futuro después en su vida llenas de guerras y escasos momentos felices que atesora en su memoria. Decidido a ir tras quienes ama y recobrar aquella vida que pretendieron arrebatarle de las manos, el destino que pretendieron privarle de gozarla y en parte lo hicieron. Parte de su cometido fue logrado, sembrar aquello de lo cual ambos están envenenados y cegados.

Un ruido, voces que insisten en ir a donde se halla le hacen parar su recorrido y buscar un escondite, los pasos se aceleran y las voces se hacen más audibles y cercanas que logran perturbarlo. El pulso de su corazón se aceleró de manera frenética, como un ferrocarril descontrolado apunto de colisionar en un paro cardíaco, el miedo moviliza y agudiza sus sentidos al mismo instante que los entorpece, los reconoce y al parecer siempre estuvieron en aquel lugar, haciendo un reconocimiento del lugar quizá desde la madrugada y conociendo a perfección el sonido de aquel pacífico lugar en tan pocas horas. Detrás de un robusto tronco se quedo esperando su destino, escuchando sus voces tan cerca suyo, oyendo sus pasos acercarse cada vez a su miedoso ser. Pareciera que tarde o temprano el corazón que lo mantiene vivo saldría de su pecho, lo vería entre sus manos antes de desfallecer y observaría su esplendor más halla de las imágenes impresas o digitales.

—De seguro fue un animal, ¡sigamos y no perdamos el tiempo!.—decía autoritario uno de ellos al otro que como fiel sabueso obedecía sus ordenes.

Suspiro con alivio al oírlos marcharse, sus pulsos consiguieron la estabilidad que a gritos su pecho le exigía para no colapsar en algo trágico. Cerro sus ojos hallando aquel alivio del momento que extasió su mente llevándolo a más extraña y placentera tranquilidad de la que tanto había escuchado a otros y que muy rara y a decir verdad escasas veces fue capaz de conseguir.

Dirigió su vista periférica a ambos lados del lugar en donde con anterioridad ellos procedieron a vagamente buscarlo, parecía que jugaban entre ellos y le daban el tiempo necesario para esconderse y hallar consigo la manera de escapar de sus garras.

Un recorrido que llevo consigo aquello que tanto buscaba, civilización a pocos metros de su alcance. Agotado y apenas sintiendo los músculos de sus piernas logra con gran esfuerzo llegar hasta aquel pequeño puesto de comida, rogó y suplico al encargado que pudiese brindarle alojamiento, al menos algunos días y que lo pagaría con trabajo, haría lo que sea para conseguir un pequeño rincón en su remolque en donde esconderse de quienes con desesperación lo buscan para simplemente divertirse de manera perversa con él.

La amabilidad de aquel hombre bendijo su día, su compasión le hizo derramar lágrimas de emoción al mismo instante que se arrodillo y beso en reiteradas veces sus manos agradeciendo su hospitalidad y benevolencia. Consiguió el tiempo que necesitaba para poder marcharse del lugar en donde estuviera. Un dato curioso es que por su mente jamas paso la idea de preguntar en que lugar se hallaba y otro dato más es que aquella confianza y aquella seguridad que lo fortifican con las bases de la esperanza que nunca se doblegó en el pero si flaqueó para disuadir a sus  enemigos acabaría por desmoronarse por completo, como si el mundo entero se le viniese encima, lo sofocaría y seria aquel peso muerto que cargaría en su ser por toda su vida. La piel de un cuerpo puede tardar algunos días en sanar, inclusive las grandes heridas tardan meses e incluso años en cicatrizar pero el dolor de un alma nadie lo puede curar ni remediar, los daños que se le hacen a la misma son imposibles de remediar, un alma rota jamas volverá a ser la misma...y aquel dolor que lleva consigo se expandirá por todo su ser hasta destruirlo por completo...

Sera su aniquilación total a pesar de seguir vivo por fuera, estaría muerto por dentro.

El tiempo se encargaría de decidir su destino.

°•¤Ħɑвıвı¤•°  (Egipto X Israel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora