°•¤Ħɑвıвı¤•° (Egipto X Israel)

⏳41. Ƶℓρɑ ý Ćɑяɢ๏ ∂ε ¢๏иઽ¢ıεи¢ıɑ.⏳

No logro pegar el ojo en toda la noche, espero con ansias una ausencia con la organización, la respuesta ante su petición pero la misma jamas llego...al menos no ahora.

En su mente yacen los recuerdos de su cruel tortura, la forma en que fue obligado a participar en un acto inhumano, cruel y sádico. Separo a una familia, mejor dicho, destruyó una familia. Dejo que el mundo se hiciera cargo de aquellos niños y los mando a diferentes hogares, evitando que establecieran un vinculo con su padre debido a un acuerdo que apareció de forma sorpresiva. Varias familias que estuvieron bajo el ojo del huracán sufrieron de este cruel destino, personajes que se hacen ver como inocentes y a su vez posibles culpables que en realidad son inocentes han pagado por tal equivocación.

Siria pago con creces su accionar, dejo que la gran Liga le diese la espalda, evitaron que el llegara para apoyarla, le imposibilitaron verla y cuando lo hizo le hicieron añicos, lo golpearon hasta que sus gritos dejaron de oírse en aquella gris habitación inmunda en la que fue recluido y torturado hasta dejarle varios días de impedimento y múltiples fracturas por las cuales tuvo que someterse a clandestinas cirugías para remediar los daños sufridos a manos de aquello salvajes.

Paso toda la noche retorciéndose en su cama pensando en como fue capaz de participar en semejante juego de venganza. De como pudo haber sido capaz de golpearlo e intentar matarlo cuando fue ofuscado por la ira y el miedo.

—¿Por qué lo hice?...¡Qué demonios hice!.—exclamo frustrado, sus manos yacen sobre sus cabellos jalando los levemente mientras cierra con fuerza sus párpados y aprieta los dientes queriendo callar aquella voces que lo culpan y castigan.

Se levanto de la cama, dio unos cuantos pasos hacia las rejas mismas que sostuvo entre sus manos con fuerza y jalo haciendo que su cuerpo se moviera hacia adelante y atrás, grito y exigió la presencia de la gran organización sin tener el resultado esperado.

—¡Es urgente ¡¿qué no lo ven!? Será muy tarde si no atienden mi llamado...sera muy tarde...—cayo arrodillado con las manos aun sosteniendo aquellas rejas y restregando su arrepentido rostro sobre aquellos barrotes de acero.—...por favor...diganle que es importante... El aun esta con vida...¡con vida!

Su exclamación sometida entre lloros y lastima suplicaban atención, atención que ninguno de los presentes que lo resguardan le brindarían, pensaban que había enloquecido, que sus delirios eran producto de aquellos años recluido en la oscuridad donde apenas ve la luz del día y gracias a ello no pierde la noción del tiempo ni la cordura.

—¡Guarda silencio, la organización no tiene tiempo para tus desvaríos!.—la orden brindada con autoridad por parte de la seguridad era el impedimento para que Israel consiguiese la ayuda necesaria para ser libre.

Ellos habían sellado su destino, ellos dejaron que Israel muriera a manos de sus captores, ellos fueron quienes evitaron su salvación.

❀●❀

Permanece con la mirada fija en el horizonte, recordando que alguna vez el israelí lo acompaño en aquel pequeño asiento de piedra para mirar el basto jardín que decora su extraño y lujoso hogar. Añorando con todo su oscuro corazón haber escogido un buen camino alternativo en lugar de aquel oscuro en el que transita.

Lamenta haber dejado su lucha y haber seguido con este terrible acto pero se vio cegado por su deseo de venganza y ahora no encuentra manera alguna de salir limpio de esta situación.

¿Qué más podría haber hecho?

Cegado por su amplia sed de venganza y con el juicio nublado por la decepción y el rencor tomó una de aquellas decisiones por las que en algún futuro cercano se arrepentirá amargamente.

La oscuridad de su corazón es excesivamente ofuscante, todo ha cambiado dentro de si desde aquel instante en que decidió marcharse de su lado en compañía de su rival.

—Porque...que me hiciste...—recrimina con melancolía, su rostro que mezcla a la perfección la tristeza y la ira es el reflejo de su conflictiva personalidad sumida en rememorar una y otra vez las traiciones sufridas a lo largo de su vida.

Traicionado de una forma vil por aquellas personas a quienes entrego su corazón, la tragedia siempre toco su puerta y más tratándose de un asunto que involucrara la pureza de su sentir hacia el contrario. Con el semblante triste rebusca en los bolsillos de su pantalón una pequeña cadenilla, una que en el adorno que cuelga de la misma se encuentra el objeto con el cual su vida se encamino entre los pasajes de la envidia y el rencor.

Una sortija que conmemora su declive, el comienzo de todo lo malo que le ha pasado a lo largo de su existencia. Recordar aquel simple acontecimiento provoca un dolor punzante en su pecho, aun sufre por ello aun cuando lo niega rotundamente a toda costa. Por otra al colocarse aquella sortija y observar su mano, su mente produce una hiriente ilusión.

Una mano amiga, un solido y tímido agarre ejercido entre dos personas que han sufrido por amor, su reflejo yace impreso en sus ojos conforme los latidos de su corazón emiten un crudo eco en su cabeza, sus mejillas se enrojecen y emiten cierto calor vergonzoso. La calidez de sus ojos, aquella mirada soñadora que anhela con fuerza conseguir la paz que tanto solo desde que existe; brillantes perlas blancas relucen en su masculina, tímida y gentil sonrisa que aquel que fue capaz de opacarlas con su infidelidad no mereció ni merece verlas. Aborrece recordarlo y con gran enojo quita aquella sortija de su mano olvidando cualquier promesa que pudo haberle dicho a ese alguien especial antes de que lo abandonara, olvidando cuanta mentira fue capaz aquella entidad bicolor de decirle para llevarlo a su cama y dejarlo plantado el día en que supuestamente sus vidas serian una.

—¡Haré que cada uno pague muy caro por todo lo que me habéis hecho!.—exclamo con convicción, el enojo y la potencia de su solitaria voz denotaba seriedad y claro sentido de venganza hacia quienes alguna vez osaron lastimarlo y posicionarlo en esta circunstancia.—no dejare que ninguno se salga con la suya.

Su soliloquio llego a los oídos de su superior que lleva ya un buen tiempo observándolo, teje en su mente un maquiavélico plan con el que culminara su atroz juego.

Uno bastante cruel y despiadado.