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Por su cabeza han pasado extensas supersticiones y ciertas sospechas con respecto a uno de sus verdugos.

Podría haber sido aquella forma tan inusual en que logra mirarlo; orbes verdes turquesa antes los ha visto pero no recuerda donde, unos orbes cargados de extenuantes tormentos que se mezclan entre la ira y algo más que lucha y apenas es visible observarlo.

Un pequeño flashback le llega cual fugaz destello en el firmamento en una noche apocalíptica donde las estrellas caen a grandes velocidades dejando estelas de colores vivos demasiado llamativos. Un brillo particular, una sensación inusual, tan conocida que por todo el martirio sufrido durante tantos años han logrado que sea casi imposible recordar. Un gesto escalofriantemente familiar, un rostro pálido cuyas facciones denotan semejanza con quien ahora permanece borroso en uno de sus tantos recuerdos de su querida y amada vida pasada.

—Es tan...familiar...—dubito un segundo, su pose pensativa demuestra el maltrato al cual fue sometido.

La espalda corva y huesuda, es como si fuese un cadáver viviente penando en el mundo de los vivos exigiendo justicia y clemencia. Su rostro no se queda atrás, notables y oscuras ojeras decoran aquellos ojos que alguna vez lucieron y dieron vida a una de las miradas más sencillas que el mundo hubiese visto, la esperanza a muerto dentro suyo y es muy perceptible en el vacío de sus ojos color miel. Un rostro consumido por la tristeza, marcado por ríos de sal que han circulado al compás de estruendosos gritos y suplicas salidos de sus desgastados y quebrados labios en todas aquellas ocasiones en que cada uno de ellos quiso desquitar sus frustraciones con alguien a quien consideran un "juguete".

La perturbación y el pánico se apoderan de él cuando por su mente circula una canal y escalofriante suposición que se acompaña del miedo hacia su tan incierto futuro y de si este mismo existirá en este plano astral.

—No lo creo...no seria capaz...¿o si?.—se cuestiono a si mismo, negando cualquier parentesco con aquel a quien logro estimar demasiado prefiere seguir a ciegas ante una evidente verdad.

Creía estar paranoico, las similitudes son tan comunes que confundir identidades llega a ser una condena para su mente. Pensar en la sola idea de que fuese él lo derrumba por completo, no soportaría enterarse o saber que aquel que dejó atrás fue capaz de hacerle semejante daño como el que ahora sufre que no se compara con lo que le depara más adelante.

Sutiles toques llaman a su puerta antes de escuchar como la perilla da un giro y permite la entrada de una de las entidades que, según él y no esta equivocado, es importante entre aquellas que osaron lastimarlo.

Mirate, tan demacrado y sucio.—el tono despectivo y malicioso de su voz le irritaban en demasía más aun ver su arrogancia a flor de piel.—tus harapos no son mas que despojos de aquella vida que dejaste atrás, ja, menuda vida pecaminosa existe tras tus espaldas.

Su rostro que con anterioridad había gestuado burla se torno seria, intimidante y aterradora, una siniestra que le ponía los pelos de punta. Rasgos que siente haber visto en alguna parte del mundo, su siniestra mirada la ha visto en alguna parte, aquel odio, aquel resentimiento e ira las vio impregnadas en varias miradas que ahora yacen difusas en su cabeza debido a todos aquellos meses en cautiverio y oscuridad en la que subexistio durante tres años.

Que más daba saber quien era si de cualquier forma jamas saldría de ahí, en su consciencia carga con la muerte de aquel en quien dejo la escasa esperanza de salir con vida y continuar con su historia. No obstante había algo inquietante gritando muy en el fondo de su ser, es un grito que no logra percibir, el peligro al que esta inmerso no se compara al suplicio que vivió milenios y siglos para conseguir el estatus que ahora ostenta con orgullo, su identidad como estado.

—¡Era mi vida y se atrevieron a arrebatármela!.—exclamo enfadado, era curioso observar aquel ceño fruncido en ese pálido y demacrado rostro desahuciado, aun había resistencia en si ser que fácilmente doblegaría con solo tocar un tema.

Su rostro no pudo ocultar la sorpresa, quizá subestimaba la gentileza, amabilidad y sumisión de su prisionero, quizá no había impuesto fuerza suficiente para enseñarle su posición, para enseñarle que quien manda ahora es él.

—¿Vida?, que va.—bufo sarcástico, su mano derecha llego velozmente a su delgado cuello y con su fuerza lo estampó en la pared de su habitación, aquella que da justo con la ventana. —Sumiste en la perversión y alejaste del buen camino a uno de los nuestros, forjaste y engendraste demonios que contaminaran a nuestros hijos. Eres el pecado encarnado y yo exterminare cualquier semilla del mal que haya salido de ti.—sus palabras profetizan un acontecer que acongoja al contrario quien trata de buscar un poco de oxigeno.

Sus manos ejercen una fuerza tan débil sobre aquella que le priva del oxigeno que precisa para vivir, sus mirada desesperada se encuentra con aquella asesina de su cruel verdugo, no puede objetar nada debido a que si lo hace perderá el escaso aire que aun guarda en sus pulmones.

—¡Tus engendros pagaran por vuestros pecados!.—exclamo con euforia ejerciendo una fuerza mayor en aquel cuello el cual suelta al cabo de unos 5 segundos.

Israel cae al suelo nuevamente, masanjeando  su cuello y dando grandes bocanadas de aire al mismo tiempo en que dirige su mirada hacia quien acaba de escupirle cuando alzo su rostro para confrontarlo.

—Tu...tu no eres Dios para ejercer semejante acto, ¡quien eres para ejercer justicia en su nombre!, ¡Quien eres para obrar en nombre de tú Dios!.—reclamo con notorio enfado, en su tono de voz se ve implícito el coraje y la ira hacia quien se cree un Dios o pretende serlo.

Aquel sujeto río burlescamente en su cara, se inclino dejando salir de sus labios una carcajada que al poco rato se convirtió en una linea inexpresiva dispuesta a dar una respuesta a semejante exigencia y reclamo.

—No soy Dios ni pretendo ser lo, solo soy alguien que tiene el valor y las agallas de hacer aquello que nadie se atreve a hacer, justicia.—elocuente y calmado, así sonó su respuesta, aquella tranquilidad y seguridad eran admirables e inquietantes.—Todos los rostros que has visto serán participes de mi valor al acabar contigo, nuestro sueño por fin se hará realidad, muy al margen de todas aquellas mentiras que nos vendieron como verdades hace años atrás.

Un par de palmadas soltó sobre sus mejillas antes de retomar una postura erguida y marcharse de su habitación, no obstante quedó quieto en el marco de la puerta dándole la espalda un momento antes de hacer algo que lo dejo inquietado y asustado.

—¿Quién crees que podría ocultarse bajo este maquillaje?.—cuestiono al contrario de forma divertida, pasando sus manos sobre su pálido rostro e incrustando sus uñas en el mismo.—Quizá alguien a quien pretendías conocer o simplemente un extraño ¿cuál es tu respuesta?, quizá esto te de una pista...—acto seguido deslizo con fuerza sus dedos hacia abajo dejando marcas rojas en su trayecto, tres en cada mejilla.

Un denso carmín decoraba el pálido rostro de aquella entidad, no obstante cada segmento que resultaba con el simple despojo de lo que aparenta ser pintura o maquillaje deja al descubierto el verdadero color de aquella piel que oculta una inquietante identidad. Un profundo rojo se muestra en la misma, uno que le hace pensar directamente en una persona en especial, alguien que pretendía conocer y que ahora desconoce.

—¿Tu...Turquía?.—confuso dio una respuesta a la cual no tenia fe de que fuera verdad, simplemente no pretendía aceptar que aquel a quien entrego parte de su corazón fuese quien ahora hace de su vida un cruento infierno.

Él tan solo mostró una ladina sonrisa antes de marcharse y encerrarlo en aquella habitación habiendo logrado su primordial objetivo. Tras sus espalda escucho los estruendosos golpes y gritos de aquel que exigía respuestas o una aseveración que confirmara que acertó en su respuesta.

Que mejor forma de castigarlo que dejarlo con la gran duda de sí es o no es.

Todos cuelgan de delgados hilos sujetos a sus dedos, son sus marionetas y si no los necesitan los desechara, hará de sus vidas un infierno.

Hará que paguen muy caro por sus pecados.

°•¤Ħɑвıвı¤•°  (Egipto X Israel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora