⏳17. ǟʟɨvɨօ ʏ ֆʊքʟɨċɨօ.⏳

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Aquel anhelo que alguna vez tuvo por volver con quienes ama fue cruelmente destruido. En la tarde de un viernes muy pacífico fue raptado de aquel lugar que muy a lo lejos fue capaz de presenciar como el mismo ardía en llamas y el grito de aquellas personas inocentes que tuvieron el infortunio de hallarse ahí cuando lo encontraron pesa en su consciencia, lamentando el hecho de haber escapado y haber involucrado a un buen hombre que por su hospitalidad pago un alto precio.

Para ellos era un alivio tenerlo nuevamente en su hogar, bajo su poder y eso si, no escatimarian gasto alguno para reforzar la seguridad ni perdonarían cada simple ofensa, la aplacarían usando un modo de adoctrinamiento para así evitar otra posible fuga.

No fue muy difícil que digamos ni tan fácil encontrarlo, había escogido un lugar que por muchas veces dejaron de lado pensando que no seria tan estúpido para arrastrar consigo personas inocentes a los cuales embarraria con su estupidez.

Digamos que no fue fácil para uno tomar la decisión de encerrar a aquellas personas en aquel lugar ni mucho menos sostener un fósforo encendido en sus manos para luego, a través de una pequeña abertura en una ventana soltar el mismo mientras huía despavorido, incapaz de voltear al escuchar el estridente sonido de la explosión confabulado con el silencio de aquellas voces que perecieron buscando misericordia, sus ojos fueron incapaces de seguir presenciando tan hórrido e infernal escenario.

Para el otro fue algo gratificante, ya con un alma corrompida por sus caprichos y deseos enfermos que se nutren del odio y la venganza para aplacar aquella ira que una vieja herida fue incapaz de enterrar tan solo intentando sanar, que más daba disfrutar aquello que avivaba sus deseos hacia quien con desesperación grita y los maldice, arrodillado sobre el suelo y con los ojos llorosos desgarra su garganta negando el simple hecho de la realidad generada por su único error.

Verlo ahí, queriendo ir hacia aquel incinerado lugar para socorrer tan solo cuerpos calcinados era algo que ellos no permitirían, escuchar sus maldiciones fue algo divertido. Semejante falta de respeto debería ser corregida, un puntapié por debajo de su mentón calló sus estupideces mientras con una mirada llena de odio es capaz de mirarlos aun cuando por la comisura de sus labios brota una linea carmín que va proyectando su camino por encima de sus pálidos labios apenas recuperados.

Llevado a rastras, siendo incapaz de volverse a poner en pie debido a que después de aquel puntapié decidieron "ablandarlo" para así no gastar fuerzas en algo...algo tan insignificante como lo era él.

Apenas puede distinguir las texturas de todo lo que le rodea, la copa de aquellos arboles que en una noche tormentosa le brindaron cobijo y refugio, el cielo azul que siempre sonreía al verlo mientras un imponente sol parece esta vez querer ocultarse para no verlo nuevamente yendo a aquel lugar del cual tanto le costo escapar.

Tirado frente a la gran puerta un leve quejido sale de sus labios, una mueca de dolor su rostro ha generado mientras la sorpresa y el miedo abordan su ser, como una caricia gélida que recorre todo su ser provocándole un leve espasmo. No era para menos, un leve rechinido da a entender que el peor de aquellos demonios estaba tras suyo, apenas volteo a verlo fue tomado del cuello e introducido en el más aterrador silencio en las entrañas de aquella mansión que se convirtió en el peor abismo infernal.

Sus manos intentan vagamente y sin éxito alguno aminorar la presión que él ejerce sobre su cuello evitándole así respirar con libertad, sentía como la sangre se aglomeraba en su cabeza conforme su vista se hace borrosa y apenas es capaz de distinguir el hipnotizante naranja de sus orbes cargados de ira y satisfacción.

Patalea en un intento de querer tocar el suelo para así ya no sentir que se asfixia, escucha voces demandantes que exigen a su verdugo parar, se oyen como ecos en la lejanía y es incapaz de seguir escuchándolas, mientras la vista se va perdiendo en un punto cualquiera del gran salón sus párpados empiezan a pesarle, era como si dejaran caer el telón ante el grotesco final de un drama que por mucho llego a ser demasiado para los expectantes que huían disgustados y asustados del lugar. Una oscuridad con voces que se oyen tan lejanas mientras su cuerpo corre a través de un túnel siguiendo a la fulgurante luz que lo llama, aun cuando la misma es muda siente oírla. Pasos tan apresurados jamas los ha dado, era como si caminara por primera vez, era como si renaciera, lleno de vitalidad, parecía haberse deshecho de un cascarón que lo sometía al dolor y la miseria.

Era como si fuese una mariposa abriendo por primera vez sus alas después de una larga transformación, la evolución de algo tan insignificante y repugnante a algo tan maravilloso y hermoso.

—¡Sueltalo!¡No ves que lo estas matando!.—entre los dos intentan a toda costa disuadir a quien, entre sus manos su diversión poco a poco intenta dejar el mundo de los vivos.—¡SUELTALO!.

Con desgano y volviendo en si lo suelta, mirándose con horror las manos y cruzando mirada con quienes están asustados y preocupados huye del lugar, agitado corre hasta su habitación que hasta en el gran salón es audible como azota la puerta de la misma. ¿Que demonios le había sucedido? ¿Por que después de tanto tiempo fue capaz de presentarse nuevamente ante sus ojos? Sentado en la esquina de su cama, con las rodillas replegadas sobre su pecho mientras sus manos sostienen su cabeza intenta asimilar sus acciones, casi cometió una locura, casi fue capaz de matar nuevamente a una entidad tan importante como lo es Israel. Esta aterrado, sus ojos lo demuestran al igual que sus gestos que buscan escapar de aquel hórrido pasado. Era como revivir una vieja pesadilla, era como si se desconociera a si mismo y se temiera del mismo modo en que lo hacen los demás. Era como verse en el reflejo mismo del peor de los demonios, ser la viva imagen del peor de los pecados y sacrilegios.

—'atalae min raasi! (¡Sal de mi cabeza!).—vocifero con toda la pena de su alma mientras azotaba su cabeza contra su cama.

Mientras aquello sucede, los que permanecieron en la sala acompañando a un inconsciente Israel, hacen todo lo posible para reanimarlo, evitar que cruce aquella delgada linea entre la vida y la muerte para así no cargar en sus consciencias con la muerte de alguien cuyo único pecado fue simplemente existir.

Dándole una respiración de boca a boca es capaz de reanimarlo, ver nuevamente aquellos ojos vivos e incrédulos como aterrados era gratificante, sonrió levemente mientras se alejaba para levantarlo de golpe del suelo y así llevarlo hasta aquel primitivo lugar del cual jamás lo debieron sacar. Sosteniéndose el cuello recordando lo que se sentía caer a los pies de la inconsciencia es capaz de entender lo que él siente, aquel terror que corre por todo su ser y que sus ojos reflejan con total claridad, sobandose el cuello para así poder tragarse aquel miedo que grita por expresarse muestra su incomodidad y dolencia. Llevado a empujones sin importar que apenas es capaz de ponerse en pie es guiado hasta aquel lugar que conoce, recordando lo tétrico que es implora perdón y misericordia, pedidos que simplemente son negados y rechazados con un simple silencio. Recuerda aquellos lúgubres pasillos grises, la humedad se hace más notoria que la anterior vez mientras el frío suelo le recuerda las noches que paso "muriéndose" de frío en la inmundicie de su celda.

Arrojado sin previo aviso cae sobre una de sus manos, un alarido de dolor sale de sus labios conforme siente aquella mano adormecida pero con un dolor infernal. Refugiándose en aquella esquina que parece no haber sido tocada desde que se fue, ve aquellas vendas que cubrieron su cuerpo y aquellos papeles que entre todos una carta fue capaz de escribir, entre borrones y manchas que hacen ilegible su declaración permanece quedo observando todo el lugar, en la casi completa oscuridad.

Tan solo le quedaba el recuerdo del día y la noche, imaginarse que a través de una pequeña  grieta, cuan diminuta sea es capaz de ver un haz de luz simbolizando aquella gran esperanza que aun mantiene por salir.

En el peor de sus suplicios tan solo le quedaba confiar en la voluntad de dios, mantener aquella fe suya que fue capaz de llevarlo a donde esta ahora.

Para unos fue un alivio y para otros un suplicio, tan solo quedaba esperar que aquel suplicio no se convirtiese en un hórrido calvario del cual desearía antes estar muerto que vivo para sentir el verdadero dolor.

Todo apenas era el comienzo de algo mucho más turbio y grotesco, el inicio para el acto final que coronaria el sufrimiento de Israel.

°•¤Ħɑвıвı¤•°  (Egipto X Israel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora