⏳16. ɖɨֆċʊֆɨօռɛֆ ɛ ɨռtɛռtօֆ ɖɛ ǟʟɛʝǟʍɨɛռtօ⏳

11 1 1
                                    

Un ambiente lleno de tensión es el que se vive dentro de aquella ambigua mansión cuyos huesos arquitectónicos guardan los escenarios más oscuros de su vida. Solo aquellas paredes son capaces de recordar y guardar aquel secreto que el propietario de la misma, que se oculta en el pálido maquillaje blanco que cubre su verdadero aspecto, que fue capaz de cometer una atrocidad. Un hórrido pecado.

—¡Como te atreviste a actuar tras mis espaldas! ¿¡Tan siquiera como fuiste capaz de faltar a nuestro convenio!?.—su molestia era muy notoria que hasta incluso sus ojos parecen estar inyectados de una furia infernal.

Entre aquellas manos de franjas blancas decorando sus muñecas rojas sostiene del cuello a uno de sus cómplices, intentando ahorcarlo, acabar con su misera existencia incompetente y así acabar con toda pista que logre inculparlo de semejante delito y bajeza.

—¡sueltalo que vas a terminar por matarlo!.—interviene el otro intentando ayudar a quien parece que pronto perderá la consciencia.

Sus manos intentan desesperadamente alejar aquellas que se aferran a aquel cuello cuyo dueño busca con desesperación conseguir la llegada del aire a sus pulmones.

Ejerciendo una última presión sobre aquel frágil  órgano, una presión un tanto más agresiva, suelta al pobre desdichado que fue capaz de conocer tan siquiera una misera pizca de su ira. Lo miro con molestia, con desprecio fue capaz de escupirle en la cara antes de darle la espalda mientras inhalaba y exhalaba para mantenerse calmado y así no perder aun la cabeza, al menos no por completo.

Por otra parte, quien si no fuera por la acción de su compañero ahora estaría posiblemente muerto, da grandes bocanas de aire, respirando de manera errática y con la mayor necesidad de llenarse de aire hasta el punto de querer explotar. Se sostiene del cuello dando ligeros masajes mientras ve con malos ojos a quien le dio la espalda y fue capaz de escupirle en la cara con odio y asco. Aquella sustancia viscosa que lleva en el rostro se la limpia con notorio asco mientras se reincorpora e intenta siquiera a atreverse atacarlo aprovechando que esta de espaldas y sin protección alguna como las veces anteriores en que bajo su cabeza ante cada llamado de atención.

—No seas estúpido ¡¿acaso quieres acabar muerto!?.—le recrimina en un susurro mientras lo sostiene entre sus brazos evitando que así cometiese una estupidez.

Quien lucha por querer vengarse de semejante ofensa se calma y lanza una seria mirada asesina a quien fue capaz de prevenir que cayese muerto y tal vez desechado en un barranco o simplemente tirado desde un acantilado.

—Puedes tener siquiera la descencía de contestarme?.—volteo a verlo, sus ojos brillaban de manera espeluznante. Aquel naranja semejante al fuego parecía arder con locura abismal.

—Fue un desliz, una debilidad que no se volverá a repetir.—se excuso bajando la cabeza, siendo esta la primera vez que se somete ante la voluntad de alguien más, es incapaz de seguir tirando su orgullo por los suelos siendo esta la primera y posiblemente última vez que llegue a subyugarse y callarse.

—¡Oh claro que no se volverá a repetir!.—de manera casi sarcástica emitió una risa burlona.— No he de permitir mas incompetencias, de hecho.—se acerco más a él, frente a frente sus ojos consumieron el escaso orgullo que su súbdito aun guardaba, o eso fue lo que le hizo creer.—si es que nuestro corderito no aparece, otro sera quien ocupe su lugar y creeme, no será nada grato estar en sus zapatos.

Ligeras palmadas recibió en una de sus mejillas, aquella amenaza resultaba aterradora sabiendo de antemano  cual era el acto final con el que condecorarian a su juguete, aquel hórrido y repugnante final acto.

—No estoy dispuesto a seguir este absurdo juego...—apunto de decir su nombre frente a quien aun no conoce su identidad pero sospecha es silenciado por su mirada asesina.—renuncio a nuestro convenio, no creo estar capacitado para seguir con esta...esta absurda venganza.

Ambos lo miraron como fieras acechando a su presa, lo rodearon con aquellos ojos incrédulos y ofendidos mientras sonreían de manera cínica e incluso loca. Uno lo tomo de los hombros haciéndolo saltar por el susto mientras otro descansaba sobre su hombro dando hondas respiraciones, incomodandolo claramente con aquella acción.

—No es absurda, hacemos la justicia que nadie es capaz de darnos.—comento el que lo sostenía de los hombros, ejerciendo una mayor presión casi al punto de querer con sus uñas atravesar su piel.

—Aquella que siempre nos han prometido y que en base de mentiras fueron capaces de tomarnos por tontos, queriendo que aceptemos la injusticia que ellos denominaron derecho. —complemento el que descansaba sobre su hombro, levantándose del mismo alejo al otro y entre sus manos tomo el rostro de quien quería desertar de su organización. —Solo yo soy quien prescinde de ustedes y no ustedes de mi 'aghbia' dakhma. Mirame bien y escucha con atención lo que te voy a decir.—se acerco a su oído soltando su rostro carcomido de miedo.—esta estupidez que acabas de decirme tendrá sus repercusiones, ya lo veras querido amigo, ya veremos si aun mantienes la idea cobarde de desertar.

Empujándolo se abrió paso hacia la puerta, dio un último vistazo a sus hombres antes de marcharse, claramente dejando muy claras sus órdenes.

—Espero pronto ver aquí a nuestro corderito, de lo contrario tendré la penosa tarea de tirar dos pesos muertos por el acantilado que hay muy cerca de aquí, aunque eso seria una excelente oportunidad para eliminar evidencia alguna de este hecho.

Azotando la puerta los dejo a ellos dos compartiendo el mismo miedo y odio hacia quien, por un momento de ira y frustración, fueron capaces de uniserle sin antes pensar en las consecuencias y represalias mezcladas con peligro que representaba aquella entidad que solo uno hasta el momento conoce.

—¿Cómo te atreviste a decir que nuestros motivos son absurdos? Tan solo siquiera pensaste en el daño que nos hizo tanto a ti como a mí, o solo piensas que la persona que amas es incapaz de poder tener justicia?.—sus ojos buscan la respuesta que los ajenos se niegan a brindarle, no solo por el miedo que siente, sino que además de ello la empatia se lo impide.

—Has pensado en tu hijo, te pusiste a pensar que es lo que diría si algún día se entera de lo que fuiste capaz de hacer, pensar lo decepcionado que estaría al verte a los ojos y ser incapaz de reconocer a aquel ser que tanto admiro...¿te pusiste a pensarlo o pensar en como el mundo lo vera a el y a ti?.—evadio con otra pregunta que atrapo desprevenido a quien defendía la causa que lo unió con quien hace poco fue capaz de casi matarlo.

El contrario lo pensó un instante antes de sentirse ofendido y gritar a todo pulmón que se sentía claramente ofendido y molesto por sus argumentos.

—¡Tu que vas a saber de lo que podría sentir mi hijo! Es más, ¡COMO TE ATREVES SIQUIERA A HABLAR DE EL COMO SI LO CONOCIERAS! ¡CONTESTA!.—furioso arremetió contra el, copiando la misma acción que el que salio ejerció sobre él.

Con su víctima en el suelo y sosteniendo sus manos pretendiendo evitar el ahorcamiento vio la desesperación en aquellos orbes verdes de conseguir aire, mientras que, aquellos orbes turquesa se sometieron al deseo casi irrefrenable de descargar su ira en quien menos la merecía, en quien fue capaz de prevenir su muerte.

Al recordar aquello fue capaz de reaccionar y evitar cometer el mayor error de su vida, convertirse en un vil asesino no estaba en sus planes y menos aun sabiendo que ejemplo podría ser capaz de brindarle a su pequeño. No seria capaz de abrazarlo con aquellas manos manchadas de la sangre de una víctima inocente al cual su furia e ira arremetió desmesuradamente.

Fue un día bastante tenso, un día de discusiones que casi acaban en tragedias. Tan solo esperaban encontrar al prófugo para así poder desquitarse con él con todo el gusto del mundo.

El suplicio para Israel ya fue puesto en marcha y de hecho el mismísimo israelí caminaba por aquel sendero hacia su irremediable final.

Así fue escrito, la felicidad es un aspecto y una dicha que el destino con crueldad quita a quienes más la han anhelado.

°•¤Ħɑвıвı¤•°  (Egipto X Israel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora