⏳35. Řε†я๏ઽρε¢†ı√ɑ Ⅰ⏳

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Fueron casi eternas las noches de insomnio en las que su subconsciente lo atormenta hasta dejarlo varado en el balcón de su hogar, con la mirada fija en la oscura y estrellada bóveda en la cual reluce una hermosa y plateada luna llena al compás del dulce rugir del mar mientras sus olas impactan con una grotesca fuerza contra la esencia de las rocas. Recordando episodios de su vida que se han convertidos en simples recuerdos de un ser que ha dejado el mundo en circunstancias por demás extrañas, aun así existe un constante debate entre su corazón y mente. Uno declara: "Esto no es bueno, es malo, debes dejarlo ir y ver más halla de su recuerdo, tienes una vida por delante ¡disfrutala! Es tiempo de asimilar y resignarte de que jamas lo volverás a ver con vida" mientras que su corazón pregona con furor todo lo contrario: "No pierdas la esperanza, persiste hasta que nos presenten su cuerpo y solo así podremos dejarlo ir, mientras aun seguiremos aguardando con desespero su llegada"

En esas eternas noches mientras espera el alba para seguir un día completo con severo cansancio y  aburrimiento diviso la luna, buscando en ella el consuelo que su alma pide a gritos, la esperanza de que algún día regresara o sera encontrado vivo y no así muerto, ansiando tenerlo a su lado, en aquellas angustiantes noches en las cuales sus pesadillas toman forma y lo consumen sin piedad, para calmarlo a sabiendas de que en ciertas ocasiones son sus caricias las que desencadenan un episodio del cual jamas hablaron. Al menos el jamas se lo hecho en cara o menciono en ningún momento siendo posiblemente una de las causas de la decadencia de su matrimonio, un factor al cual no tomo importancia en su momento.

Esas noches le han servido para recapacitar, reaccionar y asumir ciertas acciones de su vida, decidir pelear por sus hijos, apelar a la  consciencia de la ONU para poder tener en su poder a sus hijos nuevamente, el vivo recuerdo de quien ha desaparecido y a quien extraña a muerte mientras yace consumido por la soledad y la dependencia al tabaco y el alcohol.

Un proceso arduo le espera, y mientras ello sucede su ser amado ha dejado de quererlo, se obliga a pensar en ello a causa de la muerte de su esperanza, quedo vacío y vencido por la adversidad ante la cual se halla expuesto caminando por un sendero que lo conducirá a su más triste destrucción deseando con todo su ser morir antes que ser tocado de forma lujuriosa por alguien que no sea él. Condenado por el amor que le tiene a sus hijos, traicionado por aquel a quien le brindo su confianza y parte de su herido corazón, condenado a la muerte y el sufrimiento por aquellos que le temen y odian al mismo tiempo.

Aun así en su interior sobrevive una pequeña chispa capaz de encender aquella misma llama que ardió con fulgor durante esos hermosos años de feliz matrimonio. Sus ojos divisaran con horror el fin de ese sentir tan hermoso y primigenio, sus manos desearan arrancar la piel de su cuerpo con frustración sin poder tan siquiera hacerlo. Al final de tanto sufrimiento surge un pequeño haz de luz que iluminara sus tinieblas, misma que sera su oportunidad de volver a ser feliz. El instrumento de su salvación, un ser puro a comparación de su progenitor, tan siquiera un niño que maduro a una edad temprana, un niño que comprendió ciertas circunstancias de la vida y aprendió valiosas lecciones para no repetirlas.

Egipto por su parte esta solo, en un hogar deshabitado y con un aspecto descuidado, como si hubiese sido abandonada desde ya hace un buen tiempo. El apoyo moral que recibe de sus hijos no llena aquel vacío de su corazón, aquel enorme vacío que la partida y perdida de Israel ocasiono en su ser. No bastan las palabras de consuelo, el hecho de que lo sientan o intenten animarlo a seguir adelante, sus insulsos abrazos no generan nada en el, quizá porque atraviesa una etapa o simplemente este molesto por el hecho de que asumen que ha muerto en lugar de dudar sobre dicha aseveración. No los culpa, ¿Quién dudaría de la palabra de la ONU?.

Aun recuerda la última conversación que tuvo con un amigo cercano, una entidad con la cual compartió el momento más maravilloso de su existencia, Grecia.

Quizá las copas de vino fueron culpables de su deprimente y triste estado, quizá aquel embriagante licor que acompaño con una profunda calada de un cigarrillo expusieron su destrozado ser ante los ojos de quien se hace llamar su mejor amigo, uno que le oculta la información que cambiaría su vida por completo. El paradero de Israel.

—He pasado largas noches en vela...no hay día en que no deje de pensar en él ni en la posibilidad de que aun este vivo...es un martirio seguir a la espera de su llegada...—su semblante decaído se decora con una mirada que transmite una profunda tristeza, las pequeñas lágrimas que se deslizan por su descuidado rostro demuestran parte del calvario que actualmente su vida atraviesa.—rogué a los cielos con desesperación una respuesta a mi constante interrogante, grite con desespero en la tormenta su nombre esperando oírlo nuevamente, bebí como un lunático para caer en la profunda embriaguez para solo volver a verlo una vez más aun solo siendo una ilusión de mi mente.

Su voz empieza a quebrarse conforme da más explicaciones, conforme relata cada acción que ejerció desde que se entero de la desaparición de su pareja.

—Busque con desesperación pista alguna en el último lugar donde fue monitoreado, observe el horizonte sosteniendo su argolla mientras la brisa golpeaba mi rostro con suavidad y peinaba mi cabello con delicadeza, sostuve en un puño aquel anillo sobre mi pecho escuchando el eco lento del mismo...no sabes lo mucho que desee morir cuando me entere de su partida.—limpió sus lágrimas con rapidez, una última calada a aquel cigarrillo antes de apagarlo en el cenicero es el que da, un amargo humo salio de sus resecos labios mientras fija su mirada en la de su acompañante.

Un silencio sepulcral, el tic-tac del reloj le recuerda al sonido de su corazón cuando recibió la trágica noticia y ante la cual se niega aceptar. No vio su cuerpo, no lo encontraron y eso le brindo una pequeña luz de esperanza que crece gracias a una extraña corazonada.

—Tu dolor es comprensible, no puedo decirte que lo siento porque no he perdido a nadie con el cual compartiera ese sentimiento que te mantiene esperanzado.—comentó solemne, en un intento poco vano de animar y consolar al contrario.—no obstante, debes atenerte a las probabilidades de que aquello a lo que te niegas creer pueda llegar a ser verídico, intenta asimilar la idea de su partida, intenta darte el lujo y beneficio de dejar partir su recuerdo. Te haces daño, mucho daño, debes recordar que no estas solo, tienes a tu familia, a tus hijos, es por ellos que debes luchar y no dejarte consumir por la depresión. —aconsejo con compasión a aquella infortunada alma que penaba delante suyo, un consejo manchado por sus mentiras.

—Gracias...—no esta convencido, no pretende dar un paso adelante sin antes ver el cadáver de su pareja delante suyo.

Con terquedad se mantiene, aquel consejo cruzo su canal auditivo y salio por el otro. Agradecía su apoyo pero prefería quedarse en aquel hueco, buscando la forma de remediar las cosas que sucedieron tras aquel fatídico día en que perdió una gran e importante parte suya cuando él desapareció, cuando a él se lo dio por muerto.

Cuando el mundo entero lo dio por muerto.

°•¤Ħɑвıвı¤•°  (Egipto X Israel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora