⏳37. Ň๏ઽ†ɑℓɢıɑ.⏳

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Noviembre, 14:00 pm.

Esperaba con ansias una audiencia con la gran ONU, después de haber sido postergado en varias ocasiones hoy fue el día más desdichado e injusto de su vida.

Una reunión antecede a su condena, una charla en privado con quien viene a contrariar su testimonio. Fue en una simple reunión en una oficina jurista, resaltaba la presencia de dos grandes en el mundo como ser el estadounidense y el ruso, había otras entidades del mismo grado que la organización presente siendo parte del jurado que deliberaría su inocencia o culpabilidad en los hechos de los que se le acusa.

El silencio era absoluto, sus miradas frías y juzgadoras lo observaban con cautela, dándole el beneficio de la duda antes de la deliberación y decisión final proveniente de la mano dura de la ONU. Se sentía nervioso, se sentía minúsculo puesto que solo él estaba para defenderse así mismo, aquella entidad que con anterioridad le había chantajeado había desistido de acusarlo y le brindo la oportunidad de "confesarse" y asumir una culpa que en mayor parte ni es suya. Pudo observarlo quedarse al fondo del juzgando, observándolo con arrogancia y triunfo, sonriendo en señal de victoria mientras esperaba algo que ya estaba dado por hecho, su condena.

—Se te acusa de un delito muy grave; atentar contra la integridad de una entidad importante como lo es Israel, atentar contra la sociedad global al perpetrar un acto por mucho vesánico, haber perpetrado un asesinato y finalmente sumir en la paranoia e histeria a la sociedad global.—hizo una breve pausa mientras escuchaba los murmuros del jurado.—sin olvidarnos el haber ocultado información útil para el avance del caso y haber mentido a una autoridad superior cuando con anterioridad la misma lo interrogó con referencia al caso, la pregunta aquí es ¿por qué?, ¿Por qué lo hizo? ¿Actuó solo o con  cómplices?, si así fuese su respuesta lo segundo ¿Con cuantos y cuales son sus nombres?.—dejo aquellos papeles que con anterioridad sostenío en sus manos y leyó los cargos del acusado.

—Buenas tardes su señoría.—saludo con cortesía pese a estar nervioso y asustado.—seria de mi parte bastante  descarado sostenerme a testificar que soy inocente de la mayor parte de los cargos de los que se me acusa pero no lo haré, soy culpable de la desaparición y muerte de Israel, fui el único perpetrador de dicho crimen...el cargo de mi consciencia me llevo hasta estas instancias.—su mirada mostraba arrepentimiento y culpa, su rostro reflejaba una expresión un tanto curiosa, una que no cuadraba con su testimonio.—¿Por qué lo hice? Fue un impulso, años de roce con él alimentaron el fuego de mi ira, la llama de la venganza por todas aquellas promesas que hace décadas nos hicieron y de las cuales él salio.—testificó con seguridad, lanzando mentiras que fueron puestas en su boca por aquel que se mantiene muy al margen.

—¿Donde esta el cuerpo y que hicieron con él?, ¿Por cuanto tiempo lo mantuvieron secuestrado antes de asesinarlo?.—sus preguntas fueron aun mas concretas y precisas, su perspicaz y analizadora mirada se hallaba confundida con la ajena, tanto el tono de su voz como la forma de su mirada manifestaban un hecho curioso, quizá mentían.—Vaya directo al grano centrándose en solo responder lo que le he preguntado.

Su corazón latía más con cada minuto, sus manos temblaban y sentía un fuerte nudo en la región de su garganta, dio un hondo respiro antes de lanzar los últimos clavos que cierren su ataúd y lo entierren en una celda de gris con barrotes de acero.

—Su cuerpo esta...—que hacer, no sabia que decir, si dar la dirección real o inventarse una, se cuestionaba el hecho de si iban a no a hacer un peritaje por aquel lugar.—esta en el fondo del océano, siendo alimento para las criaturas del abismo.—afirmó con serenidad mientras el americano lo maldecía en su idioma.—vivió alrededor de tres años con un mes aproximadamente, sus variados intentos de suicidio lo dejaron demacrado...sentí pena y simplemente hice aquello que quiso lograr en aquellos tres intentos, morir.—sus fuertes palabras conmocionaron a los presentes, aquella forma tan fría y cruel en la que las soltaba era de despreciar y odiar.

—¡Suficiente!, el acusado ha dado su testimonio y solo le queda esperar la deliberación del jurado y la mía, no hace falta mencionar que la decisión es más que obvia para darle justicia a quien sufrió de un acto cruel e inhumano.—expresó un profundo pesar antes de levantarse de su sitio y tomarse un breve descanso de diez minutos.

La espera fue eterna, hicieron eternos los minutos para torturarlo sabiendo que la decisión era la más obvia. Estaba  condenado, la pregunta era ¿cuántos años le caerían encima?.

Volvieron y el juicio siguió su curso para culminar en una decisión que fue justa e injusta al mismo tiempo.

—Se ha tomado una decisión en conjunto.—los escasos presentes se pusieron de pie para escuchar el veredicto.—Iraq, se le imputan los cargos de asesinato contra Israel y conspiración contra la sociedad global, ante el hecho de haber asumido la culpa con anterioridad sobre lo  mencionado no me queda más que declararlo culpable por dichos cargos.—hizo una breve pausa, observo la resignación del rostro ajeno que aun lo afronta con valentía sintiendo pena pero ante todo mostrando un rostro serio.—eres condenado a 35 años de cárcel, tu gobierno estará bajo control de Rusia y el mío, tu puesto sera ocupado por tu hijo/hija mayor, es decir tu capital. Se cierra la sesión.—dictaminó, dando a conocer el veredicto final que todos intuían se iba a dar.

Fue esposado en el mismo lugar, escoltado hasta una camioneta negra blindada con un pequeño cordón de seguridad que lo respaldaron hasta llegar al aeropuerto,  fue un rápido viaje, fue subido a empujones al avión privado del americano quien lo acompañaría hasta sus tierras y le haría pagar condena en las mismas, cumplir aquella sentencia en otras palabras. No cruzaron miradas, porque lo haría si aquel siente repudio y rencor contra su personalidad. No lo juzga, después de todo lo dicho en aquella sala él hubiese hecho lo mismo, simplemente lo ignoro hasta llegar a la prisión y establecerse en la celda donde cumpliría su condena.

Entre aquellos barrotes de acero, aislado de los demás prisioneros, en completa soledad sintió nostalgia por todos aquellos recuerdos de una vida plena que vivió en libertad. Siria era la mayor fuente de su nostalgia, recordar su sonrisa y su angelical rostro en un día de reunión entre vecinos es lo que ahora le queda, compartir una conversación, hacerla reír, conocerla a mayor profundidad, apoyarla, quererla...amarla, tan solo simples recuerdos de lo que alguna vez fue; recuerdos de una vida que paso mayormente en tragedias personales que políticas o geopolíticas.

—Al menos eres y seras aquella fuerza que me mantenga fuerte en este largo periodo de encierro...—estiro su mano a través de aquellas rejas pretendiendo verla y tenerla en frente.—lamento mucho haber estado ausente cuando quizá más necesitabas de mi ayuda, quizá si tan solo me hubiese presentado tu y yo hubiéramos acabado con toda esta elite que nos usa como peones en su patético juego de ajedrez vengativo.—palpó el aire con vehemencia, acariciando el vacío con suavidad pretendiendo que es su dulce rostro tricolor y estrellado.

—Cuanto te extraño... —dejo caer aquella mano al  vacío, replegada en su cuerpo y cabizbajo se encamino a la cama de su celda donde se recostó en posición fetal recapacitando sobre todas las acciones y decisiones erradas de su vida.

Pensando en las mismas, analizando sus errores...lamentándose por haberlos cometido.

Tan solo le queda buscar redención ante los ojos de su Dios, tan solo el ahora es capaz de consolarlo en los duros años que le restan por cumplir con su condena.

Es un buen periodo de tiempo para purgar sus culpas.

°•¤Ħɑвıвı¤•°  (Egipto X Israel) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora