"Ellos amaron tan apasionadamente que eran capaces de poner en vergüenza a los escritores que se habían atrevido a hablar de amor en épocas antiguas, pero a pesar de todo, al final del libro ella sonrío y se fue; él aceptó que la había perdido y tra...
Llevo dos semanas sin salir. Ella apenas me volvió a dejar poner un pie en el balcón hace dos días y juro que estoy a nada de perder la cabeza de ver las mismas malditas paredes. No importó cuanto le dije a Ella que yo no había salido, no me creyó. Aún no estoy del todo seguro si ya la perdoné por no creerme o no. Lo único que sé, es que estar dos meses sin poder abandonar mi apartamento, a excepción de la noche al restaurante/club, me está volviendo loco.
Ver la televisión fue entretenido la primera semana, leer lo fue por la siguiente, estudiar me ayudó por unos días, pero cuando se cumplió el primer mes estaba convencido de que no había nada más para mantenerme aquí dentro.
Estuve en lo cierto.
Todos los días se sienten como una maldita rutina y lo odio; me despierto, desayuno, hago nada hasta la hora de comer, sigo sin hacer nada, ceno, me voy a dormir. Aunque sea mi día sería un poco diferente si Ella me dejara cocinar; de esa forma tendría que pasar un tiempo considerable limpiando todos los utensilios que utilicé, pero Ella no me deja levantar ni un cuchillo.
-Jayden- me llama. Su voz me indica que lleva poco tiempo despierta.
- ¿Sí, Ella?
-Quiero hablar contigo de algo.
-No salí a ninguna parte- empiezo-. Tampoco hice nada brusco.
Rueda los ojos, sentándose a mi lado-. No es eso- me mira-. Sé que estar aquí todo el tiempo puede resultar estresante.
No tienes ni idea, Ella.
-Es por eso que te tengo una sorpresa- sonríe. Por como mueve sus pies de un lado al otro, sé que está emocionada por lo que sea que me va a anunciar.
Levanto una ceja, intrigado-. ¿Me vas a dejar salir?
Su sonrisa decae un poco-. No, pero creo que la compañía de alguien que no has visto desde hace tiempo, y que resulta que también está en Paris puede alegrarte los ánimos.
No espera mi respuesta antes de ponerse de pie y correr hasta la puerta del apartamento
Ella tiene mi completa atención en ese instante. Mis ojos viajan a donde está parada. Sin darme otro tipo de explicación o tiempo, deja entrar a quien menos pensé que vería.
Me tomo mi tiempo para verla.
Está aquí.
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Isabel.
- ¿En serio vas a seguir estudiando?- me pregunta Vincent.
-El examen es el viernes- respondo, sin despegar mis ojos de mis apuntes.
-Isabel, tienes una semana más.
-Muchos van a querer ganarse lo que sea que el maestro Alexandre vaya a dar.
