CAPÍTULO 23

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Isabel.

Al despertar lo primero que noto es la ausencia de Jayden en la cama. Me siento con rapidez para escanear el cuarto, pero no está aquí; me quedo callada para escuchar la regadera, pero una vez más es en vano. No está aquí. Sé que no se fue en toda la noche porque me desperté en repetidas ocasiones solo para encontrarlo dándome la espalda y pegado a la orilla de la cama.

Ayer estaba tan cansada que no me puse a pensar en lo que pudiese significar que compartí no solo la habitación con Jayden, sino también el colchón. Suspiro, pasando mis manos por mi cabello y poniéndome de pie. Somos adultos y somos amigos, no tiene absolutamente nada de malo. Como anoche no tuve la oportunidad de tomar un baño, planeo hacerlo ahora antes de iniciar el día. No tengo ni idea de que tengan planeado para hoy, pero tengo el presentimiento de que terminaré cansada, lo cual me agrada. Miro alrededor solo para recordar que mi maleta está en el cuarto que se supone que iba a compartir con Ella.

Salgo del cuarto solo para toparme con Jayden en ropa deportiva, poniéndose los tenis, sentado en el sillón dónde anoche nos tomamos el chocolate.

-Buenos días- dice sin levantar su mirada.

-Hola- respondo, recargándome en el marco de la puerta y cruzándome de brazos.

- ¿Dormiste bien?- pregunta, mirándome a los ojos.

Asiento con la cabeza-. ¿Y tú?

-Bien- sonríe débilmente.

- ¿A dónde vas?- observo su ropa curiosa.

-Pensaba ir a correr un poco o a caminar, depende de que tan difícil sea por la nieve.

-Planeas ponerte una chaqueta, ¿verdad?. No hay manera en este mundo en el que salgas de esta cabaña usando solo eso, te morirás de hipotermia.

Él se me queda viendo con sorpresa y otro sentimiento que no logro descifrar cruza sus cautivadores ojos verdes-. Acabas de sonar como Ella. Dios, eso fue escalofriante- ríe-. Te estás juntando mucho con ella.

-Es mi deber serlo cuando ella no está presente, hablando de Ella, ¿sigue dormida?

-Sí, apenas son las ocho, así que dudo mucho que se levanten ahora- me informa, asombrándome por la hora.

- ¿Apenas son las ocho?- me froto los ojos-. Podría jurar que era más tarde.

Jayden ríe, poniéndose de pie-. ¿Quieres venir conmigo?- ofrece.

-Sí- respondo-. No quiero quedarme aquí a esperar a que despierten.

-Buena decisión.

-Solo déjame cambiarme rápido, dame 10 minutos y estoy lista.

-Te espero el tiempo que necesites, lectora- dice, y agradezco que haya decidió centrar su atención en su celular.

Gracias a que su voz salió un poco ronca sé que no lleva mucho tiempo despierto, pero la forma en la que lo dijo...Dios. Niego con la cabeza, como si eso fuera a desaparecer el creciente rubor que sé que se está abriendo paso en mis mejillas. Desesperada por que no me vea, doy media vuelta y voy al cuarto dónde Ella y Adam duermen cómodamente. No me importa despertarlos, no realmente. Estoy segura que si no lo hago, cuando regresemos aún seguirán dormiros. Sin embargo, decido ser buena por hoy. Ella fue quién tuvo la idea de venir aquí después de todo, así que para mostrarle mi gratitud, no la despertaré.

Nunca dije nada acerca de Adam.

Entro al cuarto solo para encontrarme con Ella durmiendo en más de la mitad de la cama y a Adam con la mitad de su cuerpo colgando de la orilla de esta. Tengo que cubrir mi boca para que mi carcajada no se escuche y no los despierte. Estoy segura que si lo hago, Adam terminará en el suelo por despertarse tan repentinamente. Siendo sincera, no sé cómo no se cayó en toda la noche. Si Ella duerme así todas las noches, estoy agradecida por el cambio de cuarto. Adoro a Ella, pero yo no tendría la misma suerte que Adam, yo hubiera terminado en el suelo desde hace horas. Aún con mi mano en la boca, camino hasta mi maleta y la saco, teniendo cuidado de cerrar la puerta sin hacer ruido.

¿Y si leemos juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora