CAPÍTULO 24

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Jayden.

Adam no olvidó el encargo que le pedí, así que no hubo necesidad de mandarlo solo al pueblo para comprar las cosas necesarias para hacer una cena mexicana. Isabel ha comentado en varias ocasiones que una de las cosas que más extraña de su casa es la comida, así que pensé en sorprenderla de esta forma. Estoy consciente de que no será lo mismo; los ingredientes aunque son los mismos, no saben igual, así que estoy más que seguro que el sazón no será el exacto, pero espero que no importe mucho.

Después de que regresáramos de nuestra pequeña caminata matutina, Adam y Ela ya estaban despiertos, bañados y preparando algo para desayunar. Luego de lavar todo y de bañarnos, todos salimos a cumplir con las actividades que programó Ela para nosotros este primer día de descanso: Ir al parque arborismo Cornille Aventure.

Tuvimos que manejar 44 minutos para llegar, pero valió totalmente la pena al ver la cara de emoción de las chicas. Con las chaquetas puestas y bien abrigados, pasamos más de la mitad del día en el parque jugando minigolf, usando las tirolesas que se conectaban de árbol en árbol y participando en un juego de láser al aire libre.

Isabel y Ela duraron más de lo que Adam y yo pensamos que durarían, de hecho, estuvieron a punto de ganar porque Adam se distrajo cuando Isabel le aventó una bola de nieve que hizo que sus lentes se cayeran. Buena táctica, no lo negaré. A pesar de que fue un día divertido, también fue cansado, es por eso que cuando decidimos que era tiempo de regresar, Ela y Adam se quedaron dormidos en menos de diez minutos, Isabel lo hizo casi llegando a las cabañas.

Sin embargo, esa pequeña siesta no fue suficiente para nadie, por ello todos acabamos durmiendo más de una hora para recuperarnos del largo día. Al no haber dormido nada en el viaje de vuelta, fui el último en despertar, encontrándome con la cabaña sola. Estaba a punto de llamar a Ela para preguntarles dónde estaban cuando escuché las risas que venían del exterior. Estaban teniendo su pequeña guerra de nieve por lo que los dejé disfrutar del frío un poco más mientras me daba una ducha y comenzaba a cocinar.

Aún no tengo idea de cómo Adam encontró todos los ingredientes de la lista, pero estoy agradecido de que lo haya hecho. En especial las tortillas y el chile. Son ingredientes primordiales según mi maestra de español a quien le pregunté por varias recetas de su país de origen.

Termino de rallar el queso al mismo tiempo que las papas están listas. No espero más y comienzo a preparar el plato. Relleno las tortillas con queso y las enrollo lo mejor que puedo. Una sonrisa repleta de victoria se forma en mis labios al lograrlo después de intentarlo en repetidas ocasiones y no poder hacerlo. Hago el mismo procedimiento hasta tener cinco enchiladas en el plato, las baño con la salsa que preparé solo para volver a esparcir queso sobre ellas y agregar lechuga. Las papas al lado son el toque final. Repito lo mismo hasta tener cuatro platos iguales y los llevo a la mesa.

Dios, huele delicioso.

Agrego azúcar al agua de Jamaica y la cena está lista.

Estoy por ir a llamarlos cuando mi celular comienza a vibrar en la mesa. No necesito mirar para saber de quien se trata: Adelaide.

-Buenas noches, A- saludo, sonriendo.

-No vas a creer lo que me pasó- responde, sonando divertida.

-Soy todo oídos- respondo, recargándome en la pared.

-Fui a comer con unos compañeros de trabajo y los paparazis nos encontraron.

-Siempre lo hacen, A.

-Exacto, pero esta vez logramos librarnos de ellos- puedo escuchar su risa-. Tuvimos que correr y manejar como locos, pero logramos perderlos.

¿Y si leemos juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora