CAPÍTULO 27

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Isabel.

Repetidos golpes en la puerta son los que me despiertan. Traté de ignorarlos, de verdad lo hice, pero con cada minuto que pasaba, se volvían más fuertes y constantes. Miro la hora en mi celular solo para darme cuenta que son las ocho de la mañana. Un gruñido de cansancio sale de mis labios mientras me froto los ojos antes de pararme e ir hasta la puerta.

- ¿Quién es?- pregunto en francés.

-No tengo idea de que acabas de decir, pero soy Ela y necesito hablar contigo.

Abro la puerta en cuanto termina de hablar, y la dejo pasar para después seguirla hasta la sala-. Son las ocho de la mañana y es Sábado- le reclamo, señalando mi pijama.

-Eso lo sé, también sé que llegaste a tu apartamento alrededor de las dos de la mañana porque Jayden llegó aproximadamente a esa misma hora.

La miro como si hubiera perdido la cabeza y debo preguntarme si ese no es el caso-. ¿Entonces por qué me despiertas tan temprano cuando sabes que me dormí tarde?

- ¿Qué pasó anoche?- pregunta, yendo directo al punto por el cual vino.

-Nada- respondo, tratando de peinarme con mis dedos.

-Tu cabello luce bien- ríe-. Ahora dime, ¿hay algo que deba de saber?

-No- me limito a responder. Tengo sueño y lo último que se me apetece hacer ahora es tener una conversación con alguien.

Si Ela espera a que duerma otras dos horas, con gusto respondo todas sus preguntas.

-Mentira.

-Ela, tengo sueño.

-Jayden me evitó esta mañana- continúa-. Se despertó antes, fue a hacer ejercicio y se llevó todas sus cosas para bañarse en el set. Me dejó un mensaje.

- ¿Y cuál es el problema?

-Siempre desayuna con nosotros.

-Ela, estoy segura que no es nada- bostezo.

Ella rueda los ojos-. Ve a dormir, veré la tele mientras despiertas.

-El control está debajo del cojín- me pongo de pie para poder regresar a mi habitación y terminar de descansar.

Mi humor está mejor y en una parte es gracias a que mis ojos ya no se están cerrando involuntariamente a cada segundo

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Mi humor está mejor y en una parte es gracias a que mis ojos ya no se están cerrando involuntariamente a cada segundo. Una vez bañada, salgo a buscar a Ela. No es muy difícil encontrarla, está justo donde la dejé: En la sala, viendo algo en la televisión.

-Te hice el desayuno- me avisa sin despegar sus ojos de la pantalla.

Volteo a ver la barra de la cocina para ver un plato de cereal con plátano-. Gracias, Ela- le sonrío aunque ella no pueda verlo antes de ir por mi comida.

-Ahora que estás despierta, ¿qué pasó anoche?- no pierde el tiempo. Le pone pausa al programa que estaba viendo para poder darme toda su atención.

¿Y si leemos juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora