CAPÍTULO 34

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Jayden.

Espero en el auto a que Isabel termine de despedirse de sus compañeros. Con las festividades a la vuelta de la esquina Isabel debe de regresar a México este fin de semana si quiere aprovechar al máximo esas 3 semanas, eso significa que hoy es el día de despedidas para ella.

Saco mi celular para revisar el mensaje que acaba de llegarme. Es Adelaide preguntándome si ya tomé una decisión para pasar navidad con ella. Por mucho que me agrade la idea, debo de admitir que no es mi primera opción para pasar el día. Hace mucho que acordé con mi familia que navidad podía pasarla en cualquier parte del mundo, pero año nuevo todos debemos de estar en Nueva York para comenzar el nuevo año juntos. Por más que adore a Adelaide, hay otras personas con las que me gustaría estar esas horas. Es por eso que vuelvo a guardar el celular en mi saco. No sé cómo decirle que mi respuesta iba a ser no desde el momento en el que la propuesta salió de su boca.

Me prometo a mí mismo contestarle en la noche, en la tranquilidad de mi cuarto. Escucho la puerta abrirse y una sonrisa aparece en mi cara al oler su perfume-. Buenos días- digo, volteándola a ver.

Sus mejillas están rosadas por el frío al igual que su nariz, haciendo que sus ojos cafés resalten-. Son las doce- responde.

Levanto una ceja en señal de pregunta.

-Ya es de tarde- se encoje de hombros.

Ruedo los ojos, pero la sonrisa se niega a irse-. Buenas tardes, lectora- intento de nuevo.

-Buenas tardes- dice con alegría, complacida.

- ¿Lista para...- no termino mi pregunta porque sus labios están devorando los míos, sorprendiéndome, pero no me niego a su petición.

Mi mano llega a su mejilla para acercarla más a mí. Su piel está fría y por el gruñido de aprobación que sale de su boca sé que le da la bienvenida con brazos abiertos a la calidez de mi mano. Sin perder el tiempo, rodea mi cuello con sus brazos, profundizando el beso.

- ¿A qué debo el honor?- le pregunto, jugando con su cabello.

-Tú te estabas tardando mucho- recarga su cabeza en mi hombro.

Una risa sale de mis labios-. No sabía que querías que te besara.

-Siempre quiero que me beses- se acomoda más en mi hombro.

Le doy un rápido beso en su cabello-. Que bueno que me dices, ahora no pararé de hacerlo.

-Espero cumplas esa promesa.

- ¿Lista para irnos?

-Sí, necesito terminar la maleta.

Tomo eso para comenzar a manejar-. ¿Ya le vas a decir a tu familia que vas a ir antes o seguirá siendo una sorpresa?

-Una sorpresa- su voz sale juguetona.

-Lectora, odias las sorpresas- le recuerdo.

Levanta su cabeza para verme a los ojos-. No odio las sorpresas- me corrige-. Odio el sentimiento de saber que hay una sorpresa para mí, pero no saber qué es.

-Perfecto, ahora en adelante siempre que te tenga una sorpresa te diré.

Me empuja ligeramente con su hombro-. Eres odioso.

-Me esfuerzo en serlo cada día- la veo rápidamente para guiñarle un ojo.

Mierda, es hermosa. Con sus ojos en mí, brillando como niega que lo hacen, sé que estoy jodidamente perdido. Lo he estado desde hace tiempo.

¿Y si leemos juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora