CAPÍTULO 41

550 99 44
                                    

Isabel.

La casa se ha sentido de alguna forma vacía desde que Jayden se fue a Nueva York hace dos días para reunirse con su familia y tener una fiesta para celebrar el año nuevo. Tener que admitir que haberlo dejado en el aeropuerto fue más difícil de lo que pensé, pero supongo que debo de acostumbrarme, ¿no?

Si quiero que esto funcione debo de ser consiente de que tomará ese Jet privado muchas veces a lo largo del año y que estará lejos por meses. Es parte de su trabajo y... ¿Y desde cuando empecé a preocuparme por el tiempo que pasaríamos juntos? Mierda.

Obligo a mis pensamientos a dejar de torturarme para poder volver a la realidad. Mis primos están corriendo de un lado al otro mientras todos platicamos, tratando de hacer que la noche pase más rápido y poder decir que estamos en otro año oficialmente.

-Debiste de haberte ido con él- me dice mi tía por cuarta vez, sus ojos brillando con incredulidad.

Retengo una carcajada al ver esa expresión en su cara que ha estado ahí desde que Jayden se despidió de todos. Claro, eso fue antes de que lo agregaran al grupo de la familia. Menos de tres semanas aquí y cierto chico de ojos verdes ya se había ganado el cariño de todos con tanta velocidad que parece mentira, pero de nuevo, entiendo el por qué-. Lamento haber querido pasar más tiempo con ustedes antes de regresar a Paris- la molesto.

-Pudiste haber regresado a Nueva York- niega con la cabeza, dejándose caer en la silla mientras su chaqueta color miel cae al piso. Parece no importarle, o mejor dicho, no se ha dado cuenta-. Pudiste haber ido a una fiesta llena de personas importantes y todo sin pagar nada.

Ruedo los ojos-. Todos somos personas importantes. Y yo soy perfectamente capaz de pagarme mis viajes tía.

-Oh eso lo sé, querida- sonríe-. Pero si hay una oportunidad de viajar gratis, tómala.

-No lo quiero por su dinero- me cruzo de brazos.

- ¿Así que lo quieres? – levanta una ceja, sonando intrigada.

Hubo un tiempo en el que estoy segura que lo hubiera negado. La palabra no hubiera salido de mi boca con tanta rapidez que en vez de parecer real hubiera parecido mentira, pero ya no más. ¿Por qué negar querer a alguien cuando el amor es una de las cosas más puras y hermosas que existen?-. Sí- digo con seguridad-. Sí, lo quiero y no tiene nada que ver con su dinero o fama. Jayden es más que eso.

Veo el momento en el cual sus ojos cambian y sus sonrisa me dice lo orgullosa que está de mis palabras-. Me debes cien pesos- le dice a mi tío, quien saca la cartera con fastidio.

Confusión nubla mis sentidos mientras veo el billete pasar de mano a mano-. ¿Eh?

-Hicimos una apuesta- explica mi tío, cruzándose de brazos-. Tu tía dijo que era capaz de hacerte admitir que querías a Jayden, yo le dije que no. Como acabas de ver, ella ganó.

Mi tía recoge la chaqueta del piso antes de guardar el billete en uno de los bolsillos-. Conozco a mi sobrina.

-Todos la conocemos- contraataca mi tío, una sonrisa se crea en sus labios, iluminando su cara-. Cualquiera que la conoce sabe que botones presionar para hacer que defienda a las personas.

Por la diversión en los ojos de mi madre sé que ella estaba al tanto de la pequeña apuesta-. Deberías ir a sorprenderlo a Nueva York.

-Por eso eres mi hija- ríe mi abuela antes de llevarse la taza de chocolate a los labios-. Siempre tiene grandes ideas.

Mi madre hace una pequeña reverencia antes de voltearme a ver de nuevo-. Como dijo tu abuela, soy una mujer de grandes ideas.

-Lo sé- río, negando con la cabeza-. Si quieren deshacerse de mí tan rápido, solo díganlo- bromeo.

¿Y si leemos juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora