CAPÍTULO 25

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Isabel.

Nuestras pequeñas vacaciones acabaron más rápido de lo que me gustaría, pero no puedo negar que las necesitaba. Despejar mi mente de la universidad aunque sea unos días me ayudó mucho a poder relajarme y concentrarme mejor para estudiar y poder tomar los exámenes restantes. Jayden no mintió cuando dijo que Ela había planeado cada actividad con cautela, estoy segura que visitamos más pueblos que estaban alrededor de las cabañas en cuatro días que lo que una persona visitaría en una semana. Como Jayden era quien manejaba la mayoría de las veces, era el que terminaba más cansado cuando regresábamos a descansar. Sin embargo, siempre se encargaba de hacer una cena mexicana para cuando despertáramos.

Una suave sonrisa se crea en mis labios al recordar el olor con el que crecí rodeada despertarme después de una siesta. Cada platillo que Jayden preparó estaba delicioso que con el simple hecho de pensar en ellos se me hace agua la boca.

Bebo otro sorbo del chocolate caliente que compré al salir del examen mientas veo a Hél salir del salón con un sentimiento de victoria escrito en sus ojos-. ¿Eso quiere decir que te fue bien?- pregunto, haciéndole espacio en la banca para que se siente a mi lado.

-Así es, Isa- responde, tomando el chocolate de mis manos para quitarle la tapa y darle tomar un poco.

Ruedo los ojos, agarrando el otro chocolate que tenía a mi lado-. Quédate con ese, tengo otro- se lo muestro-. Siempre me quitas la mitad de mi bebida, Hél. Te compré una a ti, pero como no preguntaste y decidiste tomar mi vaso, ahora te quedas con ese- le sonrío con maldad.

Un gruñido de fastidio deja sus labios pintados de rojo-. ¿Cómo iba a saber que tenías otro extra?

-Preguntando- respondo, comenzando a beber el otro chocolate-. ¿Dónde está Vincent?

-En su casa, hoy no tuvo examen.

-Suertudo- suelto, apoyando mi cabeza en la pared-. No tuvo que levantarse con este frío y venir hasta aquí.

-Tú amas el frío- ríe.

-Oh, claro que lo hago, pero eso no significa que no sienta frío.

-Hum- responde, haciéndome mirarla-. ¿Cómo vas con la traducción del guion?

-Bien- felicidad y alivio inundan mi cuerpo al poder decir eso-. Ya está casi completo, solo me faltan alrededor de quince páginas.

- ¿Cuándo lo tienes que entregar?

-A finales de noviembre para que el maestro Alexandre pueda revisar la última parte y después mandar sin ningún problema.

-Tu nombre estará en los créditos de una película, Isabel. ¡De una película!- dice un poco alto, atrayendo varias miradas curiosas a nuestra dirección.

-Lo sé- susurro, aún sin poder asimilarlo.

Emoción estalla en mi pecho al analizar todo lo que eso significa. Seré parte de una traducción de película; mi nombre aparecerá en la pantalla al final, y aunque nadie notará el nombre de Isabel Trejo escrito entre tantos nombres, estará ahí, demostrando que cada minuto de estudio desde que comencé la licenciatura hace más de cinco años valieron la pena. Yo notaré mi nombre y no importa cuantas veces vea la película, siempre me sentiré orgullosa. Sin contar que si a la compañía le gusta mi trabajo y me llaman para futuras traducciones, no solo tendría más trabajo de lo que amo hacer, sino que también me estaría abriendo puertas a otras agencias de traducción y a hacerme reconocida entre la comunidad de traductores e interpretes.

-Cuando te den otro trabajo, diles que tienes una amiga encantadora que hace traducciones de una manera increíble.

Me río al escuchar sus palabras-. Claro que lo haré. Es más, no tomaré el trabajo si no te contratan a ti también.

¿Y si leemos juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora