CAPÍTULO 42

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Isabel.

Los labios de Jayden dejan suaves besos en mi cuello, haciendo que me desconecte del mundo. Afuera finas gotas de lluvia caen sobre las calles de Nueva York, creando una atmosfera acogedora y trayendo más frío a la ciudad. Pero aún así, calidez recorre mis venas mientras tomo el borde del Hoodie negro de Jayden y comienzo a pasarlo por su torso. Escucho como cae en alguna parte de la sala, pero no me molesto en verificar en donde. ¿Cómo podría hacerlo cuando tengo dos ojos verdes mirándome como si fuera la obra de arte más hermosa alguna vez creada en la historia de la humanidad?

-No tienes un pinito- digo, haciendo que su cara vuelva a estar cerca de la mía.

-No- roza sus labios contra los míos, mandando una ola de deseo por mi espalda-. Pero podemos ir a comprar uno mañana.

- ¿Tienes arreglos navideños?- pregunto pasando un dedo por su barbilla.

-No- contesta, jugando con mi cabello-. Los compramos mañana. Es más, tú serás la encargada de decorar.

-Me parece una idea increíble- sin poder evitarlo, lo beso.

Jayden dejo las enormes ventas despejadas para poder ver la ciudad. A la distancia un rayo ilumina la oscura noche. Siento sus manos navegar por la piel de mi vientre mientras un gemido sale de mis labios. Intento sentarme para poder acelerar el proceso, pero él me lo impide poniendo presionando su mano en mi cuerpo-. Déjame disfrutarte- me besa-. No pensé que te fuera volver a ver aquí nunca- comienza a quitarme mi suéter color crema con lentitud-. Déjame disfrutar el saber que estás aquí, que estás de vuelta en mi vida.

Me quedo callada, concediéndole lo que desea. La camisa de Jayden se une con su Hoodie, dejándome ver su perfecta piel. Si él quiere disfrutar del momento, también yo. Paso mis manos por su torso, sintiendo cada musculo, hasta llegar justo encima de su corazón. Jayden cierra sus ojos antes de tomar mi mano entre la suya y llevarla a su boca para depositar un tierno beso en ella. Con sus ojos de testigos, me deshago de todo lo que aún cubre mi torso, quedando desnuda de la cintura para arriba para él. Para que explore mi piel a su gusto.

El verde de sus ojos se oscurece antes de besarme. Sus labios sobre los míos se sienten tan bien que no sé cómo pude haber besado a otros hombre antes. Nadie es Jayden y nadie nunca se comparará con Jayden y con lo que me hace sentir. Nadie jamás hará que mi cuerpo se active con el mínimo roce, con la mínima caricia como lo hace Jayden. Es como si nuestras almas se conocieran y el simple hecho de estar en el mismo cuarto hace que nuestros cuerpos respondan. Un gemido de placer sale de mis labios cuando su boca atrapa mi pecho. Su mano derecha sube y baja por mi cintura mientras que carga su peso con la izquierda. Deseo nubla mi cabeza cuando muerde mi pezón con gentileza para pasar a darle atención a mi otro pecho.

Mis manos terminan en su cabeza, rogándole de forma silenciosa que siga con su tarea. La lluvia cae con más fuerza ahora, empapando las ventanas y distorsionando los edificios que reciben el impacto de las gotas. Enredo mis piernas alrededor de su cadera, haciendo que me deje sentir lo que causo en él.

-Isabel- gime contra mi pecho y esta vez soy yo la que junta mi intimidad contra su erecta erección.

Tomo su mentón porque el escucharlo gemir mi nombre de esa manera, como si fuera una diosa a la cual se le debe de rezar en todas las puestas de sol, provoca que un sentimiento cálido se enrede en mi corazón, haciéndolo latir más rápido. Lo beso y cuando nos separamos por falta de aire, lo vuelvo a besar una vez que considero que ya tenemos suficiente oxigeno en nuestros pulmones. Esta vez cuando intento sentarme, me deja hacerlo. Reprimo un gemido cuando mis pezones chocan con su piel. Jayden se pone de pie, caminando sin ninguna prisa a su cuarto mientras yo en lo único que puedo pensar es en seguir besándolo, así que eso hago. Tomo sus labios entre los míos y me dedico a decirle todo lo que no sé poner en palabras en ese beso.

¿Y si leemos juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora