CAPÍTULO 31

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Isabel

Desde que Adelaide entró por la puerta, Jayden y yo hemos tenido el tiempo contado para poder hablar. Siempre que creo que vamos a poder sentarnos para que me pueda contar todo lo que hizo en su viaje, ella llega y de alguna forma u otra, se lo termina llevando. Jayden lo único que hace es lazarme una mirada que grita que lo perdone justo antes de que se vaya de mi campo de visión.

Es por eso que tenerlo aquí, sentado conmigo en el sillón sin que nadie nos haya interrumpido después de 10 minutos es un milagro. Uno que espero que dure más tiempo. Sus ojos verdes están puestos en la pantalla mientras que su brazo, que está sobre mis hombros, me pega más a él. Me acomodo, recargando mi cabeza en su pecho antes de acomodar la pequeña cobija negra sobre nuestros cuerpos para que nos proporcione el calor que le falta al ambiente.

El invierno está aquí, y eso se nota a la perfección con las bajas temperaturas que azotan Paris desde hace semanas. Sigo viendo la película por unos minutos más, pero no estoy comprendiendo del todo que está pasando. Estoy segura que eso tiene que ver con el pequeño detalle de que los primeros minutos de esta me la pasé mirando hacia el pasillo, revisando si Adelaide decidía hacer acto de presencia. Me relajo, mis sentidos comenzando a calmarse cuando Jayden empieza a hacer pequeños círculos con su dedo contra mi piel expuesta de la cadera.

-No tengo ni idea de que está pasando- confieso cuando uno de los protagonistas decide dispararle a más de tres guardias de seguridad.

- ¿Quieres la verdad, lectora?- dice, acercándome un poco más a él.

- ¿Tú tampoco saber qué está sucediendo?- río por lo bajo, levantando mi cabeza para poder verlo a los ojos.

-Exactamente- me regala una sonrisa llena de cansancio, y es ahí cuando me percato de cómo sus ojos luchan por mantenerse abiertos.

Supongo que volver a su rutina normal lo ha estado agotando más de lo que nos deja saber. La parte positiva de todo esto es que ahora que las grabaciones de la película al fin están llegando a su fin después de tanto, podrá estar un poco más relajado aquí en el apartamento. Aunque conociéndolo, estoy segura que eso no es algo que le gustaría. Quizás unos pocos días al inicio, sí, pero después puede irse a cualquier parte del mundo que deseé para poder despejar su mente de todo; de la película, de los meses de encierro por los que tuvo que pasar gracias a su accidente, todo. Tiene un mundo que espera con los brazos abiertos a que Jayden Jones decida cual será su próxima parada, sin embargo, creo saber que simplemente volverá a Nueva York. No mencioné nada, pero me di cuenta de que cambió su fondo de pantalla del celular a una foto que él tomó de la ciudad que nunca duerme desde la hermosa vista que tiene su apartamento, también he notado cómo sus ojos se iluminan cada vez que vemos una película o una serie y Nueva York es dónde toma lugar. Jayden extraña su casa, extraña su hogar. No lo dice, pero sé que lo hace. Él solo tenía planeado estar aquí unas cuantas semanas, tal vez un mes o dos y después volver a los Estados Unidos. No estaba en sus planes que un accidente lo apartara de su casa por tantos meses y que lo mantuviera prisionero en un apartamento al otro lado del océano.

Sin decirle nada, me pongo de pie, ganándome una mirada llena de confusión por su parte antes de apagar la televisión y extenderle mi mano, ofreciéndole silenciosamente una tarde de sueño que tanto merece.

Cuando sus dedos se entrelazan con los míos, me convierto en electricidad pura-. Tienes sueño- digo, guiándolo por su apartamento hasta llegar a su habitación-. Dormir un poco no te hará daño.

Lo empujo ligeramente contra la cama, haciendo que se siente, justo cuando veo el reproche creciendo en sus ojos.

-Lectora, estoy bien- miente.

¿Y si leemos juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora