CAPÍTULO 38

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Isabel.

Mi mente sigue viajando una y otra vez a anoche. Más específicamente a cómo sus manos navegaban mi cuerpo con tanta gentileza, pero con tanto deseo que no sé cómo no me derretí ante su toque. Nos dormimos tarde, hasta que nuestros cuerpos ya no pudieron más fue cuando finalmente cerramos los ojos. Eso resultó en que nos despertáramos tarde y que al llegar al hotel tuviéramos que empacar y organizar todo en diez minutos para poder hacer el Check-Out a tiempo. Agradezco el hecho de que el Jet de Jayden no tiene requisitos para poder subir las maletas, de otra forma estaría en problemas. No doble nada, solo aventé las prendas y los zapatos.

Jayden está viendo su celular, contestando unos correos de Sam mientras yo estoy tratando de formular la pregunta en mi mente, pero no tengo éxito. Recuerdo que él dijo que navidad siempre la pasaba con sus amigos, y el saber que eso significa que puede ir con Adelaide solo hizo que un sentimiento de nausea se apoderara de mi estomago. No me importa que se vaya a otro continente, bueno, sí lo hace, pero solo porque lo extrañaría. Viajar es parte de su trabajo y es algo a lo que debo de acostumbrarme si quiero que Jayden siga en mi vida. Ya sea como amante o como amigo. El problema es Adelaide. Ahora que entiendo un poco cómo piensa, no quiero que él esté cerca de ella solo. Antes pensaba que el enojo que Adelaide le tenía a Ela era realmente por ese año de separación entre los amigos, por el dolor que tuvo que ayudar a Jayden a superar, pero ahora me queda claro que es porque está celosa. Es como si quisiera a Jayden en una burbuja a la que solo ella puede entrar. Niego con la cabeza. La verdadera razón por la cual quiero que se quede es porque lo quiero aquí, lo quiero en México, conmigo. De todas formas siempre puedo decir que mis primos quieren que pase navidad con nosotros. Estoy segura que a ellos no les diría que no... espero.

Solo cuando logro ver las grandes montañas por la ventana es que tomo el coraje que necesito-. ¿A dónde irás ahora?- trato de sonar casual, pero mis nervios me traicionan.

Jayden apaga automáticamente su celular al escuchar mi voz y toda su atención está en mí-. ¿A qué te refieres, lectora?

-Sí, ¿irás con Ela a Londres?-junto mis manos sobre mis piernas, siendo presa del nerviosismo. Lo siento combinarse con mi sangre y navegar por todo mi cuerpo.

-No creo- se encoje de hombros-. ¿Por qué preguntas?

-Curiosidad- le sonrío, volteo a ver a la ventana. Pánico estalla en mi cuerpo al ver con más claridad las calles. Estamos a nada de aterrizar y una vez afuera del Jet, mi oportunidad se habrá ido. Respiro, tomando todo el aire que cabe en mis pulmones antes de hablar-. Si no sabes que hacer esta semana... puedes... tal vez tú podrías... a los niños les encantaría que...- niego con la cabeza. Maldita sea-. Tal vez podrías quedarte aquí y pasar navidad conmigo- digo con rapidez y en español.

Cuando por fin reúno el coraje para mirarlo a los ojos, Jayden me está mirando con confusión, pero con una sonrisa en los labios-. ¿Quieres que pase navidad aquí?- ladea la cabeza.

Lo miro sorprendida, no pensé que lo fuera a entender-. Solo si quieres, claro. Y si no tienes otra cosa que hacer, porque si tienes otra cosa que hacer, está bien- me obligo a mí misma a dejar de hablar.

Él se pone de pie y camina hasta mi sillón, se agacha hasta que sus ojos están a mi nivel-. Claro que me encantaría pasar esta semana aquí- besa mi frente-. ¿Pero tu familia está de acuerdo con eso?

-Sí, no creo que haya problema- le sonrío.

No habrá problema porque ya les había preguntado en la mañana y todos me dijeron que sí. Ya estaban preparando el cuarto de invitados y pensando en dónde lo podíamos llevar para que conociera sin él haber aceptado. Suspiro, aliviada.

¿Y si leemos juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora