EPILOGO

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Isabel.

Tres años después.

Cargo a la pequeña bebe de Ethan y Anabeth entre mis brazos, sonriendo al ver cuanto ha crecido desde que Jayden y yo fuimos a Los Ángeles para conocerla cuando nació hace cuatro meses. Los ojitos verdes de Addy se abren, mirándome unos segundos antes de volver a dormir.

-Contigo no llora- susurra Anabeth, descansando su cabeza sobre la pared de su cuarto.

-Obvio no lo hace. Soy su tía favorita- cuando le expliqué a Anabeth que cuando una de tus mejores amigas tiene un bebé, no importa que no sean hermanas, ese bebé pasa a ser tu sobrino.

Le encantó la idea y es por eso que Addy me conocerá como Tía Isa. Dejo a la hermosa niña de cabello negro en su cuna, tapándola con la manta color azul.

-Vamos afuera- dice Anabeth-. No quiero despertarla y necesito saber como vas con la traducción.

Asiento con la cabeza, siguiéndola afuera. Desde que terminé mi maestría en Paris hace dos años, he sido la traductora oficial de los libros de Anabeth al español y Francés, lo cual me tiene bastante ocupada considerando que la mujer escribe más tiempo que duerme.

-Tendrás la traducción completa este fin de semana- aseguro, recordando que solo me faltan dos capítulos para terminar.

-Por eso eres mi traductora favorita en todo el mundo- pasa un brazo por mis hombros, acercándome a ella.

-Me alegro de oírlo- río, viendo a Jayden una vez que salimos al patio de su mansión.

Jayden platica plácidamente con Ethan mientras tiene un vaso de agua en su mano. Sonrío al verlo, ese short que trae puesto le queda muy bien, pero siendo sincera, estaría mejor en el piso de nuestra habitación en el hotel. Su cumpleaños se acerca, mentira, aún faltan seis meses, pero necesito ir pensando qué demonios le voy a regalar.

Todo ha sido perfecto en el sentido de que ha sido real.

Hemos peleado, sí, todas las parejas lo hacen, pero siempre lo hablamos hasta llegar a una solución. La primera vez que tuvo que irse de Paris mientras yo seguía estudiando la maestría realmente pensé que no iba a funcionar. Miedos invadieron mi mente al verlo abordar su Jet privado para estar lejos de mí por meses para ir a grabar una película en Londres. Ese día llegué a nuestro apartamento, porque me mudé con él, y lloré. Pero ese miedo pasó cuando hablábamos en sus tiempos libres y cuando cada domingo viajaba a pasar el día conmigo. Acababa de grabar e inmediatamente se subía al Jet solo para irse ese mismo día alrededor de las once de la noche. Yo empecé a ir a visitarlo también, hasta que acordamos que un domingo él vendría a mí y el otro sería al revés. Fue así como comencé a conocer Londres. Hélène y Vincent me ayudaron esas primeras semanas que la ausencia de todos pegó fuertemente en mis huesos.

Mi familia adora a Jayden y yo lo amé todavía más cuando nos llevó a todos a un crucero por Europa después de que mi abuelo confesara que le gustaría conocer el continente antes de dejar este mundo. Al ser amante de la historia, jamás había visto a mi abuelo tan feliz mientras visitábamos los museos de Roma, Grecia, Paris, Reino Unido y Rusia.

En mi graduación, todos viajaron a Paris para estar conmigo, deteniendo sus proyectos para pasar una de las noches más importantes de mi vida a mi lado. Adam volvió a regalarme tacones con diamantes aunque al principio rehusé a aceptarlos. Caleb, Emma y Ela me dieron un carro que aún tengo miedo de usar.

Y Jayden, él me regaló tantos libros, tanto ediciones limitadas como libros que todavía no salían a la venta, que llené un cuarto entero en el apartamento.

- ¿En que piensas?- me pregunta Ela, ya con el traje de baño puesto.

-En que tengo hambre- miento, despegando los ojos de mi prometido.

-Aja- no me cree, pero me sonríe-. Ven, vamos a sacarte de tu miseria- toma mi brazo y me da un ligero empujón hasta que estoy en los brazos de Jayden.

-Hola, cariño- le digo cuando sus ojos caen en mí.

-Hola, amor- me besa la frente.

-Prefiero el apodo de lectora- paso mi brazo por su torso.

-Hola, Lectora- intenta de nuevo.

-Perfecto- recargo mi cabeza en su hombro.

El llanto de Addy comienza de nuevo-. ¡Tu turno, Ethan!- grita Anabeth.

Ethan ríe-. Ahorita regreso- se despide, corriendo a la casa.

Jayden toma mi mano izquierda, donde un anillo de compromiso descansa en mi dedo. Sus ojos parecen reír cuando pasa la yema de sus dedos sobre el diamante-. Aún sigo pensando que no hay un anillo que sea digno de ti.

-Este anillo es más que perfecto- le aseguro.

-Mandaré a hacer uno que me convenza- dice como si fuera lo más común del mundo.

-No vas a hacer tal cosa- ruedo los ojos, rodeando su cuello con mis brazos.

-Oh, sí lo haré- me besa.

Sonrío, disfrutando de él y del cálido aire de verano. En este tiempo que hemos estado juntos lo he acompañado a todos sus eventos, aunque al principio fue difícil por la maestría, pero logré estar en cada uno de ellos. Gracias a que puedo ejercer mi profesión sin necesidad de estar en una oficina, desde que me gradué he podido acompañar a Jayden a cualquier parte que él necesite para grabar mientras yo traduzco los libros de Anabeth y ciertos guiones de las películas en las que él actúa.

-Mañana debemos de volar a España- pone un mechón de cabello detrás de mi oreja. Asiento con la cabeza, dándome cuenta de que debemos llegar a hacer las maletas-. ¿Ya tienes lista tu presentación?

-Le hice unos ajustes antier, pero sí- aparte de donar cada mes a diferentes asociaciones a lo largo del mundo que luchan contra la violencia, Jayden me acompaña a las platicas que doy donde cuento mi propia historia de abuso en mi relación con Alan.

-Bien- me besa de nuevo-. Estoy orgulloso de ti.

-Y yo de ti.

- ¿Recuerdas que te dije que iba a leer más porque quería hablar contigo de los libros que te gustan?- me pregunta cuando Caleb hace acto de presencia, saludando a todos.

-Sí- toco su mejilla, recordando como un día que llegué de hacer las compras en Alemania, él estaba leyendo uno de los libros que había comprado en inglés la noche anterior.

-Bien- se separa de mí para ir a uno de los camastros que están enfrente de la piscina y levanta una copia del mismo libro que estoy leyendo yo-. ¿Y si leemos juntos?

Una vez leí que al encontrar al amor de tu vida vas a sentir una tranquilidad infinita, como estar flotando en el mar. Jayden me hace sentir eso, me hace sentir segura y amada, y mirando sus hermosos ojos color verde puedo ver nuestro futuro juntos. Puedo vernos viajando por el mundo juntos cada quien haciendo lo que ama, puedo vernos en el altar decidiendo pasar el resto de la eternidad con el otro y si ambos estamos de acuerdo, dentro de unos años puedo ver la emoción y felicidad en su cara al sostener a nuestro hijo o hija en brazos. Puedo verlo jugando con él o ella y puedo vernos a los tres conociendo ciudad tras ciudad.

Viendo esos ojos que son lo primero que capta mi atención en las mañanas puedo vernos amándonos hasta que nuestros corazones ya no puedan, hasta que respiremos nuestro último aliento. Será una grandiosa vida, una llena de aventuras y de risas y de todo tipo de emociones que me harán gozar cada segundo.

Será un honor ser miserable con él por el resto de mis días. Es una bendición poder decir que soy yo quien lo amará en las buenas y en las malas, que seremos Jayden e Isabel contra el mundo hasta el fin.

El sol comienza a ocultarse cuando respondo-. Tu idea me encanta, realmente lo hace.

¿Y si leemos juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora