CAPÍTULO 13

617 110 215
                                    

Jayden.

La cabeza de Adelaine descansa en mi hombro mientras mis ojos están fijos en la pantalla; estoy seguro de que está a punto de quedarse dormida, lo cual, es un problema considerando que odia que la despierten. Decido moverla delicadamente con mi mano derecha cuando ella decide acomodarse de nuevo, rodeándome con su brazo izquierdo. Una sonrisa se forma en mi cara al ver sus ojos cerrados y no soy capaz de despertarla.

Llevamos más de una hora aquí sentados, lo que significa que la película está por llegar a su fin. Ella decidió irse a dormir temprano, dejándonos solos.

Afuera, la nieve cae con gentileza, creando un panorama que no soy capaz de dejar de mirar una vez que mis ojos caen en el. París es hermoso, pero parece pintada por el más grande artista jamás conocido cuando sus calles están cubiertas de blanco. Me quedo así unos momentos; disfrutando de la compañía de Adelaide, de su calor; y de la vista que parece que está creada solo para ser admirada por mí. Bloqueo el ruido de la pantalla y juro que si cierro mis ojos, soy capaz de sentir la nieve besar mi cara, dejando su marca en mi piel.

No soy consciente de que me quedé dormido hasta que vuelvo a abrir mis ojos y el reloj marca que han pasado más de treinta minutos. Adelaide sigue en la misma posición, aferrándose mi cuerpo como si fuera a desaparecer en cualquier momento y su brazo fuera lo único que lo impidiera.

-Adelaide- digo, intentando despertarla. Mi voz sale un poco ronca gracias a la profundidad del sueño del cual desperté-. ¿Adelaide?

No obtengo respuesta.

Suspiro, sonriendo. No puedo dejarla aquí, así que lo mejor es que la lleve a su cuarto. Con cuidado de no interrumpir su sueño, me pongo de pie, dejando que su cabeza descanse por unos minutos en el sillón mientras apago todo; llevo el plato dónde estaban las palomitas y lo lavo. Cuando regreso, Adelaide sigue en la misma posición. La tomo entre mis brazos, cargándola antes de ir a su cuarto. La puerta está semi-abierta, facilitándome mi tarea. Ignoro la incomodidad que se forma en la parte baja de mi abdomen, y la deposito en la cama; quito sus arracadas y voy al baño por las toallitas desmaquillantes que tiene al lado del lavabo. Saco una del paquete y la paso con gentileza por su cara, quitando el maquillaje del día. Sé que Adelaide odia irse a dormir sin antes haberse lavado la cara. Una vez lista, quito sus zapatos y ajusto su almohada, la cubro con una cobija y salgo del cuarto para dirigirme al mío.

En vez de ir a la cama, abro la puerta del baño y quito mi ropa para meterme bajo el agua caliente. Dejo que esta recorra mi cuerpo, relajándome. Debería irme a dormir ya, considerando que mañana tengo que despertarme temprano para ir a la universidad, pero no puedo evitar tener los nervios a flor de piel. Estaré con Isabel de nuevo, sí, pero esta vez sin Ella. Solo puedo imaginarme lo incomodo que volverá a ser todo una vez que la persona que nos une no esté con nosotros.

Mierda. El solo hecho de pensarlo hace que quiera apagar mi alarma y fingir que olvidé completamente que era martes, pero por muy tentadora que parezca la idea, no es lo correcto. Una persona no puede cometer errores y después no enfrentarlos como si no hubiera consecuencia, siempre hay una, siempre.

Solo cuando mis parpados comienzan a cerrarse es cuando salgo de la regadera. Me seco con velocidad y me pongo mi pijama. Pero antes de cerrar los ojos, abro el cajón de la mesita de noche y observo ese libro que me ha acompañado por este último año. Lo tomo entre mis manos para poder hojearlo. Puedo ver mi propia escritura en varias páginas, hasta que me detengo en una en especial: Página 434. En el último párrafo, la protagonista describe como las almas gemelas deben de ser seres opuestos, y como la mayoría de las veces ese es el caso; como una persona que llega a complementar tu felicidad también te ayuda a descubrir cosas que no sabías de ti mismo, de cómo es más divertido tener de compañero a alguien que no es igual a ti, porque, ¿dónde está lo extraordinario en eso?. Justo al termino del párrafo hay un post-it mío, conteniendo mi pensamiento al haber leído algo que me dejó pensando por más de diez minutos.

¿Y si leemos juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora