CAPÍTULO 7

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Isabel.

La respiración se atora en mi garganta a la mención de su nombre; mis ojos lo buscan desesperadamente para confirmar que lo que escuché no fue una jugada de mi imaginación, pero cuando mi mirada cae en esa piel bronceada ahora cubierta en su mayoría por ropas de invierno, el corazón me deja de latir en mi pecho.

Respiro, sacudiendo la cabeza. Haberlo visto en el Rio Sena hace meses y creer haber chocado con él hace semanas en el restaurante/club son cosas totalmente diferentes que al saber que trabajaré con él. Aún no puedo quitarme el sentimiento de amargura que inundó mi pecho cuando el maestro Alexandre nos informó que había estado trabajando duro para poder hacer un acuerdo con la empresa Fantasy Languages y que ayudar a traducir el guion de una película sería la recompensa que tendría la mejor calificación de la clase. Felicidad y emoción estallaron en mi pecho antes de que lo que eso implicaba se instalara en mi mente, haciéndome pensar con claridad.

La razón por la cual me había esforzado tanto fue porque quería regresar a México antes, porque necesitaba volver con mi familia.

A mi alrededor gente grita al ver a Jayden sonreírles y saludarles con su mano. Sus ojos verdes brillan de un sentimiento que no soy capaz de registrar y aún no me ve. No sé si eso es malo o algo que puede jugar en mi favor.

-Te envidio- dice Hélène, su voz es una mezcla de admiración y emoción de la más exquisita que hay en el mundo. Sigue sin despegar sus ojos de él.

Nadie aparte de Vincent y Hélène sabe que yo fui la nota más alta. El maestro Alexandre dará el aviso en unos minutos y de solo pensarlo hace que se me acelere el corazón. Suspiro, dejando que fresco aíre llegue a mis pulmones. Solo tengo que pasar por esto y después hablaré con el maestro Alexandre y le diré que le puede dar el lugar a otro estudiante, que yo pensaba que la recompensa sería una totalmente diferente. Él va a entender y me va a decir que no hay problema y...

-Ahora, chicos- habla el maestro, con un tono de voz más alto que el que utiliza habitualmente-. Ya todos ustedes saben sus calificaciones- observa. Estoy segura que la chica que está enfrente mío está a nada de desmayarse-, pero necesito solo a una persona que pase aquí conmigo.

Mierda.

Mierda, mierda.

No puedo evitarlo, mis ojos se posan en él, en como tiene su mano izquierda ligeramente presionada contra su torso y como mira a todos con tanta gratitud que se me cierra la garganta. ¿Es que acaso no me ha visto? ¿O ya lo hizo, pero se niega a reconocer mi presencia?. Mis preguntas serán respondidas en brevedad. Cuando veo al maestro Alexandre abrir su boca para hablar de nuevo, sé que no hay manera de rodear esto, de alargarlo. Me concentro en mi respiración, en tratar de calmarme.

-Señorita Isabel Trejo, ¿puede honrarnos con su presencia?- pide el maestro Alexandre, sin saber el efecto que sus palabras tienen en mi cuerpo.

Aplausos se comienzan a escuchar. Jeremy, un chico a quien le ayudo a estudiar de vez en cuando comienza a gritar de felicidad por mí; Fernanda, una amiga con quien tomo café o hacemos tarea juntas sigue los pasos de Jeremy; Hél y Vincent hacen lo mismo a mi lado. Y es así como el auditorio se vuelve una alcoba de ruido, de aplausos y gritos de euforia, pero una vez que mis ojos conectan con los de él, una vez que verde y café chocan de nuevo, el mundo se detiene, se vuelve callado.

La confusión que está pintada en sus ojos al escuchar mi nombre cambia a sorpresa en el tiempo que me toma parpadear. Me mira con atención, escaneando mi cara y sé que está esperando algún tipo de señal, y de alguna forma sé que estos siguientes segundos serán cruciales no solo para las horas que vienen a continuación, sino también para siempre. Sin dejar de mirarlo, busco en mi interior por algún rastro de ira, de odio, de algún tipo de emoción negativa hacia él, pero no hay nada, absolutamente nada. Es mi decisión y él aceptará cualquier cosa que decida. Suspiro, poniéndome de pie.

¿Y si leemos juntos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora