Un corazón roto por la traición busca un lugar para desaparecer, una corazón confundido que no tiene idea de que hacer con sus sentimientos ¿será el amor mas grande que la desconfianza? ¿se puede sanar un corazón roto?
Al ver la manera en cómo su abuelo había entrado Alex inmediatamente se puso se puso de pie, al parecer la noticia le habia caído como una bomba y no venía precisamente con intenciones de hablar, jamás había ido en contra de los deseos de su padre y ni de los de su abuelo, no quería desobedecerlos, pero amaba a Sam y no quería pasar el resto de su vida atada a alguien que estaba segura jamás iba a amar; Kara al notar la acción de su hermana camino hasta estar a su lado para infundirle valor y no dejar Abraham la intimidara.
- ya deja el drama. – hablo Kara dando un paso hacia adelante. – no es necesario que grites. – le dijo sin ninguna emoción en la voz.
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- esta es mi casa y puedo hacer lo que me plazca. – contesto Abraham molesto y más al ver como las manos de sus nietas se entrelazaban.
- esta hace tiempo que dejo de ser tu casa viejo, es de mi padre y pronto será mía. – replico Kara, no se dejaría intimidar, le haría frente.
- jamás vas a tenerme respeto ¿cierto? – debía admitirlo, le gustaba la forma arrogante de ser de Kara, la manera en como lo enfrentaba, sus hijos nunca hicieron eso y Kara superaba con mucho sus expectativas.
- no. – respondió con simpleza. – ahora dime ¿Qué haces aquí? Porque no creo que sea una visita social con ese escándalo que hiciste nada más llegar. – dijo Kara con molestia.
- tienes razón, no es una visita social. – respondió con una sonrisa debido al "no" que le habia dado. – he venido para que me expliquen que es esa estupidez de que están enamoradas ¿es cierto? – cuestiono Abraham ya más tranquilo, no quiera que toda la casa se enterara de sus problemas.
- y si así fuera ¿Qué? – reto la rubia sin darle importancia al asunto. – somos jóvenes, tenemos derecho a enamorarnos, tenemos derecho a amar ¿o es que acaso amar está prohibido en la familia Zor-El? – cuestionaba Kara, Abraham podía gritar lo que quisiera, pero no la intimidaría.
- no, no está prohibido. – respondió relajándose más debido a la pregunta de su nieta. – pero su deber es amar a la persona que les sea designada, Alex y tu serán comprometidas. – respondió el peli-rojo con tranquilidad, esperando que sus nietas entendieran.
- eso no va a poder ser. – respondió la rubia con seguridad y acercándose otro paso más a Abraham.
- ¿Por qué? – cuestiono con molestia. – Porque tú lo dices Kara, esto jamás había pasado en nuestra familia, ¿han pensado en el desprestigio que esto acarrearía? – intentaba hacerlas entrar en razón, aunque sinceramente dudaba que eso funcionara.
- no nos interesa, estamos enamoradas y no vamos a permitir que nadie nos quite eso, no importa si se trata de nuestra propia familia, ¿es que acaso no te basta con lo desdichado que ha sido nuestro padre? ¿con todo lo que sufrido la tía Astra? ¿También quieres eso para nosotros? – atacó Kara, ahora ya no estaba tan segura sobre apelar a los errores del viejo, pero tenía que intentarlo.
