Un corazón roto por la traición busca un lugar para desaparecer, una corazón confundido que no tiene idea de que hacer con sus sentimientos ¿será el amor mas grande que la desconfianza? ¿se puede sanar un corazón roto?
La comida habia sido entregada en poco tiempo como Alex la habia solicitado, el personal de la cocina se habia esmerado pues era la primera comida que tomaría la futura heredara de la familia y querían que se llevara una buena impresión, pero sobre todo les alegraba que por fin fuera a comer algo.
Una vez que tuvieron las hamburguesas se dispusieron a comer entre platicas nada profundas, solo tratando de hacer el rato a meno y no sumergirse en el silencio; se habían dicho sus edades, gustos de música, películas, color favorito y muchos otros temas que sin duda las habían hecho entrar en una atmosfera agradable, como si se conocieran desde siempre; esa tarde la rubia no había llevado a cabo su plan de emborrachar a su hermana ya que la peli-roja se había excusado diciendo que tenía tareas que debía hacer para entregar al día siguiente y si era sincera ahora que sabía que tenía solo dieciocho años ya no pensaba que fuera una buena idea; por suerte para la rubia acordaron en seguirse viendo, cada tarde después de la universidad Alex pasaría a la mansión Zor-El para hablar y hacerle compañía a su hermana, también acordaron que Kara comenzaría a comer como una persona normal y saldría un poco más cuando menos a recorrer la mansión, la rubia no se negó a esto y sellando su pacto con una abrazo la peli-roja se despidió saliendo de la habitación pues en verdad tenía mucha tarea.
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El tiempo paso en un abrir y cerrar de ojos, pues ahora ya habían pasado dos meses desde la primera conversación que tuvo Kara con Alex, después de esa platica como habían acordado, Kara habia bajado cada día a desayunar, comer y cenar con su padre para asombro de todos los que laboraban en esa mansión puesto que todos sabían que la joven heredera no quería saber nada del mundo, pero aparentemente la conversación con su hermana la habia hecho cambiar de opinión y en silencio agradecían eso; ese habia sido el primero de muchos cambios que el personal de la mansión Zor-El detectaron en la rubia durante esos dos meses después de la conversación con la peli-roja.
Como habia prometido Alex iba a la mansión cada tarde después de la universidad para hablar con Kara y conocerla un poco más, aunque la rubia no dijera casi nada de su vida en Midvale; Kara aún tenía sus dudas con respecto a su hermana, además de que seguían fraguando su plan para hacer que su hermana revelara sus verdaderas intenciones, si, aún seguía con la loca idea de emborrar a Alex para que se sincerara con ella, si algo le habia enseñado la vida en Midvale era que el alcohol era lo mejor para que la gente fuera sincera, pero lo que más preocupaba a Kara era lo que pensaría su hermana cuanto supiera de sus preferencias, de su pasado, toda esa situación la tenía muy pensativa, además estaba el hecho de que su padre le había informado que su abuelo quería conocerla, pero siendo tan orgullosa como era, rechazo la oferta de inmediato, si su abuelo quiera verla que viajara el a Metrópolis, ella no tenía ni la más mínima intención de hablar con él.
Era un viernes por la tarde y Kara se encontraba en su habitación como regularmente se lo hacía, estaba leyendo un libro mientras bebía unas cervezas, ese se había convertido en uno de sus hobbies leer y beber, aún tenía algo de tiempo para comenzar a regularizarse con las clases e ingresar a la universidad y mientras le daba el ultimo trago a su cerveza una idea se le vino a la mente...
