Capítulo 38

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- esto... esto es... ESTUPENDO. - grito Kara y abrazo a Alex, a su padre y a cada uno de sus médicos. - ahora que ya estoy bien... que empiece la función. - los Ardeen se arrepentirían de haberse metido con ella y con su familia.

Continuara...

- ¿Kara? - cuestiono Ezra un poco confundido por las palabras de su hija, pensó que lo primero que haría, seria correr a ver a Lena, no decir esas palabras extrañas.

- la familia Ardeen va a pagar por cada una de las lágrimas que Lena ha derramado, además, sé que te han estado extorsionando padre. - odiaba que siempre la sobreprotegieran, pero lo entendía. - y sé que no me lo dijiste por mi bien, pero ahora ya estoy sana y quiero saberlo todo. - sentencio Kara, no iba a permanecer más tiempo al margen de todo, ya no más.

- no te preguntare como lo sabes, conozco tus métodos, no me agradan, pero te diré todo, pero no aquí, en casa. - dijo Ezra, claro que sabía los métodos, coquetear con maids y obtener información era algo que solo Kara podía hacer.

- lo haremos aquí, porque sé que en casa nos espera una gran fiesta y ahora que ya no tengo que tomar medicamentos, tengo pensado embriagarme. - dijo con seguridad, solo esperaba no tener que ver a Arias ahí, la había visto un par de veces cuando llevaba a Alex a la universidad, pero nada más.

- no, nada de embriagarse jovencita. - habló Elisa con un tono de molestia y reprimenda hacia la rubia.

Elisa habia conocido a Kara a medias el día que la operaron, después cuando despertó Alex las habia presentado y su hija no habia dejado pasar la oportunidad de mencionar que ambas se parecían y si, no podía negar el parecido, aunque no fueran nada su parecido era extraordinario; Alex le habia contado lo que Kara habia pasado con su madre biológica y ella no pudo evitar tomar a Kara bajo su ala y que supiera lo que era una verdadera madre.

- pero... pero ¡Elisa! Es mi alta. - rebatió la rubia con un puchero tratando de que la rubia mayor cambiara de idea.

- no, es no Kara, podrá ser tu alta, pero no beberás alcohol por un tiempo. - le encantaban los pucheros de la rubia, pero no podía dejarse vencer, era por su bien.

- esta bien, pero es injusto. - accedió la oji-azul menor con otro puchero y cruzando los brazos sobre su pecho.

- habiendo aclarado ese asunto. - comenzó Alex, le encantaba que su madre y su hermana se llevaran también. - continuamos ¿Kara?

- ¿Cuándo fue la primera vez que comenzó a chantajearte? - cuestionó cambiando drásticamente su puchero por una cara de total seriedad.

- la primera vez, fue hace poco más de un mes, el día que despertaste, después de la operación. - comenzó Ezra, le conto todo lo que le había dicho Bertor ese día y la cantidad que le había pedido, así como también el cómo lo había amenazado diciendo que eso era solo el comienzo.

- ese maldito. - dijo Kara con ira, cada que escuchaba más acerca de ese hombre, más crecía su ira y odio hacia él.

- hace como dos semanas volvió a llamar. - comenzó a relatar Ezra el ultimo chantaje que le estaba haciendo Bertor Ardeen, ya no le ocultaría nada a su hija, era inútil siempre se enteraba de todo... además Kara sería la futura líder de la familia Zor-El, era tiempo de que comenzara a familiarizarse. - quiere que...

Flashback.

Ezra había salido de una pesada junta de consejo, una donde él y su padre les habían explicado a los ancianos de la junta la verdadera naturaleza de Kara, si, les habían contado todo acerca de ella, ya no más mentiras ¿el motivo? No querían que más gente los chantajeara con eso y además sabían que tarde o temprano se sabría la verdad, las mentiras tienen piernas cortas; así que después de esa junta donde por cierto todo había salido de maravilla, ya que los ancianos habían aceptado a Kara sin poner ninguna objeción, habían reconocido que Kara tenía madera de líder y sus capacidades eran muchas, así que la habían aceptado sin problemas, cosa que lo había aliviado mucho, así que se encerró en su oficina y pidió a su asistente que nadie lo molestara y no le pasaran llamadas, necesitaba un descanso, pero justo cuando estaba por quedarse dormido su celular comenzó a sonar.

Un Amor para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora