—Buenos días, cielo —es lo primero que oigo al entrar a la cocina. Mamá se encuentra sacando unas cosas del refrigerador mientras papá termina su taza de café—. Hice waffles ¿Te sirvo?
Asiento en dirección a mamá y me acomodo al otro lado de la barra. Hoy decidí levantarme temprano para resolver esto de una vez por todas. Sin mentiras ni personas de por medio. Miro en dirección a papá, quien se encuentra revisando su móvil. Le doy una media sonrisa a mamá cuando coloca el plato en frente de mí.
Como lentamente intentando procesar bien en mi mente lo que diré ahora. Lo estuve pensando muchas veces y mis pasos serán los siguientes:
1) Terminar de oír la historia sobre mi verdadera madre.
2) Buscar a Rebecca para preguntarle por qué creó todo este cuento y depende de su respuesta le diré a Emmy que en realidad Rebecca nos mentia, aunque algo me dice que ya lo sabe.
Y por último:
3) Procesar todo y continuar con mi vida.
Sí, tres sencillos pasos. Sólo espero que cumplirlos todos sea igual de fácil. Me levanto y lavo mi plato antes de sentarme nuevamente y mirar en dirección a mis padres, quienes se encuentran sentados uno al lado del otro.
—Quiero saber el final de la historia —digo calmada. Papá me mira como asegurándose de que hablo en serio y mamá sólo lo mira a él.
—Hija no tienes porq...
—Pero quiero —lo interrumpo—. Quiero saber qué es todo ésto, porqué nunca supe de mi verdadera madre y sobre todo porqué diablos hasta ahora me estoy enterando —papá suspira pero asiente más para sí mismo que para mí.
—Como quieras, cariño —se acomoda bien en su asiento y yo hago lo mismo—. Un día, hace mucho tiempo, yo conocí a tu madre, como ya te dije, era el ser más magnífico -a mi parecer- en la tierra. Era mi amiga en un principio, solíamos salir juntos la mayoría del tiempo, cuando nuestros trabajos nos lo permitía, claro está. Ella era una artista, le encantaba cantar y era muy buena en cuánto al dibujo se trataba. Al pasar el tiempo, yo caí en sus redes —sonríe con nostalgia y mamá aparta la mirada—. Me enamore de ella, de sus costumbres, de su risa, de sus impresionantes ojos, era perfecta.
»Comenzamos a salir casi un año y medio después de haberla conocido, y todo iba cada vez mejor. Luego supimos que tú venias al mundo, y fué la mejor noticia para nosotros saber que del fruto de nuestro amor, saliste tú —suspiro y papá me regala una sonrisa antes de continuar—. Tu mamá lo llevó muy duro contigo, estuvo enferma, no supimos bien porqué pero llevaba un embarazo de alto riesgo. Muchas veces los doctores nos recomendaron hacer un aborto cuando aún estábamos a tiempo, para evitar pérdidas, pero obviamente ninguno accedió. Yo confiaba plenamente en qué las dos iban a salir bien y seriamos una familia.
—¿Y sólo enfermó de la nada? —pregunto.
—Sí, nunca apareció algo en los exámenes que nos informara con exactitud qué sucedía. Pero, no nos dimos por vencidos. Lamentablemente, ella murió al darte a luz —siento cómo mi corazón de estruja ante esas palabras. Murió, por mí—. Se fué ella, pero llegaste tú, mi princesa. Gracias a ti logré salir adelante, trabajar el doble, ver tu sonrisa cada día, y eso me hacía sentir que valía la pena el esfuerzo.
»Cuando tenías un año y medio, conocí a tú ahora madre —mamá lo mira atentamente y él a ella—. Llegó a iluminarme la vida nuevamente, con sus ganas de salir siempre adelante y repartir amor —por un momento quiero preguntar dónde quedó esa mujer, pero evito los comentarios y papá continua—. Me ayudó mucho contigo y no le importó que no fueras su hija biológica. Te colocamos nuestros apellidos y tiempo después nos casamos. Intentamos tener más hijos pero fué cuando supimos que ella no podía —miro a mamá instintivamente y veo cómo se limpia una pequeña lágrima—. Seguimos insistiendo pero ya luego dejamos de hacerlo y sólo nos quedamos contigo. Hasta hoy en día. Nunca te lo quisimos contar para que llevaras una vida tranquila cielo, no digo que nunca te lo fueramos a contar, sólo que creimos que era mejor esperar un poco más.
—Bien... Yo... —suspiro y asiento lentamente—. ¿Cómo era su nombre?
—Patricia —responde mamá esta vez—. Patricia Monterreal.
—Lindo nombre —susurro y levanto la vista con una nueva pregunta en mente—. ¿Quién es Rebecca, papá?
Lo que digo hace que ambos me miren rápidamente.
—¿Rebecca?. ¿De dónde sacaste ese nombre? —la pregunta de mamá me desconcierta un poco.
—¿Qué pasa con ella? —frunzo el ceño.
—¿De dónde la conoces Charlotte? —esta vez quién pregunta es papá.
—Cuando te dije que la había visto... A mamá digo. Me refería a Rebecca —ambos me miran expectantes—. Ella me había llamado hace tiempo y solo dijo unas palabras antes de llorar, creí que se había equivocado de número así que no le preste atención. Luego, días después volvió a llamar pero ésta vez si me dijo algo, específicamente que nos reunieramos.
—¿Y tú fuiste? ¿dejaste que te viera? —pregunta mamá nuevamente sacandome de balance por unos instantes antes de asentir—. ¿Por qué hiciste eso?
—Bueno, no es cómo que hubiera tenido otra opción cuando me chantajeo con papá.
—Debiste habernoslo dicho —suelta mamá a modo de regaño.
—¿Cuándo? ¿eh? —me cruzo de brazos—. ¿Cuándo estaban aquí para mí ese día? ¿O los días después de eso? Cuando ¡oh cierto! Desapareciste dejando sólo una nota.
—Charlotte no le hables así a tu madre —me reprende papá y lo miro enarcando una ceja—. Sólo hacemos lo que es mejor para ti.
—Sí, bueno, dejenme decirles que lo mejor para mí es estar junto a ustedes. Pero claro eso no puede ser posible porque siempre buscan lo que según ustedes “es mejor para mí" sin darle importancia a lo que yo realmente quiero —me levanto y avanzo hacia la puerta como la buena cobarde en la que me estoy convirtiendo.
—¡Charlotte! ¡vuelve aquí ahora mismo! —oigo el grito de mamá antes de cruzar la calle y salir corriendo a mi auto.
Subo rápidamente en él y salgo disparada sin ningún rumbo en específico.
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Sé que le hace falta algunos arreglos a la historia, pero de verdad espero la estés disfrutando. Al finalizar el libro haré esos ajustes. No olvides dejar tu estrellita. Los quiere
-Maye♥
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Simplemente tú
Teen Fiction~Y cuando mejor te va, es cuando más cuidado debes tener~ La vida da más vueltas de las que esperábamos, si no preguntenle a Charlotte, una chica la cual a crecido creyendo que las personas a las que ama nunca le mienten. Pero lo que ella no sabe es...