–¿Señorita Charlotte? –balbuceo tapándome completamente con mi cobija. Me siento agotada–. ¿Está usted bien?
Protesto en medio de mi sueño y me siento en la cama. No he podido dormir siquiera 4 horas y estoy molida, eso sin contar cómo debo de verme en estos momentos.
Observo la puerta cuando la vuelven a aporrear.
–Le traje el desayuno, ¿Puedo pasar? –me levanto rápidamente he intento arreglar el desastre que es mi cabello con mis manos. Camino hacia la puerta y la abro con una gran sonrisa de disculpas en mi rostro.
–Claro, adelante. Déjelo al lado de la cama, por favor... –me muerdo el labio al ver que olvide su nombre.
–Juana, señorita –me da una amplia sonrisa mientras camina y deja la bandeja en la mesita de noche.
–Señora Juana, está bien... Mmm... –miro a mi alrededor sintiéndome incómoda de repente–. ¿Estuviste todo este tiempo aquí?
–Mientras estuvo el señor sí, luego me fui a casa y me llamo temprano para que volviera ya que usted se encontraba aquí –explica colocando ambas manos entrelazadas al frente.
–¿Te dijo que me vigilaras? –abro mi boca con indignación.
–Para nada señorita, sólo me pidió que le preparara de comer y luego del almuerzo me retiro nuevamente, los siguientes dos días los tengo libres.
–Oh –es lo único que digo y ella me mira como esperando algo más–. Pues... ya puedes retirarte, si quieres.
–Como usted diga –me da una sonrisa amigable y se gira a la puerta.
–Ah, y otra cosa –digo cuando está a punto de salir y me mira esperando–. ¿Podría, por favor, no tutearme? Me hace sentir... extraña.
–Sólo si no me tuteas tú a mí.
–Dalo por hecho –sonreímos y ella se va cerrando tras de sí.
Primera vez que tengo un dialogo de más de dos palabras con ella.
Miro alrededor y decido comer los deliciosos panqueques que se encuentran en mi mesa, antes de colocarme a limpiar.
******
Termino de recoger la ropa del suelo y la lanzo a la cesta de ropa para donar. Últimamente nada me queda y como necesito espacio en mi armario decidí donar lo que ya no me sirve.
Le subo un poco más a la música que suena por los altavoces y bailo con humor al ritmo de Levitating-Dua Lipa.
Luego de comer me di una ducha y me coloque sólo mi ropa interior con solo una sudadera por encima, estoy limpiando y no es como que alguien fuera a llegar en estos momentos, y dudo mucho que a Juana le importe verme así.
Termino de recoger todo y bebo un poco de jugo. Miro mi habitación orgullosa de haber limpiado por mí misma y me acerco a la mochila que no había notado debajo de la cama.
La recojo y sonrío al abrirla, saco con delicadeza el libro de mamá y lo coloco a un lado para seguir sacando lo que queda. Siento mi corazón acelerarse al ver la pequeña bolsa de regalo que Jake dejó allí.
La coloco a un lado también y me levanto observando con una sonrisa el marco con la foto de las copias y yo. Fueron hermosos momentos y sin duda los quiero un montón, a pesar de todo.
Luego miro el siguiente marco y me abrazo a mí misma sintiendo el vacío en mi pecho. Es otra foto que me tome con Jake hace unas dos o tres semanas, estábamos en su casa viendo una película de terror y yo me encontraba acostada en medio de sus piernas en el mueble. Ninguno de nosotros se dio cuenta en qué momento entró Nial, pero cuando salte del susto por una parte de la película Jake me abrazo y sonríe feliz cuando sentí un beso suyo en mi mejilla.
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Simplemente tú
Teen Fiction~Y cuando mejor te va, es cuando más cuidado debes tener~ La vida da más vueltas de las que esperábamos, si no preguntenle a Charlotte, una chica la cual a crecido creyendo que las personas a las que ama nunca le mienten. Pero lo que ella no sabe es...