Capítulo| 56

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Jacob

Maldición.

Esto es una mierda. Me revuelvo el pelo frustrado y cabreado a partes iguales.

¿Cómo fue capaz de besarlo estando conmigo? Esto no tiene por qué estar pasando y me siento como un imbécil. Yo también tengo secretos que no son nada comparado con esos dos jodidos besos, pero me cabrean de una manera que no medí mi forma de tratarla.

–Hermano ¿Qué diablos sucedió? –volteo a mirar a Nial y niego con la cabeza. Llevo diez minutos sentado aquí, pensado y pensando. Y no he tenido el valor de ir a pedirle disculpas. Joder, que no llevamos ni dos días aquí.

–Lo besó, eso paso –le doy la espalda nuevamente y miro el hermoso mar que tengo en frente.

–¿A quién besó? ¿Por qué no me dijiste que conocían a los chicos? –se sienta a mi lado y sigo sin mirarlo cuando respondo.

–A Nathaniel, lo besó estando conmigo.

–Pero ¿Cómo?

–¿Te tengo que explicar cómo carajos se da un maldito beso? –gruño y lo fulmino con la mirada. El levanta las manos a modo de defensa y niega–. Excelente porque tampoco lo iba a hacer.

–¿Por eso le gritaste?

–Todo se me salió de las manos, me enfadé y no medí mis palabras, le dije perra y que me había engañado... le grité, joder. Y yo le miento y ayudo a Emmy a sus espaldas. Soy un hipócrita.

–¿Y ellos cómo se conocen?

–Me contó que fue algo así como en un campamento, cosas de niños –me paso ambas manos por la cara–. Se gustaban y demás mierdas. Ella se olvidó de él, pero él no. Y luego de años se consiguieron el día de la fiesta de graduación en casa de Mack, ellos venían como parte del catering y pues se reconocieron. Ese día también lo conocí yo y pues el idiota siguió insistiéndole en mi cara para que hablaran y no sé qué. Ella acepto y resulta que ese día se besaron y luego de eso ella no me dijo nada y ellos le pidieron que los ayudara con un servicio porque la agencia ya estaba de vacaciones y ella les ayudó, ese día se besaron por segunda vez. Y viene y me lo dice hasta hoy, casi un mes después –lo miro–. Y lo peor es que no me lo dijo porque quisiera sino porque se le salió sin querer.

–Joder... –ruedo los ojos y nos quedamos en silencio unos minutos.

–La traté fatal y lloró, no me gusta verla llorar y mucho menos sabiendo que es mi culpa, soy un imbécil –murmuro.

–Ve y habla con ella –lo volteo a mirar y frunzo el ceño–. Dentro de poco es su cumpleaños y todo va a estar muy tenso hasta que no hablen.

–Lo sé...

–¿Quieres terminar con ella? –abro los ojos como platos.

–¡No, joder! –bufo–. No voy a terminar con ella por eso, solo estoy un tanto... decepcionado, es todo.

–Bueno, entonces ve y habla con ella –se levanta y me da una palmada en la espalda–. Les dejamos comida en el microondas, ella no ha querido salir y sus amigas le dieron tiempo. Ve y habla con ella, porque no les di la habitación principal de adorno.

Me guiña un ojo y se va.

******

–No le vuelvas a gritar a Charlotte –oigo a mis espaldas y ni siquiera volteo para ver a ese pedazo de excremento–. ¿Oíste?

Sigo comiendo y lo ignoro nuevamente. Han pasado dos horas y hasta hace un momento me decidí por entrar, por más que la noche se vea hermosa no podía darme el tupo de coger una neumonía. No he visto a Charlotte y Matt, Louis y sus chicas salieron por ahí junto a Nial, dejando solo a los gemelos, Charlotte y yo. Hubiera preferido que se largaran todos.

Simplemente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora