Capítulo| 60

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Jacob

Antes de ir al restaurant...

–¿Y qué harás? –me pregunta Nial una vez me siento.

–No lo sé, pero todo fue una bazofia. Se inventó todo un cuento de amor y soledad para nada –protesto y me froto la cara con frustración–. La vi con sus padres aquí, los dos estaban perfectamente bien y todos se veían felices.

–¿Le mandaste la firma? –pregunta igual de inquieto.

–Claro que se la mandé, ella me dijo que se la diera a una señora que envió aquí para buscarla –gruño–. Pero cuando salí a buscar el regalo de Charlotte, los vi.

–Joder, hermano. Sabes que no me gusta decirlo, pero te lo dije –me coloco de pie enojado y lo miro.

–Ya sé que me lo dijiste, pero quise confiar en ella, quise ayudarla y ahora me encuentro con eso –camino dando vueltas por la sala.

–No sé cómo ayudarte, tu solito te metiste en esto y le mentiste a Charlie –lo fulmino con la mirada–. Si me necesitas solo llámame. Sabes que te ayudaré.

Se levanta y se va con los chicos afuera. Aún estamos esperando a que Charlotte se levante. Su padre llegó de sorpresa y ¡boom! Tuvimos que mentirle diciéndole que le dolía el estómago, solo espero que no tenga tanta resaca.

Me lanzo contra el mueble y coloco la cabeza en el reposabrazos mientras sigo reviviendo el momento en qué vi a Emmy con sus padres.

Flashback

No sabía que darle de regalo a mi chica, así que al segundo día de estar aquí salí solo y decidí buscar algo que le gustara. Llegué a una tienda de joyas y pensé en regalarle unos aretes, hasta que leí el letrero que decía: SE CONFECCIONAN RELICARIOS PERSONALISADOS CON ENTREGA RÁPIDA. Eso hizo que la linterna de mi cabeza se encendiera.

Pregunté por eso y me dijeron que podía colocar una fotografía dentro de este. No lo pensé y le di la que nos tomamos el día en que la invité a cenar, en la que salimos dándonos un beso, le dije en qué forma lo quería, el color y las palabras que iban a ir dentro de éste. El señor me dijo que fuera el día siguiente a retirarlo y le pedí que fueran dos. Yo también quería tener uno.

Salí de ahí más feliz que nunca, sabía que mi regalo iba a gustarle. Cuando iba llegando a casa me distraje mirando en un almacén y fue cuando los vi. Rebecca y Thomas iban agarrados de la mano y Emmy a su lado, los tres charlando y riendo felices; más sanos que nunca.

Por un momento me quedé en blanco, no sabía qué hacer, así que cuando vi que Emmy entraba sola en una tienda, no lo dude y la seguí.

Se quedó sorprendida al verme, pero luego cambio toda su sorpresa por una sonrisa de satisfacción, me quedé impresionado al verla y saber que me mintió con toda la intención y descaro del mundo, le exigí que me devolviera la firma de Charlotte, pero se negó en banda, me dijo que ahora que la tenía no la iba a desaprovechar.

Y me agradeció porque se la di unos días antes de que Charlotte cumpliera años, y es que por más que le dije que aquí la mayoría de edad es a los 21 siguió insistiendo, ya luego logré que me dijera el porqué del afán y es que resulta que la mamá biológica de mi novia, dejó dicho con su abogado –que resulta es el investigador Carter, para mí sorpresa-, que ella podría hacer uso de ese dinero a partir de sus 18 años.

Le seguí insistiendo para que me devolviera, creí que me la daría y sin embargo se negó.

Le dije que le contaría al padre de Charlotte todo lo que estaba sucediendo, él podría hacer algo. Así que Emmy me dijo que me devolvería la firma si salía con ella. Acepté de una vez y le pregunté cuándo, pero sólo me dijo que ella me llamaba.

Simplemente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora