–Entonces, ¿Qué dices? –me pregunta Nial luego de contarme su idea.
–No me parece tan mal, tendría que hablarlo con los chicos –digo.
–Bueno, me tengo que ir a trabajar, pero ya luego me avisas, sólo queda una semana libre de alquiler. Las otras ya están apartadas.
Asiento y el choca su puño conmigo para luego irse.
Cuando llegué a casa el muy idiota se estaba preparando algo porque tenía hambre, pero no me molesta. Es mi mejor amigo después de todo. Pienso en su propuesta.
La compañía de decoraciones para la que está trabajando recientemente tiene una casa de verano en Brighton, la cual alquilan por semana. Nial me ha dicho que tiene muchas ganas de ir a la playa, pero necesita mínimo 5 personas para poder realizar el alquiler; me ofreció hablarlo con mis amigos y ver si nos tomamos una semana y vamos con él. Es una grandiosa idea, Brighton solo queda a una hora en tren de Londres, podríamos pagarlo entre todos y pasarla bien, aparte, esa semana es el cumpleaños de mi chica. Y ya que salimos de clase, sería bueno tomarnos un tiempo juntos antes de empezar a prepararnos para la Uni.
En ese momento oigo una notificación en mi móvil que avisa que llego un WhatsApp.
Emmy.
– ¿Ya pesaste qué harás?
–Lo siento, aún no he pensado en eso.
–Es sólo una firma, de cualquiera de los Hudson; así papá podrá utilizar el seguro de ellos y sanarse más rápido.
No le respondo; el papá de Emmy está muy enfermo; pero el dinero de ella no le alcanza para pagar una clínica especial –aunque creo que le sigue sacando dinero a la cuenta de la madre de Charlotte-, en dónde su papá se sienta cómodo. Le pregunte por qué no le pide dinero a su madre, sólo me dijo que no la querían preocupar y le habían dicho que Tomás está de vacaciones.
En fin, en menos de una semana necesito una firma de alguno de los Hudson. Su mamá no puede ser, ni siquiera hablo con ella; el señor Hudson casi nunca está en su casa, y dudo mucho que me dé su firma así por así. La única que me queda es Charlotte, odio tener que hacerle esto, pero si fuera su familia ella lo entendería. O eso quiero creer.
Suelto un bufido al aire; vaya mierda. Sólo espero que Charlotte no se enoje conmigo cuando se lo cuente. Porque sí, se lo voy a contar; no ahora, pero lo haré. Luego de buscar la manera para obtener su firma y así ayudar a que el papá de Emmy se mejore, se lo contaré.
El móvil vibra nuevamente en mis manos, pero esta vez es una llamada sin mirar de quién se trata, respondo.
–¿Qué? –en estos momentos estoy más interesado en cómo haré para obtener la firma, que hablar con alguien.
–Alguien está de mal genio –canturrea la voz de mi chica al otro lado, cierro los ojos con presión–. Y eso que soy yo la que se acaba de levantar.
–Lo siento, preciosa; estaba algo atareado –suspiro.
–¿Me quieres contar? –pienso un momento. No entiendo por qué Emmy me dijo que ninguno de ellos podía saber sobre la firma, pero estoy seguro de que si Charlotte supiera los motivos no se negaría.
–Es por lo de Emmy –suelto y escucho un suspiro–. Es sólo que no sé cómo hacer para poder ayudarla con lo que quiere. Es muy importante.
–¿Ella o el favor? –su pregunta me hace fruncir el ceño.
–Creo que ambos –oigo ahora un bufido y pienso en lo que dije–. Nena...
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Simplemente tú
Teen Fiction~Y cuando mejor te va, es cuando más cuidado debes tener~ La vida da más vueltas de las que esperábamos, si no preguntenle a Charlotte, una chica la cual a crecido creyendo que las personas a las que ama nunca le mienten. Pero lo que ella no sabe es...