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ANDRÉ

- Muy bien necesito que se encarguen de eso- ellos ya saben que les pasa cuando me enojo.

- Si mi señor-contestan todos en coro acto seguido salieron de mi oficina.

Me recuesto en mi silla giratoria viendo el gran ventanal de cristal que tengo en mi oficina, dándome una maravillosa vista de la ciudad Montreal de Canadá -bueno, un cierto lujo que me pude dar gracias al dinero- pude comprarme mi propio edificio para poder camuflar un poco lo que hago.

Ya que estoy en un nuevo país, aunque eso no me hubiera importado antes, pero ahora que  Dacota está embarazada de mis copias y tenemos a Noah necesito protegerla más, en otros países soy muy conocido por ser un gran mafioso -aquí no, o eso creo yo- Mi segunda escapada de la cárcel fue una gran noticia y con eso creo que se dieron cuenta que no podrán atraparme nunca.

Pero el ruido de la puerta y la voz chillona de mi secretaria hace que me desconcentre de mi hermosa vista.

- Señor Black los socios están en la sala de juntas esperándolo- ¿Habla con una voz que deduzco que parece sexy? No lo sé y ni me interesa.

Suelto una maldición al ver su blusa, - ¡joder! - hablo en mi mente tocando el puente de mi nariz intentando controlarme.

- Señorita Smart por milésima vez en la mañana puede abrocharse la maldita blusa- hablo tratando de no perder el control y darle un tiro entre ceja y ceja.

- Que atento es señor Black- responde mordiéndose los labios haciendo que eso me produzca arcadas.

- Maldita sea, si siempre que entra a mi oficina es lo mismo con eso, siempre tengo que andar diciéndole que se abroche la maldita blusa- Exploto haciendo que esta retroceda un paso algo asustada- Juro que, si vuelve a entrar por esa puerta y trae la estúpida blusa desabrochada, te correré a patadas de mi oficina al igual de mi edificio haciendo que ninguna otra empresa te contrate- Escupo con una sonrisa de lado-Ahora largo y prepara los papeles para la junta, ahhh y antes acomódate la ropa no quiero que mis socios piensen qué te rescate de un prostíbulo o ¿quieres que te mande a comprar una toga de monja?.

Esta niega asustada por todo lo que acabo de decirle o más bien gritarle a la cara.

- No la escucho señorita Smart-

- Si... ssi señor Black entendí todo-

Acto seguido salió por la puerta a pasos torpes, froto mi rostro y suelto un suspiro cansado. Enserio quiero controlar mi carácter y no a la primera querer darles un tiro, pero la maldita gente no me colabora, las mujeres que trabajan para mi han intentado que tenga algo con ellas, pero les he tenido que dar una pequeña lección y con eso han aprendido.

Pero con esta maldita mujer enserio no sabe que es un puto No, siempre desabrochándose los primeros botones de su blusa para enseñar sus pechos rellenos de silicona. Me he contenido para no asesinarla o echarla ya que me quedaría sin secretaria y realmente atender yo mi propia agenda no es algo que quiero.

Pero tengo que buscar una nueva y deshacerme de esta, tendré que buscar una que sea mayor de edad tal vez así no se me trate de tirar encima.

Salgo de mi oficina para la sala de juntas, entro y veo a mis socios sentados. Saludo a todos así comenzando la maldita junta. Veo a mi secretaria repartir las carpetas y al fin tiene acomodada la ropa. Pongo atención cuando uno comienza hablar tratando de explicar los detalles de la subasta de autos que se hará este fin de semana.

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Suelto un suspiro cuando doy por terminada la junta, dos malditas horas hablando de esto ahhh. Todos abandonan la sala dejándome solo, me levanto buscando mi teléfono en el bolsillo de mi saco buscando alguna llamada perdida o mensaje por parte de Erick, pero no hay nada.

Salgo de la sala dirigiéndome hacia mi oficina, aprieto mis puños al ver la escena que tengo enfrente apresuro mis pasos para llegar y les juro que voy botando humo hasta por donde no debería, al escuchar lo que la maldita puta de mi secretaria le dice a mi esposa.

- El señor Black está en una junta y tardara mucho, debería de ir a su casa-habla intentando empujarla.

Pero esta es detenida por los guardias que la acompañan, sonrió porque la cuidan como se debe y sé que lo hacen porque es su trabajo y porque le han agarrado mucho cariño a ella, aunque eso no me agrade mucho.

- ¿Pero qué mierda le estas diciendo a mi esposa? - bramo enojado empujándola a un lado de mi mujer.

- ¿Amor, no estabas ocupado? - Me pregunta curiosa Dacota

- No amor para ti NUNCA estaré ocupado- hablo recalcando el nunca para que la estúpida de mi secretaria escuche.

La comenzó a guiar hacia adentro de mi oficina sin antes advertirle a la mujer que tengo como secretaria que ya valió, por intentar tocar a mi mujer embarazada y querer mentirle.

- Después me arreglo contigo- amenazo viendo como palidece.

Esposa Del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora