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Tomo asiento a su lado derecho, veo toda la comida que hay en la mesa sintiendo como se hace agua mi boca. Comienzo a devorar todo lo que puedo, André aún sigue hablando por teléfono y la verdad no le estoy poniendo atención me concentro más en comer.

- Erick te llevará a la cita con la doctora- dice terminando su llamada asiendo que pegue un brinco del susto.

- ¿No me acompañaras? - pregunto dejando aún lado lo que estaba comiendo.

- Tengo que arreglar algunos asuntos, nos veremos allá- dice como si no le importara.

- ¿Aun sigues enojado? - pregunto cautelosamente.

- Nos vemos después- dice levantándose sin más, saliendo del comedor.

Siento mis ojos arder, estoy reteniendo las lágrimas no quiero llorar, pero la actitud de André no me ayuda mucho que digamos. Ya no quiero llorar enfrente de él como lo solía hacer quiero demostrarle que ya no soy aquella niña que se la pasaba llorando todo el tiempo, pero siento que a veces no podré seguir con esto.

Suspiro levantándome de la silla, las muchachas entran para recoger todo, las ayudó hacerlo recibiendo una sonrisa de su parte como agradecimiento. Se que soy esposa de André es algo que ellas también tienen muy presente, pero solo por eso no quiere decir que no tenga que hacer nada. Mientras aún pueda ayudar en algo lo haré eso sí, sin poner en riesgo a mis bebés.

Salgo al jardín, respiro el aire puro que nos da este. Sonrió sintiendo a mis bebés moverse en todo mi vientre siento que ya les queda poco espacio para poder movilizarse, y eso hace que me duela un poco cuando lo hacen o patean.

- Mi señora- me habla mi Nani haciendo que salga de mi trance.

Extiendo mis brazos para recibir a mi bebé, Nani me ha dicho que ya no lo cargue más para no lastimar mi vientre, pero aún no es necesario eso.

Lo acomodó bien en mis brazos, me gusta darle un pequeño paseo por todo el jardín viendo como él mira haciendo balbuceos o agitando sus bracitos y piernitas. Aprovecho cada momento con el siento que está creciendo rápido y eso es algo que me pone triste pero también feliz porque somos nosotros los que estaremos ahí para él en cada momento y paso que dé.

Y también porque los bebés nacerán pronto y tendré que ponerles más atención a ellos, pero eso no quiere decir que lo abandone completamente eso nunca sucederá, aunque él tenga 30 años y yo siga viva siempre estaré para él, al igual que lo estaré para mis otros bebés y todos los que Dios quiera darme.

Siento como me tocan el hombro asustándome, joder hoy es el día que todos me tienen que asustar.

- Lo siento hija no quería asustarte- se disculpa rápidamente Erick. 

- Oh no está bien, estaba entretenida con este bebé hermoso- sonrió viendo a Noah - Saluda al abuelo Erick- digo dándoselo a sus brazos.

- Es Hora de irnos- me informa después de un rato de haber hablado con su voz infantil que usa siempre con Noah.

- ¿Y André? - pregunto esperanzada de que me esté esperando ya en la clínica.

- Aún no ha terminado, lo siento mi niña- me consuela dándome un beso en la frente.

- Esta bien- susurro intentando darle una sonrisa.

Caminamos hacia el frente de la casa donde nos esperan ya las camionetas listas, Nani me espera con la pañalera lista de Noah. Le sonrió en forma de agradecimiento y nos montamos a una de estas.

Acomodo a Noah en su asiento una vez listo me abrocho mi cinturón. Las camionetas se ponen en marcha dejando atrás nuestra casa.

Empuñó mis manos, André está enojado conmigo no con nuestros hijos no debería de agarrar esa actitud y su enojo con ellos también, solo es conmigo. Siento a la vez que sus terapias no están funcionando o algo, pero sé que también esto lleva tiempo.

- ¿Erick tú has ido con André a sus terapias verdad? - pregunto asiendo que este me volteé a ver.

Se me queda viendo fijamente como debatiéndose en si decirme o no. Suspira y vuelve a su lugar.

- Claro que si mi niña yo he ido con él- contesta al fin después de un rato de silencio.

- Eso me deja más tranquila, no ha querido que vaya con él- digo jugando con mis dedos.

- No te preocupes todo está bien- me tranquiliza con una sonrisa a través del espejo.

Eso me deja más tranquila -o eso creo-.

Esposa Del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora