—¿Pero qué mierda estás diciendo Dacota?
— La verdad, encontraste a alguien más, una mujer que, si sepa satisfacerte en la cama, alguien con más experiencia no a una niña como yo — grita con furia y veo ya las lagrima que bajan por sus mejillas.
—No, nena no es así déjame explicarte... — trato de hablar, pero no me deja.
— Ahora que, ¿qué quieres explicarme? Quieres explicarme de cómo me darás el divorcio, como nos abandonaras.
— Mierda Dacota claro que no, escúchame, no he conseguido a nadie más, contigo tengo suficiente y de sobra. Tú eres la única mujer que me satisface en la cama, y me encanta que seas alguien que tengo que enseñarle cosas porque así yo siempre seré el primero para ti en todo — digo tomando su cara en mis manos. —Entiende muy bien esto, tú y nuestros bebés lo son todo para mí, sin ustedes yo no sería nada, aunque tenga una puta mafia en mis manos simplemente yo sin ustedes estaría perdido, así que saca esa idea equivocada de tu cabeza de que tengo a otra mujer — beso sus labios.—Pasamos mucha mierda para estar juntos, aguantamos tanto para poder estar juntos en especial tú, créeme no la cagaria haciendo algo como eso nena, antes muerto — vuelvo a besar sus labios que se rehúsa un poco, pero al final cede.
— Promé... prométeme que si alguna vez tú te enamoras de alguien más me lo dirás a la cara André — solloza separando nuestros labios.
— Sabes que eso no pasará ¿verdad? — sonrió besando sus mejillas mojadas por sus lágrimas.
— Solo prométemelo — demanda tomando un lado de mi mejilla con una de sus manos.
— Si eso te hace sentir más tranquila, lo prometo.
Envuelve sus brazos alrededor de mi cintura, yo también lo hago con ella agachándome un poco su vientre está pegado a mí también y siento a mis bebés moverse.
—Me amas verdad — pregunto de repente.
— Claro que te amo André.
— Estas conmigo porque me amas verdad — siento que esta es mi oportunidad de preguntar para ya no seguir atormentándome más. — Te preguntaré algo y quiero que seas lo más honesta posible con tu respuesta, puedes hacer eso — me separó un poco de ella para verla a la cara.
Enciendo las luces de las mesitas de noche para poder estar más iluminados. Asiente a mi pregunta limpiando su cara.
— El día que te propuse matrimonio en el restaurante, tu aceptaste porque ya me amabas o.… porque me tenías miedo — digo viendo cómo su cara pierde un poco de más color.
Y es aquí donde ya se la respuesta.
— ¿Por… por qué me preguntas eso? — tartamudea y mueve sus manos con nerviosismo.
— Solo responde.
—André...
— Por favor Dacota solo responde mi pregunta.
— Una parte de mi lo hizo por miedo, pero.... — se queda callada viendo a la nada como si estuviera recordando ese día.
—Pero ¿qué? — pregunto serio.
— Yo pensé en ese momento que al casarme contigo me ganaría tu confianza y al hacerlo yo... bueno yo escaparía de ti — susurra lo último.
Fue una mala idea preguntar.
— Pero eso fue antes, no significa nada ahora porque te amo — se levanta de la cama he intenta acercarse a mí, pero ahora yo soy el que me alejo.
Se que no tiene la culpa por yo quería saber su respuesta, quería escucharlo de sus labios.
— Mierda. — maldigo comenzando a dar vueltas como loco en la habitación, maldigo una y mil veces tratando de controlar el enojo que quiere salir de mí. — ¿Aún quieres hacerlo? — pregunto deteniéndome enfrente de ella.
— ¿Que? Como puedes preguntar eso, estamos casados tenemos a tres bebés, y si lo hubiera querido hacer lo hubiera hecho las cuatro veces que tuve oportunidad y te recuerdo que dos de esas tú mismo me diste mi libertad — y tiene toda la maldita razón.
—Lo siento soy un estúpido — la abrazo enterando mi cara en su cuello.
—Lo sé.
—¡Hey!—me hago el ofendido, y soy un maldito afortunado al tenerla, beso su sonrisa que la hace ver más hermosa. —Te amo Dacota no sabes lo afortunado que soy al tenerte.
— Yo también soy afortunada al tenerte, soy afortunada al tener a un mafioso como esposo que tiene mucho dinero para consentirme — sonrie pasando sus brazos alrededor de mi cuello. — Pero lo más importante, que me ama y que hace todo lo posible para verme feliz. — dios no sé qué mierda he hecho para merecerme a esta mujer, pero te agradezco que la hayas mandado para mí.
— Y yo un maldito afortunado al tener a una pelirroja que me vuelve loco, que se quedó conmigo a pesar de toda mi mierda y que por ella estoy dispuesto a ir al mismo infierno solo por verla feliz.
— Si porque el diablo eres tú y eres mío.
— Solo tuyo nena, así como tú eres solo mía.

ESTÁS LEYENDO
Esposa Del Mafioso
RomanceDefinitivamente ahora si era una relación donde todo es amor, o eso creían. Créditos a la portada: Sofía Turano (Wattpad: @sofıiturano)