60

13.9K 806 365
                                        

—Necesito acabar contigo de una vez, como verás mi esposa me está esperando—limpio el sudor que escurre por mi frente.

Dalton y Matías lo sueltan, y parece que se desmayó o algo, pero sigue respirando.

—Súbanlo a la camioneta —demando viendo cómo me obedecen. 

Veo en una esquina dos palas, perfecto. Camino hacia afuera de la bodega.

—Síganme — les digo subiendo a mi todo terreno.

Salimos de ese lugar para ir en donde lo dejaré hospedado de por vida, que agradezca que no lo deje en un basurero. No tardamos mucho en llegar al lugar que vi de camino cuando venía hacía la bodega, me estacionó enfrente de la puerta de rejas para bajar de esta.

—André que mierda hacemos en un cementerio — pregunta Matías viendo el lugar.

—Venimos a tomar el té — gruño pasando por su lado para ir a la camioneta.

Abro la cabina de esta y veo que ya recupero la consciencia.

—¿Donde... estamos? —pregunta confundido y me sorprende que pueda hablar.

—En tu nuevo hogar — le sonrió colocando un pedazo de cinta en su boca.

Matías y Dalton me ayudan a bajarlo, y entre los tres lo llevamos hacia adentro del cementerio, caminamos como cinco minutos buscando un lugar, hasta que veo donde lo dejaremos, lo dejamos caer sin ninguna consideración, Dalton deja caer las palas que traía también.

—¿Y ahora? — me pregunta viendo alrededor.

—  A escarbar — agarro una de las palas.

Dalton agarra la otra pala y los dos comenzamos a escarbar, Matías intenta que el imbécil se esté quieto ya que se remueve bruscamente intentando ¿liberarse? No sé.

— Me sorprende que pueda moverse de esta manera— sisea Matías sosteniéndolo.

Dalton comienza a parlotear de que después de esto nos vayamos de vacaciones y no sé qué más, la verdad no estoy poniéndole atención ya que necesito terminar esto ya, Dacota está esperándome, aunque creo que no literalmente, pero necesito ir con ella.

—Ya se, mejor vamos a Colombia— grita irritándome, solo ruedo los ojos ya que me está ayudando en esto, aunque yo no se lo haya pedido.

—Mierda Dalton cállate — susurra algo fuerte Matías viendo para todos lados.

— Si, Dalton cállate, despertaremos a los muertos — sonrío de lado deteniéndome un momento.

—No eres para nada chistoso— dice Matías sentándose encima de Tomás, quien solo se escucha como balbucea cosas.

Suspiro al fin viendo que ya tenemos un hoyo lo suficientemente profundo, salimos de este, estoy completamente sucio y sudado algo que no me va a detener. Volteo a ver a Tomas quien está aparentemente tranquilo creo que ya acepto la situación.

Lo tomo del pelo y lo arrastro hasta tenerlo en la orilla del hoyo.

— Te di una oportunidad para que te largaras de este país, pero fuiste tan imbécil que no aprovechaste la oportunidad, más bien te aliaste con alguien que no debías y desafiaste mi persona — lo empujo asiendo un sonido sordo cuando cae—. Esto les pasa a las personas que tocan a mi familia— agarro la pala y comenzando a echarle tierra.

Esta vez es Matías quien me ayuda, lo veo una última vez sus ojos demuestras miedo y arrepentimiento algo que no me sirve ahora, sonrío al ver como lo cubre la tierra, esta vez fue más fácil solo echar la tierra.

Comienzo a reírme al ver prácticamente la tumba donde lo enterré ¡vivo! Carajo me siento tan bien ahora que me lo quite del camino, soy realmente una puto demente.

— Es hora de irnos — habla Matías recogiendo las palas.

Asiento dándome vuelta sin mirar atrás, sin ningún remordimiento o pizca de culpa. Mi trabajo aquí ha terminado.

**

Bajo del auto sin siquiera apagarlo, camino rápidamente hacia adentro de la casa, veo a todos nerviosos al verme entrar, las empleadas andan apresuradas subiendo cosas, pero que mierda está pasando.

Estoy a punto de subir las escaleras cuando Erick me detiene. 

—¿Dónde carajos estabas Andre?— me riñe viéndome mal.

—Sacando una piedra de mi camino— intento retomar mi camino, pero sigue hablando.

—Muy bien André, mientras tu estabas quitando esa piedra en tu camino ¡Dacota comenzó en labor de parto! — me grita, de un movimiento muy rápido me agarrándome de la camisa.

—¿Que? — susurro en shock.

—Cuando te largaste mi pobre niña comenzó con las contracciones — me suelta bruscamente asiendo que me tambalee ya que sigo en shock.

Siento como palmea mi rostro para que salga de mi estupidez, subo corriendo las escaleras sintiendo como mi corazón está palpitando aceleradamente. Veo la puerta de nuestro dormitorio y siento que nunca llego a ella, una vez estoy enfrente de esta me detengo por un segundo, mis copias al fin los tendré en mis brazos, sonrío sin poder creérmelo, abro de golpe y mi sonrisa se borra.

—Dacota — susurro viendo su rostro con lágrimas, está en inclinada en nuestra cama sosteniendo su vientre.

Esposa Del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora