36

13.9K 734 163
                                    

Salgo de la camioneta, estamos enfrente de mi edificio, no tengo tiempo para esperar a estacionarnos en el estacionamiento subterráneo de este.

- Cualquier mínima cosa que pase en mi casa o mi mujer tienen que comunicármelo- advierto a los guardias que se regresarán junto a los demás que custodian mi casa.

Antes le tenía el triple de protección a Dacota ahora eso lo duplique ya que no quiero sorpresas.

- Si mi señor - responden.

Entro al edificio seguido de mis hombres que siempre están conmigo, subimos al elevador marcando el último piso donde se encuentra mi oficina. Todos aquí me saludan con respeto y lo hago igual, unos me ven sorprendidos al ver que les devuelvo el saludo, por favor no soy tan mal educado.

El ruido del ascensor nos hace saber que llegamos a mi piso, pero de solo ver a la persona parada al lado de mi oficina hace que todo se vaya a la mierda.

- Señor Black es un gusto tenerlo de vuelta - sonríe intentando acercarse a mí a lo que uno de mis hombres la detiene.

- Hasta ahí señorita - dice sosteniéndola del brazo.

- Pero necesito hablar contigo, te estuve llamando y no respondiste - su chillona voz hace que mis oídos sangren, pero lo más importante, ¿quién mierda le dio el permiso de tutearme?

- Mira maldita estúpida - en un rápido movimiento la tengo arrinconada a la pared con mi mano alrededor de su cuello.

- En primer lugar; tu maldita boca sucia no tiene el derecho de tutearme agradece que dejo que me dirijas la palabra y segundo; vuelves hacer esa estupidez de llamarme mientras estoy con mi familia haré que te arrepientas de haber nacido, ¿entiendes? - hago más presión en mi agarre viendo como su rostro comienza a perder color.

Esta solo asiente como puede con su cabeza.

- ¿Te estoy diciendo si entendiste? - estampó su cabeza a la pared a lo que gimotea de dolor.

- Ss.…si - susurra como puede intentando alejar mi mano de su cuello.

- ¿Si qué? - sonrío malicioso viendo su horrible cara.

- S.…si se...señor...Black - dice como puede.

Retiro mi mano y esta cae al suelo tosiendo intentando recuperar el aire. Estoy disfrutando viendo cómo me ve con miedo, pero la voz de mi hermana me interrumpe.

- André no tenemos tiempo para eso - me recrimina viéndome mal.

Ruedo los ojos ante su regaño, dejo a esa estúpida tirada para atender lo que realmente importa ahora, aunque quería divertirme un poco más.

Entro a mi oficina donde está Matías también esperándome.

- Mi señor- hace una reverencia al verme, a pesar de todo lo que hemos pasado juntos el me sigue guardando respeto.

- Hablen - digo una vez he tomado asiento en mi silla giratoria de cuero.

- Al punto, el señor quiere hablar con tu esposa, pero sabemos que eso no sucederá así que entonces exige hablar contigo - habla Matías con sus brazos cruzados.

¿Qué mierda quiere hablar con mi esposa?

- Sobre mi cadáver se acercará a Dacota - gruño molesto. - ¿Y cómo mierda es que no nos habíamos dado cuenta que era uno de mis socios? - pregunto ahora viendo a mi hermana quien tiene unas hojas en sus manos.

- Bueno porque es su hijo el que está a cargo de sus negocios - dice pasándome las hojas. - Es con él con el que estábamos haciendo tratos y no con el Señor Miller.

Veo la información y el muy infeliz está casado con dos hijos.

- ¿Hijo? Pero aquí dice que solo es hijo de su esposa- pregunto viendo la información en las hojas.

- Bueno porque así es, solo es hijo de su esposa así que es su hijastro, pero lo trata como su hijo como tal - ¿Es enserio? abandonó a mi Dacota para hacerse cargo de otro niño que nada que ver con él.

- Necesito que me consigas la información completa de sus dos hijos y esposa y de todos sus negocios- digo viendo a Matías quien asiente.

- El señor insiste en hablar contigo, ¿qué harás? - me pregunta Shilby tomando asiento delante de mí.

- Si eso es lo que quiere pues hablaremos - sonrío de lado.

- No puedes matarlo - me advierte viéndome fijamente.

- ¿Quién me lo prohíbe? - digo sin quitar mi sonrisa, porque eso es lo que exactamente haré.

Primero le quitaré todo lo que tiene, no es que me haga falta, pero quiero verlo hundido en la miseria, quiero verlo sufrir primero ya después me divertiré un poco torturándolo y el toque final, lo mataré.

¿Le diré a Dacota? Si, pero no ahora, claro que ese viejo no se acercara a ella ni a mis hijos, pero haré que le pida perdón de rodillas por todo el daño que le hizo al abandonarla, que le suplique por su perdón claro de una distancia prudente ni loco dejaré que le toque un solo pelo.

- ¿Que aras con sus hijos y esposa? - me pregunta Matías viéndome curioso por mi silencio, pero sabe que traigo algo en mente.

- Si no me joden en el camino les daré el privilegio de irse de este país.

- Que considerado eres hermanito - dice sarcástica mi hermana levantándose de su asiento saliendo de mi oficina.

- Lo sé - susurro malicioso.

Esposa Del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora