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—No, Dacota espera— intento levantarme, pero esta se vuelve a sentar rápidamente en mi regazo.

—Yo sé que tú también quieres — dice besando mis mejillas.

— Mierda claro que quiero — mi voz sale ronca y una clara excitación sobre sale ya de mis pantalones.

Pega sus labios a los míos, yo le correspondo tomando su nuca con mi mano para atraerla más a mí, sus pechos quedan pegados al mío. Mis manos van a su magnífico culo y no pierdo el tiempo en tocarlo como a mí me gusta. Siento sus manos desabrochar mi cinturón al igual que mis pantalones, jadeo al sentir sus suaves manos en mi erección.

—Dacota — gruño viendo como saca mi polla. — No, Dacota para—intentado quitarla de mi regazo sin lastimarla, pero esta se aferra a mí.

—Por favor, no nos pasara nada malo — hace el intento de convencerme.

Los dos gemimos cuando mi polla toca su entrada, se restriega en ella y eso hace que me excite más joder, siento sus flujos y sé que esta lista para recibirme, pero...

—André lo haremos lento si, todo estará bien — logra distraerme de mis pensamientos negativos.

A la mierda, busco sus labios y los devoró chupando y mordiéndolos siento su sonrisa porque logró lo que quería. Llevo las palmas de mis manos a sus pechos que piden mi atención y se los doy estrujándolos y pellizcando sus pezones que rápidamente se ponen duros.

Intento no pasar mis manos en su vientre ya que me arrepentiré de lo que estoy a punto de hacer. Dacota desabrocha mi camisa, pero no la quita. Araña mi pecho dejándolo rojo, siento que voy a estallar así que no pierdo más el tiempo, elevo sus caderas un poco para acomodar mi polla en su entrada. Hago que me vea a los ojos y comienzo a dejarla caer poco a poco en mi erección y su cara demuestra todo al tenerme completamente dentro de ella.

Sus caderas comienzas a balancearse y yo la sostengo para ayudarla un poco, mi mirada no quiere despegarse de su cara, sus gestos tan eróticos hacen que me quiera correr ya. Comienza a cabalgarme y sus pechos rebotan en mi cara, tomo uno en mi boca y lo succiono sacando ese líquido blanco. La habitación se llena de nuestros gemidos y el sonido de nuestros cuerpos.

— André— gime, beso y chupo su cuello.

Poso mis manos en sus nalgas y le doy unos azotes que hacen eco en la habitación, Dacota intenta intensificar el ritmo de las embestidas, pero la detengo.

—Creo que no quieres que te deje a mitad de tu orgasmo ¿verdad? —  veo como está niega frenéticamente ya que he parado sus movimientos. — Entonces no intentes ir más allá, porque no dudaré en dejar todo aquí Dacota — advierto, viendo cómo esta solo me ve frustrada.

Comienzo los movimientos otra vez, su cuerpo encima del mío moviéndose, ver mi polla desaparecer en su interior es lo mejor que puedo ver.

— André, André... —comienza a gimotear y sé que este punto de venirse.

Así que llevo mis dedos a su clítoris y comienzo a masajearlo, hecha su cabeza hacia atrás y en unos segundos se viene, deja caer su cuerpo encima de mí, su respiración entrecortada y su cuerpo sudoroso es signo de que hice bien mi trabajo.

— André... tu aún no te has corrido —levanta su cabeza para verme.

—No, pero tú ya lo hiciste y con eso me doy por satisfecho — beso sus labios.

Sí, no me corrí, pero sé que ella sí lo hizo y lo disfruto, no la llegué a lastimar y con eso estoy más que satisfecho porque pude cumplir con lo que quería sin lastimarla y es que al principio no quería, pero pude satisfacerla.

>>—Ahora ve a ponerte más hermosa para poder presumirte con Dalton— me levanto junto con ella.

La dejo en donde yo estaba sentada recojo su ropa, pero antes de poner sus bragas abro sus piernas para estar cien por ciento seguro que no la lastime, no hay rastro de sangre así que no lo hice.

—André ¿qué haces? — pregunta avergonzada intentando cerrarlas.

—Verificando que todo esté en orden — sonrío de lado colocando sus bragas y shorts una vez me aseguré que todo está bien.

—Estamos bien — sonríe cuando le coloco su blusa.

Beso su frente y ahora si también beso su vientre.

—Perdón por ignorarlos hace un momento, pero si no lo hacía no hubiera podido atender a mamá — hablo besando todo su vientre.

Dacota solo se sonroja, sonrío por ello.

—Iré a arreglarme — susurra aún sonrojada comenzando a caminar hacia la salida, aunque lo hace de una forma extraña.

Cumplí como el buen esposo que soy.

Esposa Del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora